Barcelona se acerca a los datos precrisis en volumen de turismo español y precios inmobiliarios

El comercio y la restauración apenas perciben la recuperación del consumo interno, pero compensan con el gasto del visitante

Patricia Castán / Barcelona

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Solo 11 años nos separan de las cumbres del desenfreno económico del 2006, pero para la memoria del bolsillo parece una fecha remota. Durante años parecía imposible que ni en Barcelona, que vivió con algo menos de virulencia la crisis por el auge del turismo internacional, fuese a recuperarse aquel nivel de dispendio, aquella alegría con el monedero, fuese para comprar pisos a precios disparatados, sufrir sablazos en los restaurantes de moda o renovar el armario por mero vicio de estrenar. Pero en el 2017 algunos sectores aún están lejos de su edad dorada (en ingresos), mientras que otros galopan con decisión o ya han alcanzado aquellos índices en la ciudad.

Empezando por la madre del cordero, el turismo, la crisis supuso un cambio de signo en la procedencia del viajero que llegaba a Barcelona. Cayó en picado el visitante del resto de España, compensado de sobras por el internacional, lo que hizo que el sector solo flojeara un par de años (2008 y 2009) y luego creciese a ritmo galopante, al margen de lo que sucedía en la península. Esos españoles que se quedaron en casa durante años han comenzado a volver, pese a que la ciudad es el destino más caro de España. En el 2006 sumaron 2,01 millones de personas (del total de 6,71 millones de turistas alojados en hoteles), representando un 30%. Tras tocar fondo en el 2013, los turistas de otras comunidades han ido regresando a la capital catalana y ya sumaron 1,9 millones el año pasado, que este año podrían quedar a la par respecto a la época de vacas gordas.

Sucede que los turistas foráneos han seguido sin pausa, por lo que el español representa ahora (y pese a su recuperación en cifras globales) solo un 21% del negocio.  Según datos de Turismo de Barcelona, el gasto de este viajero revela hasta qué punto su presupuesto es aún endeble. Así, si el dispendio general es de 406,6 euros por estancia (sin contar alojamiento y viaje), en el caso de los españoles es de 230,1. Donde más ahorra este viajero es en alojamiento, ya que la inversión extrahotelera (95 euros al día) se acerca al gasto general del turista (101,5 euros), pero aún está a 13 euros de distancia de lo que gastaba en el 2006.

Rentas que no remontan

Desde el sector comercial, que también toma el pulso a la economía local, los estudios mensuales que realiza por ejemplo Comertia (aglutina a empresas familiares con al menos tres puntos de venta, tres millones de facturación anuales y al menos 25 trabajadores en plantilla) constatan casi tres años consecutivos de pequeños incrementos mensuales de ventas (interanuales). Su presidente, Joan Carles Calbet, destaca que este indicador sea "positivo" tras años de retroceso, pero asume que pese a la mejora generalizada del consumo interno, "aún estamos muy lejos de los datos del 2006 y 2007 porque aquí las rentas apenas han mejorado". En este repunte, el turismo "ayuda" pero solo en los establecimientos de barrios céntricos, en el resto su impacto es muy menor, afirma.  

En la misma línea se pronuncian en el Gremi de Restauració de Barcelona, donde un reciente informe municipal destaca que el gasto del viajero en este sector, 2.400 millones, casi igual al potencial gasto de los barceloneses que comen fuera de casa. Su director general, Roger Pallarols, asegura que hay una "mejora del consumo" local, pero sigue "lejos de la situación y los márgenes precrisis". Sostiene que el tíquet medio a la carta todavía está de 12 a 15 euros por debajo de hace una década. Y aunque el turismo es vital para cientos de establecimientos, enfatiza que también "los viajeros gastan menos que antes", aunque la facturación mejora para muchos por el volumen de visitantes. Un contexto en que quienes tienen terraza son los que mejor resultado tienen, agrega.

Quienes no han acusado la recesión han sido los hoteleros, de la mano del auge de turistas internacionales -la ocupación creció el año pasado hasta el 80% pese al aumento de alojamientos-, que son los que más eligen hoteles para sus estancias. Manel Casals, su director, abunda en la idea de que las reservas hoteleras de españoles sufrieron una bajada "brutal" en Barcelona, pero hay síntomas de mejora en este ámbito, sin datos aún cerrados. 

Pisos como en el 2007

En el sector inmobiliario sí parece que la euforia de precios amenaza con reproducir el panorama preburbuja. Los datos del Incasol sobre alquileres del primer trimestre constatan un nuevo aumento que sitúa el alquiler medio de la ciudad en 845 euros, por encima de su récord de hace nueve años. Sin embargo, los precios que entonces encajaban en la Barcelona precrisis, se indigestan ahora en un panorama social marcado por el mileurismo. En cuanto a los grandes portales inmobiliarios, los precios de los anuncios de alquiler en Barcelona ya se han disparado por encima de la etapa de la burbuja en conjunto, con una media de 18,1 euros el metro cuadrado durante el primer trimestre del año, aunque algunos distritos lo acusan menos. Por otro lado, los inmuebles ofertados ya ha iniciado un lento descenso de precios en el último trimestre, según idealista.com. 

En compra-ventas, la ciudad parece ir directa a su época más cara, aunque este portal fija el precio medio del metro cuadrado actualmente en 4.253 euros, csi 500 por debajo del máximo de principios del 2007. Pero ojo, los dos distritos más céntricos, Ciutat Vella y Eixample, ya solo están a 43 y 67 euros de diferencia, respectivamente.