RESISTENCIA EN LA BORDETA

La construcción del edificio de madera más alto de España avanza a buen ritmo en BCN

La Borda es un proyecto habitacional inédito, tanto por sus materiales como por estar basado en la fórmula legal de la cesión de uso

Cristina Gamboa y Pol Massoni, arquitectos del colectivo LaCol, visitan las obras de La Borda

Cristina Gamboa y Pol Massoni, arquitectos del colectivo LaCol, visitan las obras de La Borda / periodico

LUIS BENAVIDES / BARCELONA

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El pasado mes de febrero, la cooperativa de viviendas La Borda colocó la ‘primera madera’, que no la primera piedra, en el número 83 de la calle de la Constitució, un solar integrado en el antiguo complejo textil Can Batlló. Se trataba de la inauguración oficial de la construcción de un edificio de madera de seis plantas, el más alto de España. Detrás de tan singular proyecto, que avanza a buen ritmo, se encuentra un grupo de vecinos del barrio de La Bordeta, en Sants-Montjuïc.

La Borda, impulsado por medio centenar de socios, es un proyecto habitacional inédito, tanto por sus materiales y características de sostenibilidad ambiental como por estar basado en la fórmula legal conocida como cesión de uso, muy común en países como Dinamarca. Esto último significa que la cooperativa La Borda es siempre la titular del edificio (el terreno pertenece al Ayuntamiento), pero cede de por vida el uso de los 28 pisos o unidades habitacionales a los socios de tres tamaños diferentes: 40, 60 y 70 metros cuadrados.

“Los tamaños de los pisos, así como otros aspectos del edificio, se decidieron en las reuniones previas a la construcción. El usuario final ha jugado un papel muy importante en el diseño”, subraya Pol Massoni, miembro de la cooperativa de arquitectos corresponsable de esta promoción, LaCol. “Después de diferentes talleres, se acordó que La Borda contaría con una gran cocina-comedor, espacios para invitados, un espacio para lavandería y un espacio polivalente”, enumera Massoni.

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La madera es el material predominante en las cinco plantas superiores. El gris del hormigón se concentra en los bajos. “Trabajar con madera permite levantar toda la estructura en apenas seis semanas, tiene un impacto medioambiental mucho menor y se gana en confort”, explica Massoni, quien asegura que este tipo de construcciones con madera maciza tienen tanta o más resistencia que otros materiales convencionales como el hormigón armado. “Aquí puede chocar, pero se han construido edificios de madera toda la vida, y en otros países es posible encontrar edificios mucho más altos”, añade el arquitecto de LaCol.

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La eficiencia energética del edificio se consigue gracias a la reducción de la demanda energética y al llamado diseño bioclimático, que incluye niveles de aislamiento por encima de la normativa, el máximo aprovechamiento solar, la ventilación cruzada y la cobertura del patio.

NI COMPRA NI ALQUILER

Al margen de la aportación inicial de 15.000 euros de cada socio, el 'alquiler' (por llamarlo de alguna manera) estará entre los 300 y los 500 euros mensuales. La idea es que otros proyectos habitacionales no requieran de esta aportación inicial, para hacerlo accesible a más gente y consolidar este tipo de modelo. “No queremos que este edificio sea una seta en el mercado inmobiliario. Queremos ser la primera promoción de una nueva manera de acceder a la vivienda”,  explica Elba Mansilla, una de las socias y futuras usuarias de La Borda. “Como pioneros nos estamos encontrando con muchos problemas burocráticos que hemos ido salvando, superando. Toda esa inversión de recursos e inteligencia seguro que servirá para allanar el camino a las futuras promociones”, confía la socia.

Para Mansilla, lo mejor de vivir en un edificio tan singular será permanecer en el vecindario. “Con proyectos de este tipo, los vecinos y vecinas podemos quedarnos en los barrios. En cierto modo, es una forma de resistencia”, afirma Mansilla, quien también destaca el lado intergeneracional de la promoción y la sostenibilidad a nivel humano de la covivienda. “Ahora que las familias cada vez son más pequeñas y se hace más complicado la crianza de los pequeños y el cuidado de los más mayores, este tipo de proyectos habitacionales permite mancomunar algunos servicios y recursos, ayudarnos y cooperar”, cuenta la futura usuaria. Si se cumplen los plazos previstos, ella y sus vecinos, entre los 0 y los 70 años, podría entrar a vivir en La Borda en julio del 2018.