La oposición señala a Colau como 'turismofóbica'

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TONI SUST / BARCELONA

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La comisión de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona se ha reunido este jueves de forma extraordinaria, y forzada por los grupos Demòcrata, de Ciutadans y del PP, para abordar lo que definen como 'turismofobia', con especial atención a los ataques recibidos por establecimientos hoteleros, que, según las opiniones vertidas, basculan entre el incidente nimio y la violencia alarmante. Ataques a establecimientos en PoblenouGràcia y Sants. La reunión nacía de otro desencuentro: la oposición, que presidía la sesión, suspendió en mayo una comisión de Economía por falta de quórum, tras conocer que el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, no asistiría por encontrarse en Madrid.

El debate ha sido corto, y los grupos contaban con apenas unos minutos para exponer sus posiciones. No ha habido apenas intercambio dialéctico -se diría que la mayoría de los oradores leían sus intervenciones- y el desenlace ha sido la aprobación de una proposición suscrita por los tres grupos citados con cuatro puntos: "condenar las agresiones, los actos vandálicos y el acoso contra los alojamientos turísticos de Barcelona durante el mes de mayo; "detener el discurso por parte del gobierno municipal de criminalización del sector turístico en Barcelona"; tomar medidas para mejorar el gobierno del turismo y para no dañar su promoción y protección, y hacer llegar el texto de la proposición a todos los establecimientos atacados, así como a los agentes sociales y económicos que pertenecen al Comité Ejecutivo del Turismo de Barcelona.

ALENTAR LA TURISMOFOBIA

Más allá de esta derrota del gobierno municipal, gracias al voto a favor de la proposición formulado por el grupo Demòcrata, Ciutadans, el PP y ERC, y el contrario de Barcelona en Comú, el PSC y la CUP, la sesión no ha aportado novedades ni grandes sorpresas.

Por el grupo Demòcrata, Sònia Recasens ha recordado que el turismo es ahora la segunda preocupación de los ciudadanos. "No sé hasta qué punto es responsabilidad de quien alentó la turismofobia en campaña", ha dicho en alusión a la candidatura de Ada Colau en el 2015. Recasens ha acusado al gobierno de culpar al turismo por sus efectos negativos y de centrar sus dardos en los hoteles, ignorando, ha proseguido, que los turistas benefician también, por ejemplo, al comercio y al sector del taxi, entre otros. "Esto nos volverá como un bumerán", ha advertido.

"No son hechos aislados. es una cadena de ataques coordinados por grupos organizados y, en cierto modo, están amparados por una ideología que señala al turismo sin matices como responsable de problemas graves: alquileres abusivos, degradar barrios, expulsar a la gente de la ciudad", ha denunciado Koldo Blanco, concejal de Ciutadans, que ha agregado que había encontrado estas expresiones en mensajes en las redes sociales de Pisarello, quien, presente pero sin turno de intervención, ha hecho cara de sorpresa.

CRISTALES ROTOS

Por el PP, Javier Mulleras ha echado mano del estilo Alberto Fernández Díaz: ha elegido una frase y la ha repetido machaconamente: "quien siembra turistofobia recoge cristales rotos". Y luego ha ampliado la idea: "Se empieza con los cristales rotos, se sigue quemando contenedores, y se acaba con atentados mucho más importantes".

La republicana Trini Cadevila ha anunciado el voto favorable a la proposición, aunque ha considerado que los ataques fueron menos graves de lo que dicen los grupos que han acordado el texto. También ha pedido "no dar cancha" a sus responsables.

Por Barcelona en Comú, el concejal de Turismo, Agustí Colom, ha negado todas las acusaciones y ha lamentado que ERC se alineara con los otros opositores. Y estos han lamentado que el PSC no se desmarcara del gobierno y le han ubicado junto a la CUP. "No hay nada que nos una", se ha defendido la socialista Montserrat Ballarín, a lo que la concejala anticapitalista María José Lecha ha contestado dándole la razón.

Tanto Ballarín como Colom han condenado los ataques, en tanto que Lecha ha afirmado que es el lobi hotelero el que ha forzado la comisión extraordinaria y ha llamado a la participación en la manifestación del sábado contra los efectos negativos del turismo, bajo el lema 'Barcelona no está en venta'.

Si los 'turistófobos' fueran hábiles, llevarían a los turistas a las comisiones municipales. No regresarían jamás a Barcelona.