LA MOVILIDAD EN BARCELONA

Transporte público: Socavón en la Diagonal

Un autobús de la línea 7, a su paso por paseo de Gràcia con Diagonal.

Un autobús de la línea 7, a su paso por paseo de Gràcia con Diagonal. / periodico

VÍCTOR VARGAS LLAMAS / BARCELONA

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Observando la nutrida rotonda de Francesc Macià, una de las más concurridas de Barcelona, nadie diría que allí se incrusta un 'finisterre', una suerte de abismo del usuario del transporte público metropolitano. Y así lo es para muchos de los viajeros del Trambaix, para quienes ese medio solo sirve para estudiantes de las facultades de la Diagonal, socios del Barça y empleados de propiedades de alto nivel del entorno, como conserjes o empleadas del hogar. Para los demás perfiles, un socavón comunicativo que pone buena parte de la Diagonal entre paréntesis, como también sienten muchos viajeros del Trambesòs. 

¿La crítica es justa u obedece a puro revanchismo de quienes habrían preferido ampliar la red de metro en el sur y el este metropolitanos? Nada mejor que comprobarlo sobre el terreno. Buscamos un asesor nada dudoso, la web de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), y consultamos las opciones que nos ofrece el propio operador para desplazarnos de Francesc Macià a Glòries, aceptando 2 transbordos y hasta 20 minutos a pie para tal fin.

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Internet escupe tres alternativas de desplazamiento más rápido, pero todas se resumen en una: la línea 7 de autobús, la que recorre el tramo entre Diagonal Mar y Zona Universitària (al consultar otros horarios también figura la línea 33, con idéntico tiempo estimado). Mensaje recibido: nos lo jugamos todo al 7. 

RELATIVIDAD

Desde la última parada del Trambaix hasta la más próxima del 7, a la altura de Calvet, 3 minutos a pie. Una vez allí, el led informativo nos avanza una espera de 6 minutos. Tiempo para comprobar entre los presentes un doble perfil dominante: jóvenes estudiantes, y personas entradas en años, seguramente jubilados. Será por las horas: el 7 aparece a las 12.38 horas, un minuto antes de lo previsto. Nos aguarda un autobús articulado, sin un solo asiento libre, el pasillo a media capacidad de usuarios y 12 paradas por delante.

El bus abandona la Diagonal a la altura de Balmes y se dirige a la Gran Via. En las primeras paradas sube más gente de la que baja y el vehículo comienza a atestarse. Mayoría de chavales y séniors. Más carros de bebé, tres, que turistas japoneses, un par que no paran de sonreír ni entre apretujones. Asiis explica que usa la línea unas 4 veces por semana y se muestra muy partidario de la interconexión del tranvía. "Hará la ciudad más accesible, más de todos, sobre todo para los que vienen de poblaciones de fuera", explica.

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Apenas cuatro paradas para llegar al destino y buena marca parcial: 18 minutos de trayecto en Gran Via con Llúria. Algún coche invade el carril bus de forma ilegal y reduce la media del 7, que en algún tramo roza los 25 kilómetros por hora, según el velocímetro. Se aprecia menos pasaje a medida que nos acercamos al Besòs. El vehículo toma una circunvalación y nos deja en un extremo de la plaza de las Glòries, casi a la altura del Disseny Hub de Barcelona, donde una foto del David Bowie de 'Aladdin Sane' domina la inmensidad de la plaza. Tiempo invertido: 26 minutos, pulverizando los 29 estimados en la web. Pero lejos, casi el doble, de lo que se espera del tranvía.