BARCELONEANDO

Aprende a enamorarte de la persona correcta

¿Te tropiezas siempre con la pareja equivocada? "Es subsanable", dicen aquí. El amor no es ciego, aseguran. Esta Escuela Neurocientífica del amor está dejando en paro a Cupido

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ANA SÁNCHEZ / BARCELONA

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Si les escuchara una princesa Disney, se iría corriendo a hacerse el harakiri con la varita de su hada madrina. “El amor romántico se puede aprender y desarrollar como una habilidad”, aseguran Miquel y Natalia sin caer fulminados en el acto por una descarga de flechas de Cupido. El amor no es ciego, dicen. “No, realmente no”, menean la cabeza renegando del currículum completo de Meg Ryan. ¿Que te sueles enamorar de la persona equivocada? “Eso es subsanable”, prometen. Ellos enseñan a amar en una escuela.

Miquel Iglesias y Natalia Urdingio tienen parejas 100% compatibles. “Claro”, responden con tono de obviedad. Son los directores de la Escuela Neurocientífica del amor. Es decir, que hablan de encontrar “el amor verdadero” como si estuvieran en ‘La princesa prometida’, pero sin echar mano de los básicos de los cuentos de hadas: ni príncipe azul, ni brujas, ni perdices, ni siquiera Carlos Sobera. “No es cuestión de azar, de que venga Cupido y te lance una flecha –insiste Natalia-. Depende de nosotros”.

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En esta escuela del amor aplican las neurociencias. “Sinapsis coach”, lo llaman. (Sinapsis = conexión entre dos neuronas). “Nos enamoramos por raíces biológicas”, delimitan la ecuación amorosa. “Ayudamos a identificar tu tipo de personalidad –explica Miquel- y a partir de ahí, el tipo de personalidad compatible contigo”. Enseñan dónde buscar y cómo.

"ENSEÑAMOS LA HABILIDAD DE AMAR"

Llevan un año haciendo “trainings”, así los llaman. “Es que enseñamos una habilidad: la habilidad de amar”, dice Miquel. Que tiemble ‘Salvame deluxe’: tienen a famosos en clase aprendiendo a ahorrarse desengaños. Sus alumnos son “profesionales liberales”, dice este 'coach' del amor. “La mayoría tienen mucho éxito en su vida. Te sorprendería el nivel. En este campo también quieren hacerlo bien”.

En marzo abrieron la escuela en Barcelona, Madrid y Valencia. Este año hasta publicarán un libro. Preparan nuevos seminarios para junio: dos días, 197 euros. “Nos gastamos muchísimo dinero en másters, móviles, hipotecas –apunta Natalia-, pero algo tan importante como es el amor lo hemos dejado en manos del destino”.

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No pasan ni 10 minutos del “hola” y Miquel y Natalia ya te empiezan a mirar con ademán de vidente. “Quizá tú vas por el estrógeno”, pronostica Miquel. No habla del futuro, sino de neurotransmisores y hormonas. “Según nuestro tipo de personalidad, que tiene que ver con nuestros neurotransmisores y hormonas -razona-, nos van a atraer ciertas personas u otras”. De hecho, lo primero que hacen sus alumnos es un “test sináptico” para descubrir a qué perfil pertenecen. Hay 12. “Resultan de las variaciones de los cuatro sistemas neuronales asociados con rasgos de la personalidad”, explica Miquel. Así que la versión neurocientífica del “¿estudias o trabajas?” sería: “¿Tú eres más de serotonina, dopamina, testosterona o estrógeno?”.

“Estrógeno –intuyen sin test-. Empatía, intuición, conexión emocional con las personas”, te retratan. “Tú necesitas testosterona”, indican con convicción de médico. Se refieren al amor de tu vida. ¿Necesito un macho alfa? “Sí, lo siento”, se ríen. “No, no significa que sea machista”, se ponen serios. “Es pragmático, le gusta compartir ideas…”, describen de corrido a tu media naranja. Hasta te dicen cómo reconocerla. “Quizá unos zapatos italianos. Y se pondrá en una esquina para controlarlo todo”, apunta Natalia. “Pero la duda te acompañará hasta el final”, concluye Miquel. “Es parte de tu personalidad”. Buscas de reojo dónde tienen la bola de cristal. 

SER UNO MISMO

“Tienes que ser tú mismo”, añaden. Lo repetirán varias veces. “Nuestra sociedad súper consumista vende que todos tengamos altos niveles de dopamina. Que tengamos energía 24 horas al día para estar consumiendo experiencias y comprando. Y esto solo se corresponde con un 25% de los perfiles”.

En cada sociedad, aseguran, “hay un 25% de cada sustancia”: serotonina (leales, detallistas, respetan las reglas), dopamina (creativos, impulsivos, buscan nuevas experiencias), testosterona (pragmáticos, decisivos, competitivos), estrógeno (empáticos, intuitivos, imaginativos). Incluso en un grupo de 200 personas a las que les hicieron hace poco el test salió un 25% de cada perfil. Los de más dopamina –explican- necesitan una pareja con dopamina. Los de más serotonina tienen que buscar serotonina. Y los de estrógeno y testosterona se complementan. Moraleja: “Hay una naranja entera esperándonos”.