CONFLICTO LABORAL EN TMB

Morriña de las cocheras llenas

Segunda jornada de huelga de metro. Línea 9

Segunda jornada de huelga de metro. Línea 9 / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Las asambleas de TMB eran de gritos, aplausos y abucheos. Las Cocheras de Sants se quedaban pequeñas para amasar tanta lucha obrera. En una mano, el convenio colectivo. En la otra, la huelga. Y vaya si la han usado. Un estira y afloja de toda la vida. La cosa, sin embargo (y la mayoría parece coincidir), ha cambiado mucho. No porque haya menos discusión con la empresa, sino porque se respira cierta pérdida de fuelle sindical.

Las asambleas de este lunes han sido muy poco concurridas. Basta con ver las urnas, con el voto de poco más del 10% de la plantilla. Marcos, nombre inventado para un trabajador con más de 30 años en la compañía, se acuerda de finales de los 70, cuando el metro fue militarizado. Ronald Reagan haría algo similar en 1981 con una huelga salvaje de controladores aéreos, lo que en el 2010 también llevó a cabo el Gobierno de Rodríguez Zapatero en España. O las movilizaciones de los años 93-95, cuando se acumularon hasta 50 días de huelga. A Marcos le brillan los ojos cuando las recuerda. Dice que ahora "las cosas se han hecho mal", que la empresa "ha sabido jugar muy bien al desgaste". Que "con tantos sindicatos es difícil ponerse de acuerdo y tener una sola voz ante la dirección".

FALTA UNA ESTRATEGIA

Durante la asamblea se suceden las intervenciones que reclaman al comité de empresa una estrategia clara, un camino definido en esta larga negociación del convenio colectivo que acumula 68 reuniones desde diciembre del 2015. En la asamblea de las seis de la tarde, una trabajadora comparte su morriña: "Echo de menos ver esta sala llena. Esto da pena y desanima un montón. Necesitamos que la gente venga otra vez".

El comité culpa al director de metro, Marc Grau, de la situación, de haber dividido a los trabajadores por la vía de la "negociación eterna que no avanza para desesperar a la plantilla". "Lo que quieren es que nos rompamos y que nos comamos el peor convenio colectivo de la historia", se ha quejado otro trabajador con varias décadas en TMB.

LA 'CRIPTONITA' DE LAS URNAS

Para muchos, las urnas han sido pura 'criptonita' en la batalla sindical. Se levanta un hombre de unos 45 años: "Estamos en la peor situación desde 1995. La empresa lo incumple todo y no hacemos nada. La empresa avanza sin presión y no nos molestamos ni en llenar la sala. Hay que terminar con las putas urnas y volver a la mano alzada". "Boicot a las malditas urnas", le apoyan desde el fondo. Son muchos los que han venido pero se han negado a votar a través de un sistema que ellos mismos aprobaron el pasado noviembre en otra asamblea.

Uno de los jóvenes pide más unión, animar a la gente a recuperar la lucha de toda la vida. En un pequeño corrillo, un grupo hace notar que lo que falta es un líder. Un William Wallace que consiga que la dirección clave la rodilla en el suelo. Y que logre que la ciudadanía entienda por qué, a partir del 24 de abril, los lunes se quedarán sin metro.