La gran reforma del mercado de la Abacería genera división vecinal

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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"Es un equipamiento con deficiencias estructurales, instalaciones precarias y anticuadas, además de insuficientes". Con semejante diagnóstico sobre el centenario mercado de la Abaceria, en el corazón de Gràcia, Abaceriael Ayuntamiento de Barcelona, de la mano de los comerciantes, no ha dudado en recurrir a su habitual receta de reforma integral y espectacular de un mercado municipal envejecido. Una fórmula que persigue la supervivencia de estos referentes de la compra de proximidad, tan característicos de Barcelona, pero que en este barrio ha dividido las opiniones. Muchos comerciantes, vecinos y clientes defienden la intervención, mientras algunos colectivos han convocado una insólita marcha (nada habitual en este tipo de intervenciones) el próximo sábado 1 de abril contra lo que creen una "faraónica" obra el próximo sábado 1 de abril.

El modelo de rescate y transformación de los viejos mercados de Barcelona ha resucitado ejemplos tan vistosos como el Santa Caterina, Sants o el Ninot, entre otros muchos. Pero lo que antes se consideraba una necesaria inyección económica como terapia de choque, ahora es cuestionado por algunos vecinos movilizados en Gràcia y entidades afines.

El montante de la renovación será de 25 millones para rehabilitar el mercado y dotarlo de servicios del siglo XXI, más otros 3,5 para la creación de una carpa provisional en el paseo de Sant Joan, así como 2,5 para el proyecto y la dirección de la obra y lo que cueste la amortización final de algunas paradas que desaparecen para ajustar la oferta. Para el consistorio es una inversión en la línea de las reformas integrales, que incluye tres plantas subterráneas. Para la plataforma Gràcia cap a on vas "33 millones son un exceso" innecesario.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"La nueva carpa\u00a0se empezar\u00e1 a construir en octubre","text":"Supondr\u00e1 en un c\u00e1lculo simb\u00f3lico haber invertido medio mill\u00f3n de euros por establecimiento, pero incorporando otros servicios para el barrio, tanto para uso asociativo como para talleres y divulgaci\u00f3n. Mientras duren las obras (de 24 a 30 meses) los comercios definitivos se instalar\u00e1n en una carpa, que incorporar\u00e1 algunas novedades tras la experiencia acumulada de otros espacios similares, en el tramo alto del paseo de Sant Joan. Se empezar\u00e1 a construir en octubre y est\u00e1 prevista la mudanza en febrero del pr\u00f3ximo a\u00f1o."}}

El grupo, que integra a una veintena de entidades -desde culturales a políticas- y a residentes del barrio a título individual, aboga por la preservación del distrito frente a la gentrificación y evolución turística. Ve en la reforma lo contrario a las supuestas "prioridades" de Ada Colau. "La alcadesa defiende el cooperativismo, el comercio justo, nuevos modelos de economía local y participación, pero el caso de la Abaceria es todo lo contrario", señalan a este diario. 

Entre los partidarios de la reforma "no haydebate alguno", porque ¿se ha culminado un largo proceso. Jeroni Magrans, portavoz de los concesionarios del mercado, recuerda que se aprobó con el 98% de los votos de los vendedores a favor y un sondeo también favorable por parte del 75% de la clientela. El tendero lamenta que ninguna plataforma se preocupase por ellos durante los siete años "en precario" que han aguardado la reforma, pactada con Mercats de Barcelona y basándose en las experiencias de otros recintos.

RENOVACIÓN MÁS BARATA

Pero la plataforma es crítica con el presupuesto. Están a favor de que se renueve un mercado claramente degradado, pero estiman que una inversión de unos 10 millones bastaría para sintonizar con las necesidades de un mercado de barrio. Se oponen esencialmente al párking subterráneo de 50 plazas, que ven incompatible con la pretendida pacificación del tráfico en la zona, aunque el ayuntamiento dice que no tendrá impacto en la circulación y solo abrirá en horario de mercado.

También reniegan del supermercado ("y sus políticas laborales") que se ubicará a ras de calle, en una zona donde no faltan autoservicios, dicen, y ocupará 750 metros cuadrados. Consideran que tres reuniones con vecinos no son suficientes para pactar un equipamiento de consenso, aunque otros residentes y empresarios mantienen lo contrario y se sienten satisfechos de que haya una oferta integral para hacer la compra de una vez.

En esta inesperada cruzada, el ayuntamiento replica que tras esas reuniones se decidió reducir el super (inicialmente de más de 1.100 metros cuadrados) e incorporar un espacio de 350 metros para cooperativas de productores, así como reducir a la mitad el centenar de plazas de aparcamiento previstas en la planta -3. Allí se ubicará un centro de distribución urbana de mercancías, mientras en la -2 se hará la logística de carga, de tratamiento de residuos... y en la -1 de almacenes. También destacan el gran espacio destinado en el altillo para entidades cogestionadas.

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Los vendedores lamentan que "un grupo poco representativo del barrio" haya abierto la pugna, con la Vila de Gràcia sembrada de octavillas donde los detractores explican el proyecto porque piensan que "muchos vecinos desconocen su alcance" y necesitan ser informados. El día 1 han convocado a numerosos apoyos (desde entidades culturales a 'mareas' y asociaciones ciudadanas en contra de la gentrificación), cuya respuesta está por ver.