PROTESTA POR EN CENTRO DE BARCELONA

El taxi exhibe músculo con una manifestación con final tenso

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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No se recuerda la paz en el taxi. Quizás nunca la hubo. El caso es que este gremio siempre ha tenido una causa por la que luchar. Casi siempre contra la Administración, pero también entre ellos, porque son 10.500 licencias con vidas, familias, hipotecas, intereses y necesidades muy distintas. La atomización del sector era el comodín al que se han agarrado los políticos para no hacer entre poco y nada. "Que nos vengan a ver cuando se pongan de acuerdo entre ellos", pensaría el concejal de turno. Ahora hay más unión que nunca. La única diferencia es si van a saco o si van muy, muy a saco.

Elite es la organización que ha logrado juntar a la masa, dejando de lado a los sindicatos de toda la vida, más tradicionales. Se les podría considerar, salvando las distancias, el Podemos del taxi, por su voluntad de romper con toda asociación existente, por su uso de las redes sociales, por su tono más popular que diplomático. La manifestación y el seguimiento de la huelga de este jueves son una buena muestra del poder que han amasado en los dos últimos años. La marcha -6.000 asistentes, según la organización, 2.800, según la Urbana- ha empezado pasadas las 10.30 horas bajo el Arc de Triomf. Ruidosa. Potentes petardos y tracas durante las más de cuatro horas que ha durado la protesta.

¿ASALTO PREVISIBLE?

Todo se ha desarrollado dentro de lo previsible. Incluso la parte más gris de la manifestación, cuando un numeroso grupo de taxistas ha intentado asaltar el Ayuntamiento de Barcelona. El Palau de la Generalitat estaba completamente blindado. Vallas y mossos con la robusta vestimenta antidisturbios. El consistorio tenía en la puerta al agente de la Urbana de siempre, un veterano del cuerpo. En un lado del edificio, las vallas amontonadas que quizás en algún momento iban a ser colocadas.

Pero no. Y así las cosas, y después de una caminata de tres horas bajo el sol (muchos de ellos cargaban pilas con cervezas de lata), los taxistas han intentado asaltar la sede municipal. Y casi lo consiguen. Botellazos, huevos, empujones. Una avalancha que ha estado a punto de irrumpir en el interior de la cara sur de Sant Jaume. Finalmente se ha conseguido cerrar las puertas desde dentro y la sangre y la cerveza no han llegado al río. En parte se ha logrado porque una decena de taxistas les ha frenado, llevándose no pocos impactos de todo tipo. Diez minutos después podían verse furgones de la Guardia Urbana llegando a la cercana plaza de Sant Miquel, con operativos cargados con equipos antidisturbio. Ya no han hecho falta. 

COMISIÓN PARLAMENTARIA

Antes del incidente, la manifestación ha discurrido con absoluta normalidad. Primero han pasado por el Parlament, donde una delegación del sector se ha reunido con diputados de todos los grupos parlamentarios. Les han prometido que crearán una comisión para estudiar los límites legales de que dispone la Cámara para echar una mano al gremio en sus reivindicaciones contra las licencias de alquiler de coches con conductor y contra las aplicaciones móvil que consideran "competencia desleal". Lo cierto es que disponen de poco margen, ya que el Govern, desde Territori i Sostenibilitat, solo tiene competencias en el control del cumplimiento de la ley, no en su modificación.

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El malestar en Sant Jaume venía macerándose desde el miércoles por la tarde, cuando los taxistas fueron informados de que la alcaldesa Ada Colau no les recibiría. La noticia fue corriendo de móvil en móvil y sentó muy mal. Estaba previsto que les recibiera la concejala de Movilidad, Mercedes Vidal, que aguardaba bajo la galería Gótica del consistorio para dar la bienvenida a los representantes sindicales. Pero a última hora se producido una votación en la plaza -de previsible resultado, las cosas como son- y se ha decidido que si la líder de Barcelona no les abre las puertas de su despacho, no querían ver a nadie. Es en ese momento cuando el ambiente se ha caldeado y se ha producido el conato de asalto.

Algunas entidades del taxi, sin embargo, sí eran partidarias de dialogar con Vidal, que, según fuentes municipales, al margen de hablar del sector, les habría agendado un encuentro con Colau. El Sindicato del Taxi (Stac), Taxi Companys y Pak Taxi, por ejemplo, estaban dispuestas a entrar. Elite, la fuerza mayoritaria en el taxi, no. Si han entrado, aunque no estaba previsto, en el Palau de la Generalitat, donde un asesor de Presidència ha tomado nota de sus reivindicaciones para hacerlas llegar a los destinatarios. A saber: para Interior, la necesidad de que los mossos conozcan la ley de transporte y la del taxi para aplicarla en la persecución de los taxis pirata, y a Territori i Sostenibilitat, que refuerce la política de una licencia de vehículo de alquiler con conductor cada 30 taxis y que presione al Ministerio de Fomento para que no conceda las casi 3.000 licencias de VTC en Catalunya que penden de una decisión judicial. 

Por lo que respecta a la huelga de 12 horas, ni un solo taxi desde las ocho de la mañana, con piquetes informativos en los lugares neurálgicos de la ciudad (Sants, aeropuerto, Sagrada Família...). Eso sí, los taxistas pirata se han puesto las botas, incluso encochando en las propias paradas de taxi.