OCHO AÑOS SIN PEPE

Rubianes busca ahora calle en la Barceloneta

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RUBIANES TV / periodico

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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El compromiso no era firme, pero todo parecía indicar que este 1 de marzo -es decir, el pasado miércoles- tenía que ser el día. ¡El día! "En el octavo aniversario [este 1 de marzo] esperamos poder celebrar con sus 'viudas' que sus llamamientos desde el más allá han tenido efecto", aseguraba el pasado diciembre el teniente de alcalde Gerardo Pisarello. La asignación del nombre al espacio, una de las 'placitas' ganadas con la reforma del Paral·lel, estaba, está, firmada, y solo faltaba, falta, colocar la placa con su nombre: Pepe Rubianes.

Pero llegó el 1 de marzo del 2017 y Rubianes seguía, sigue, sin placa. ¿Qué ha pasado con la plaza de Pepe en el Paral·lel

Lo explica una de sus 'viudas': "En una conexión astral, Pepe nos dijo que prefería un lugar en la Barceloneta. Que le gusta la brisa marina y estar cerca de la playa, y que por allí pasan más chicas, qué caray". Y los deseos de Pepe son órdenes para sus 'viudas', así que trasladaron la petición a la alcaldesa Ada Colau. Le explicaron -tras aprobarse de forma definitiva en diciembre la asignación del nombre a la placita del Paral·lel frente al centro cívico Cotxeres Borrell-, que estaban muy agradecidos con el gesto, pero que esa placita les parecía "muy triste" para Pepe. Y que Rubianes les había dicho que prefería un espacio en su Barceloneta. Por lo de las chicas que van a la playa y eso (ya que le trasladaban el mensaje del más allá, se lo trasladaban sin censura).

UN ESPACIO "MÁS DIGNIFICADO"

El gobierno local, muy de Pepe, tomó nota. Si lo había pedido Pepe en una conexión astral no podían negarse. Tocaba intentarlo, al menos. Una voz municipal apunta que están "evaluando" y "buscando un espacio alternativo" al asignado en el Paral·lel -heredado del gobierno de Xavier Trias-, en el marco de la Ponencia del Nomenclátor (el marco en el que se estudian estos delicados asuntos). "Un espacio más dignificado y territorialmente más vinculado a la vida del artista", concluye esa misma voz municipal, sin querer o poder dar más detalles.

Uno de los espacios que cumple esos requisitos sería la calle del Almirall Cervera, arteria de la Barceloneta tan vinculada a la vida del artista como que era en la que vivía. Pero rebautizar una calle ya existente, como sería este caso, y una calle muy habitada, como también es el caso, es mucho más complejo que bautizarla de cero, obviamente. Por lo pronto la propuesta debería recibir el respaldo político. Y supone -supondría, de ser así- cambiar la dirección de decenas de vecinos, argumento que históricamente se ha dado a las peticiones populares para negar estas operaciones. Pero nadie dijo que fuera fácil, ni menos, rápido. Están trabajando en ello. 

UNA CALLE PARA EMÍLIA

En la Barceloneta, donde no existe un cariño especial por el almirante, ven con buenos ojos la propuesta. Desde L'Òstia, eso sí, aprovechan que se abre la veda del cambio de nombres para recordar que llevan años esperando una calle para Emília Llorca, una de las mujeres más queridas -y añoradas- del barrio. Una de las que más luchó contra el plan de los ascensores, que finalmente lograron parar (pese a que el barrio siguió su transformación, su deriva, sin la ayuda del plan).

El periplo hasta llegar a la plaza -ahora parece que podría ser calle- de Pepe Rubianes en la ciudad es largo. Daría para un monólogo. La decisión de dedicar "algún espacio de Barcelona" al humorista se tomó en marzo del 2009, época Hereu, pocos días después de su muerte. Además de decidir el dónde -punto al que han vuelto tras el último giro de guión-, según la normativa no se puede poner el nombre de ningún personaje a un espacio si no hace como mínimo cinco años de su muerte. Pasado el lustro y decidido el lugar -el ahora desestimado, sí-, el ayuntamiento decidió esperar a encontrar consenso para bautizar el resto de plazoletas sin nombre del Paral·lel

Mientras, en febrero de ese año, cuando faltaba un mes para que se cumplieran los cinco años de su muerte, EL PERIÓDICO impulsó una campaña, que recibió en pocos días 20.000 firmas de apoyo.

Tras la petición de Rubianes desde el más allá, el caso ha vuelto a la Ponencia del Nomenclátor.