Cierto tufo a cloaca

El periodista Rafa Burgos destapa otra bolsa de corrupción en el ensayo 'L'orgia diplomàtica'

fcosculluela37200307 barcelona 07 02 2017 barcelona barceloneando  ruta por la ba170210121718

fcosculluela37200307 barcelona 07 02 2017 barcelona barceloneando ruta por la ba170210121718 / periodico

OLGA MERINO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Puede que el beso más feo de la historia, por hocicudo y soviético, sea el que compartieron Leonid Brézhnev y Erich Honecker en junio de 1979 con ocasión del 30º aniversario de la RDA, la Alemania comunista. Un beso en los morros, un ósculo de hermanamiento socialista que, transcurridos casi 40 años, aún despierta morbo político e impreso sobre la portada de un libro anuncia un contenido que dará tralla. Porque de eso van estas líneas, de un ensayo 'molotov', el que acaba de publicar el periodista e historiador Rafa Burgos (Santa Coloma de Gramenet, 1972).

El libro se titula 'L’orgia diplomàtica. Ambaixadors i cònsols al descobert', y con el fin de bautizarlo la editorial Pol·len y 'La Directa' organizaron una excursión en plan qué–buenos–son–los–padres–escolapios para mostrar a un grupo de periodistas dónde se ubican algunos consulados en la cartografía barcelonesa. Sucedió este martes y tuvo su gracia asomar las narices en un mundo tan opaco y elitista.

Con el chófer Pedro al volante, el autocar enfiló el paseo de Gràcia rumbo a los barrios altos, donde se encuentra la mayoría de

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El investigador\u00a0","text":"encabez\u00f3 el martes una ruta por las legaciones de la zona alta"}}

legaciones diplomáticas. No hay ninguna en Horta ni en el Bon Pastor; todas se arraciman en el 'Upper Diagonal', y así, mientras el vehículo sorteaba el tráfico calle arriba, el autor del ensayo cogió el micrófono para enlazar cifras y anécdotas. Lo hizo con mucha soltura porque no en vano se gana las lentejas como guía turístico, mientras escribe los libros a base de madrugones. Este en cuestión se lee como una novela de terror; lo presentan el próximo jueves en la librería Altaïr.

CÚMULO DE DATOS

Cuando el bus alcanzó el paseo de la Bonanova, me arrepentí de no haber echado en el bolso la biodramina, no por las curvas, sino por el cúmulo de datos que Rafa Burgos vertía sobre las cabezas de los pasajeros y por la náusea de constatar que caminamos por encima de una cloaca pestilente: con 'L’orgia diplomàtica', el investigador culmina una trilogía sobre la corrupción que había iniciado con 'Crema catalana' (en torno a las cacas cuatribarradas) y continuó con 'La Casta' (las cacas españolas). Años y años de quemarse las pestañas le han demostrado que los apellidos de una y otra podredumbre a veces se entremezclan; son muy pocos los que cortan el bacalao.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Sostiene que Barcelona","text":"\u00a0es la tercera ciudad del mundo no capital en n\u00famero de consulados, sobre todo honorarios"}}

Entre semáforo y semáforo, el periodista contó que Barcelona se ha convertido en la tercera ciudad del mundo —no capital del Estado— en lo que a número de consulados se refiere, solo superada por Nueva York y Hong Kong. Un total de 94 consulados alberga el callejero barcelonés, la mayoría honorarios (60%); es decir, ejercidos por personas que no han cursado la carrera diplomática. Y si bien el de cónsul honorario no es un cargo remunerado, resulta que se reparten bofetadas por el puesto. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Sin ir más lejos, Jordi Pujol Ferrusola trató de comprar el membrete de cónsul honorario de Gabón por 17 millones de pesetas. ¿Para qué? Pues probablemente porque garantiza la inviolabilidad de la valija diplomática y, por tanto, lo que se meta o saque del país. El puesto se encuentra ahora vacante, lo mismo que la representación de Lituania, que había ejercido un buen amigo suyo, Jordi Sumarroca Claverol, hasta su imputación en el 'caso Petrum'.

NOMBRES CONOCIDOS

Parece que los cónsules honorarios en Barcelona se libran de pagar la zona azul, pero al ínclito Sumarroca el cargo le permitió, además, conseguir contratos para la modernización de la red ferroviaria de la república báltica. Y así, líos y componendas hasta los 1.480 nombres propios que incluye el libro. ¿Algún otro? El expresidente del Barça Joan Gaspart, cónsul honorario de las islas Seychelles, un paraíso fiscal, y asimismo uno de los máximos deudores de la Agencia Tributaria. Ay, qué mareo.

La ruta del pesebrismo hizo una parada técnica a las puertas del consulado honorario de Albania, cargo que hoy ostenta Josep Maria Calmet, quien en su día fue presidente de Petrocat. La legación se ubica en Pedralbes, muy cerca de donde vivió la infanta Cristina con el duque em–Palma–do, en un chalet a cuya entrada se encontraban barriendo un par de operarias de la limpieza en el momento de la llegada de la comitiva intrusa. Barrían con ritmo y empeño las chicas, como si estuviesen escuchando la canción aquella de Los Sírex, la que cantaba Leslie, el Anxoveta: “Si yo tuviera una escoba, cuántas cosas barrería”.