ANIVERSARIO DE UNA ENTIDAD CARISMÁTICA

El sabotaje más aplaudido de la historia de la ciudad

Los vecinos asaltaron una fábrica asfáltica en activo en Roquetes para convertirla en el Ateneu Popular Nou Barris

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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La casualidad también se puso de su parte. El domingo 9 de enero de 1977, día que el domingo anterior la asamblea vecinal había fijado para entrar en la planta asfáltica, había también convocada una protesta en Roquetes. "Abajo". Los desniveles del barrio hacen que siempre haya un arriba y un abajo. Eran padres de la escuela Benjamí que pedían un edificio en condiciones para el colegio de sus hijos. Cuando la policía llegó a Nou Barris, no tenía ni idea de dónde estaba la fábrica asfáltica. El enclave en el que se levantaba la fábrica era, hace 40 años, un lugar aún más recóndito. Preguntaron a su llegada dónde había una protesta (a reprimir) y les dirigieron (se presume que sin maldad) abajo. Así, mientras, arriba, donde se estaba saboteando una fábrica en activo para abrirla al barrio, la policía no hizo acto de presencia.

Que ese domingo hubiera otra manifestación a pocos metros no era nada extraordinario. "Fueron años muy activos, todos los fines de semana había historias", recuerda Aurora Álvarez, una de las fundadores del Ateneu Popular Nou Barris, que sigue implicada en cuerpo y alma. En la asamblea previa a la entrada -siempre en domingo, porque eran, y son, barrios obreros y entre semana era imposible-, el debate fue si destrozar la planta o simplemente inutilizarla. Ganó la segunda opción: el sabotaje. En una asamblea de trabajadores fue fácil encontrar a personas que conocían qué palancas hacía falta tocar para poner el espacio en fuera de juego y marcar ellos la nueva partida.  

TIEMPO Y LUGAR

"¿Qué pasaría si pasara ahora; que un grupo de vecinos entrara en una fábrica en activo, la saboteara y la okupara?", se pregunta Judit Font, coordinadora del proyecto. "¿Qué habría pasado si en vez de en Nou Barris, la okupación se hubiera producido en el centro?", se cuestiona Borja Lozano, trabajador del centro. Estas son algunas de las preguntas que se plantean hoy miembros del Ateneu y activistas del distrito y de la ciudad, y que planearán sobre todas las actividades programadas durante todo el año para celebrar el aniversario. Pero la cuestión es que pasó en Nou Barris y pasó en 1977. Y un grupo de vecinos de Roquetesvecinos de Roquetes entró una planta asfáltica, la saboteó y la llenó de malabares, trapecios y zancos. 

"El consistorio de entonces calculó los daños en cinco millones de pesetas. El alcalde Socias Humbert llamó a la asociación para comunicárselo. Contestamos que ni pensábamos pagar, ni irnos. Que queríamos el espacio para la cultura. Y nos dejaron hacer", recuerda la activista. Les dejaron hacer tanto que el primer convenio entre el ayuntamiento -propietario de los terrenos- y el colectivo no se firmó hasta 1989.

Tras la firma -y en paralelo-, muchas otras batallas con la Administración. Una de las más duras fue su oposición a ser centro cívico, como el ayuntamiento les reclamaba. Su nombre, Ateneu Popular Nou Barris, dice mucho de su esencia. "No es Ateneu Popular de Nou Barris, sino Ateneu Popular Nou Barris. Nou Barris es el nombre", subraya Álvarez. Nou Barris es un orgullo. Un gran punto de inflexión en la historia del equipamiento fueron las obras realizadas entre 1991 y 1994, que convirtieron el teatro en un espacio de referencia. Uno de los mejores de la ciudad. En Nou Barris.