LA BRECHA ENTRE BARRIOS

Dos galaxias fronterizas en Sant Martí

besos versus diagonal

besos versus diagonal / periodico

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El café con leche, en vaso, como en los buenos bares, arde. Demasiado caliente incluso para la fría mañana de este lunes de vuelta al cole. Yolanda, quien a lo largo de la conversación cambia su nombre por el de Clara -cómo se llame en realidad es lo de menos-, espera en la puerta a que se enfríe. Tiene 25 años, dice. Por su aspecto, en eso parece que no miente, o no mucho. Nació en el Besòs profundo, el que está entre la calle de Alfons el Magnànim y La Mina, donde sigue viviendo, con sus padres y su hija de seis años. Estudió hasta los 16. "Hasta que me echaron del colegio". En el barrio, claro, sin acabar la ESO. No tiene un trabajo "formal", pero hace sus "cosillas". "Trenzas, cuando me llaman de la peluquería", relata antes de dar el primer sorbo, al fin, al café con leche.

La historia de Yolanda (o Clara), encaja en las estadísticas sobre su barrio, donde solo el 9,6% de los vecinos tienen estudios superiores. La media de la ciudad es del 29,4%. A pocos metros del bar en el que Yolanda (o Clara) toma el café con leche, dos mujeres se dirigen a paso firme hacia la boca del metro, en la rambla de Prim, en obras tras ser diagnosticada como la estación más descuidada de la ciudad. "La visita en el Inem era hoy, pero me tienen que llamar", le comenta una a la otra. 1.838 vecinos del Besòs estaban registrados en el paro en el 2015, último año del que se tienen datos por barrios.  

Este extremo del distrito de Sant Martí es ese lugar de Barcelona en el que vivir por encima de la Diagonal no significa tener dinero, sino más bien todo lo contrario. "Aquí la Diagonal marca al división entre dos mundos", asegura Mercedes Rodríguez, una de las responsables del comedor solidario Gregalproyecto comunitario de referencia en la barriada, al que acuden todos los días a buscar alimentos 30 familias. Otras 250 personas comen allí.

Esa otra galaxia por debajo de la Diagonal a la que se refiere Mercedes es Diagonal Mar, cuyo centro comercial hace las veces de puerta mágica. Uno entra por el acceso del Besòs i el Maresme, dejando atrás uno de los barrios más pobres de la ciudad, con una renta familiar disponible de 54 (la media de la ciudad es 100), se pierde en la extraña y algo perversa democratización del consumismo, catedral del capitalismo que es al fin y al cabo un centro comercial, y sale por la otra puerta a un barrio, del que cogió el nombre el centro comercial, que es uno de los lugares más ricos de la ciudad, con una renta familiar disponible de 162,5, un 40% de titulados (10 puntos por encima de la media barcelonesa) y solo 803 parados registrados. 

"¡COME ON, LET'S GO!"

"¡Come on, let's go!", grita el monitor la misma mañana fría de lunes de vuelta al cole en la que Yolanda (o Clara) espera a que se enfríe su café, a escasos 500 metros. No es esnobismo; el inglés es la lengua vehicular de todos los niños a los que apresura, que se divierten sin que parezcan importarles mucho las bajas temperaturas en la Muntanya Màgica del parque de Diagonal Mar, un tobogán a lo grande, como el propio parque. Una de las características de esta galaxia es que es la elegida por muchos foráneos con recursos (un 16,7% de su población es extranjera). En los bajos comerciales de sus imponentes rascacielos, predominan las inmobiliarias de lujo. Luxury Real Estate Barcelona, se lee en un escaparate. Bourgerois Prime, en otro. Exklusiv, en el de más allá. Detrás de la italiana -predominante en toda la ciudad-, la nacionalidad con más vecinos empadronados en Diagonal Mar es la rusa (258 personas), seguida de la francesa.

La galaxia vecina, bajando aún más al detalle, esconde a su vez dos mundos. El Besòs profundo de Yolanda (o Clara), donde los pisos de patada en los que reina la pobreza energética se cuentan por decenas en sus bloques con aluminosis, y de Alfons el Magnànim hacia la rambla Prim, "el Besòs rico, aunque cada vez más pobre", concluye Mercedes, aún escéptica ante el vuelco que quiere dar a este territorio el ambicioso plan de choque de Colau.