Ponga un 'movierecord' en su vida

Ramon Vives se dedica al 'audio branding', el uso de la música para identificar y diferenciar una marca, desde un objeto a una ciudad

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TONI SUST / BARCELONA

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Si han visto la película ‘Caro diario’, del director italiano Nanni Moretti (y si no lo han hecho se la recomendamos), quizá recuerden que una de las tres historias que la componen versa sobre una visita a las islas Eolias del propio Moretti y de un amigo que lleva años encerrado estudiando el 'Ulises' de Joyce sin ver la televisión, aparato que deplora hasta que se convierte en adicto a los culebrones, que devora en los ferris que les llevan de una a otra ínsula. En Estrómboli, se topan con un alcalde que atesora grandes planes reformistas. Entre ellos, el de que alguien componga una banda sonora para su isla, como las de Ennio Morricone. Una música que la identifique, que la acompañe. Sus interlocutores se quedan pasmados, pero si en lugar de con ellos el alcalde se hubiera encontrado con Ramon Vives, la cosa habría sido distinta.

En un sentido amplio, Vives es un profesional de ponerle música a todo. Es el director en España de la empresa de 'audio branding' Sixième Son y profesor de la materia en Elisava y la Pompeu Fabra. ¿Qué es eso? “El 'audio branding' es el uso estratégico del sonido para diferenciar de forma positiva una marca, creando preferencia, construyendo confianza y aumentando las ventas”. Porque el tema es bonito, pero también es un negocio.

“Empecé a hacer música para anuncios y me di cuenta de que la música era el último mono y lo que se buscaba en el último momento de una campaña. Lo habitual es que se elija música de referencia que no puede ser utilizada por un tema de derechos: es cara. Y además no tiene sentido: no es tuya, no es original”, se explica.

Vives es economista y tiene formación musical “no completa” que cursó en el Taller de Músics: “Más en lenguaje musical y menos en guitarra”.

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Ha tenido grupos, como Clementines, y ahora tiene dos: Plou Los Amantes de Amparo, este último, de versiones, con dos hermanos, una prima y dos “amigos-hermanos”. Pero pese a tanta influencia musical, advierte: “Somos una empresa de 'branding', no de música”. En Francia, la firma ha hecho, entre otros encargos, sonido para identificar los ferrocarriles y el metro de París.

UN SONIDO PARA BARCELONA

Todo este asunto empezó en serio para él en Hamburgo, en el 2009, cuando asistió al primer congreso de 'audio branding'. Había 100 personas. Cuatro años después abrió la oficina en Barcelona. “Todo lo que emite sonido puede generar una identidad”, afirma. Por eso hace tiempo que persigue al Ayuntamiento de Barcelona para que apueste por ello. Por un sonido Barcelona -mejor no pensar en la marca Barcelona, que ahora está poco de moda- que la diferencie: “El coste sería irrisorio comparado con el beneficio. Sirve mínimo para 10 años. A Barcelona le permitiría dar consistencia a todas sus comunicaciones. No es que le iría bien, es que lo necesita. La gente entendería mejor el ayuntamiento”. Para una empresa pequeña, dice, también serviría: “Es un elemento diferenciador”.

Un caso claro: el metro. La idea de acompañar la estancia en el suburbano de un sonido agradable, “que calme a la gente. Un sonido agradable te atrae y de un ruido huyes, muchas veces de forma inconsciente”.

LOS TAXIS ‘MATAPALOMAS’

Vives cita ejemplos de retos en su campo. Uno es crear un sonido que identifique a los coches que no hacen ruido: seguro que han visto a uno de ellos avanzar silencioso mientras un viandante camina delante ajeno a lo que se le acerca. Otro: crear sonidos para el internet de las cosas: “Por ejemplo, uno para que la nevera te informe de que llega el último pedido de la leche”.

Según él, para que un sonido cumpla la función de crear identidad tiene que durar no menos de 2,5 segundos. Y en la cabeza de todos (en una

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determinada franja de edad, claro) están casos que nos afectan. Uno rotundo: Movierecord. Es escucharlo y viajar mentalmente a un cine. A Vives, con oficina en Gràcia y asiduo al cine Verdi, le pasa también con la sintonía de Europa Cinemas, que ponen antes de cada proyección.

“Nuestra relación con el sonido es muy fuerte. Aprendemos a oír antes que a ver, oler o tocar”. Por eso, dice, el alcalde de Moretti no andaba desencaminado. Si hubiera conseguido su banda sonora, si hubiera triunfado, hoy escucharla nos trasladaría automáticamente a Estrómboli.