TRANSPORTE PÚBLICO

BCN compra al Govern inmuebles por valor de 40 millones para destinarlos a la L-10 a la Zona Franca

Estación de Universitat de la línea 1 del Metro de Barcelona.

Estación de Universitat de la línea 1 del Metro de Barcelona. / periodico

Carlos Márquez Daniel

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Después de 30 años de espera, de promesas incumplidas, de manifestaciones; ahora, cuando el dinero está sobre la mesa, los vecinos de la Marina por fin se creen que el metro está a punto de llegar al barrio. Lo hará de manera atropellada, saltando estaciones todavía en construcción, sin llegar al final del recorrido previsto, junto al Llobregat. Sucederá, si todo sale según lo acordado, a principios del 2018. Se abrirán dos estaciones, las de Foneria y Foc Cisell, y serán el resultado de un trueque entre ayuntamiento y Generalitat: ladrillos por subterráneo

La alcaldesa Ada Colau ha recibido este martes al 'vicepresident' de la Generalitat y 'conseller' de Economia i Hisenda, Oriol Junqueras, para rubricar este acuerdo que destinará 40 millones a la línea 10 (todo el trazado requiere de una inyección de 170 millones) a cambio de cinco naves y dos solares de Can Batlló, la sede de la antigua Llotja, en el corazón de Ciutat Vella, y las cocheras de Borbó, en Nou Barris. Ambas administraciones trabajan para añadir otros cuatro millones al montante, a la espera de que se halle el activo patrimonial del Govern que pasaría a manos municipales. Colau ha asegurado que impulsar este proyecto es una "cuestión de justicia" para unos barrios "que han cedido mucho y que se han sacrificado por la prosperidad de la ciudad". Ya el pasado febrero, estas barriadas contemplaban la inauguración de la L-9 al aeropuerto entre la indignación y la tristeza.

LA "PARADOJA" DE L'HOSPITALET

El 'conseller' de Territori, Josep Rull, ha aportado los pormenores técnicos del asunto. Las obras para terminar estas dos estaciones -de un total de 10- estarán listas dentro de un año, con lo que la línea se podrá inaugurar a principios del 2018. El metro pasará de largo por las dos paradas de L'Hospitalet, Provençana e Ildefons Cerdà, que vienen del enlace con la L-9. Según ha avanzado el responsable del Govern en materia de infraestructuras, ya se ha creado una comisión de trabajo junto al ayuntamiento que gobierna Núria Marín para abordar esta "paradoja". Poner en funcionamiento estos apeaderos sale por 39 millones de euros, un dinero que difícilmente podrá salir de un municipio que dispone de un presupuesto seis veces inferior al que maneja Colau en Barcelona.

Marín, a través de un comunicado, ha denunciado el "trato diferencial" y ha asegurado que la apertura de las dos estaciones barcelonesas y el ninguneo de las que atraviesan por L'Hospitalet "creará ciudadanos de primera y de segunda". "El Ayuntamiento de L'Hospitalet no puede asumir la inversión de una responsabilidad que compete a la Generalitat", ha recalcado la edila, que ha exigido que se impulse todo el recorrido desde Gornal hasta la estación final de Polígon Pratenc.  

En su intervención, Rull ha aprovechado para explicar que el Govern se reunirá en el primer semestre del 2017 con las empresas concesionarias de las obras de la L-9detenidas entre la Sagrera y Zona Universitària, el tramo central que da sentido a la línea, para tratar de desatascar el proyecto. "Tenemos 2.000 millones de euros enterrados, así que buscaremos la manera de replantear la arquitectura financiera", ha sostenido. 

EQUIPAMIENTOS DE BARRIO

El documento firmado este martes tiene su origen en el acuerdo alcanzado en octubre del 2015 entre ERC y Barcelona en Comú (BC). Ya entonces, el líder de Esquerra en el consistorio, Alfred Bosch, cifraba la operación entre 30 y 40 millones de euros. Pocos meses después, en febrero del 2016, Colau se reunía con el 'president' Carles Puigdemont para rubricar el pacto, que incluía la unión de las dos líneas de tranvía, el Trambaix y el Trambesòs, aunque sin detallar el trazado. Esta empresa tiene un futuro más nebuloso, ya que BC no dispone aún de la mayoría necesaria para impulsar el plan. Antes de abril, el consistorio tiene previsto presentar el estudio de impacto del tranvía por la Diagonal, con el que espera convencer a la oposición.

El ayuntamiento pasará a ser el titular de dos naves (3.638 metros cuadrados) y cinco solares (23.700 m2 de suelo para equipamientos, 10.000 m2 de vivienda protegida y 11.151 m2 de suelo deportivo) del ámbito de Can Batlló. Esta adquisición permitirá seguir con la reactivación de esta otrora zona industrial del barrio de la Bordeta.

Sobre el edificio conocido como el Borsí, la antigua Llotja, situada en la calle de Avinyó, Colau ha compartido su deseo de que no sea "una seta en medio de Ciutat Vella", de que se convierta en un equipamiento "arraigado a la vida de un distrito que soporta una gran presión turística". Por último, la pieza ubicada en las antiguas cocheras de Borbó, en Nou Barris, permitirá ganar un equipamiento de barrio de 4.567 metros cuadrados de suelo y 20.000 metros cuadrados de techo.