JUICIO EN LA AUDIENCIA DE BARCELONA

Los fallos de traducción perturban un juicio a un guardia urbano por romper la mandíbula a un inmigrante

El guardia urbano acusado, en el banquillo este martes en la Audiencia de Barcelona.

El guardia urbano acusado, en el banquillo este martes en la Audiencia de Barcelona. / periodico

J. G. ALBALAT / BARCELONA

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“Sin decirme nada me pegó un puñetazo en la cara, me caí al suelo y empezó a darme patadas”. Así se ha expresado este martes Kamal en el juicio celebrado en la Audiencia de Barcelona contra Daniel B., el guardia urbano acusado de agredirle en el interior de la comisaría. La fiscalía reclama para el agente cinco años de prisión por un delito contra la integridad moral y otro de lesiones, mientras que el abogado de SOS Racisme reclama seis años. Este inmigrante begalí, que se dedica a la venta ambulante en las Ramblas cuando no tiene trabajo, salió de las dependencias policiales con la mandíbula rota. Todavía no puede masticar bien y toma medicación. El agente investigado ha negado que le golpeara.

La vista ha tenido tintes surrealistas. Ante la atonía del magistrado se ha tenido que cambiar el intérprete de bengalí porque el primero no traducía correctamente las palabras del denunciante y solo hacía un resumen. La solución inicial que se propuso es que la traductora de otro idioma tradujera al primer traductor. Pero se desistió por lo rocambolesco de la situación. Un segundo intérprete de bengalí fue llamado para que acudiera al juicio de forma urgente. Pero para colmo, en la vista se ha puesto de manifiesto que la traducción de la declaración realizada por la víctima en el juzgado que investigo el caso tampoco era correcta. El abogado de la defensa, Andrés Maluenda, se ha mostrado indignado por esta incidencia.

Al final, Kamal ha podido declarar con tranquilidad y ha relatado como el 9 de julio del 2011 había quedado de tres a tres y media de la tarde con un amigo en la salida del metro del Liceu en las Ramblas. Iban a ir a comer. Mientras esperaba, paró un coche de la Guardia Urbana y el agente acusado le pidió la documentación. Él le enseñó el empadronamiento y, ante ello, el policía lo metió en el coche, sin esposar, y condujo al inmigrante a la comisaría.

POLICÍA IDENTIFICADO

En estas dependencias, según ha explicado el denunciante, el guardia investigado le dio un puñetazo en la mandíbula y le propinó patadas cuando estaba en el suelo, aunque impactaron en sus manos. Después quedó libre, se encontró con su amigo y se dirigió primero al ambulatorio del Peracamps y después al Valle de Hebrón, donde fue operado. Tras ello, denunció la agresión. Como secuela le ha quedado un dolor al masticar. La fiscalía reclama que se le indemnice con 19.000 euros. Es responsable civil subsidiario el Ayuntamiento de Barcelona. Kamal ha identificado en el mismo juicio al guardia acusado como su agresor, al que dijo no conocer antes.

El agente aseguró que no recordaba la intervención policial, pues la conducción de Kamal a comisaría por la práctica de la venta ambulante y para su identificación “era de poca entidad”. De ahí, ha argumentado, que no lo puso en la hoja de servicio de ese día, ni consta su entrada en la comisaría. El guardia urbano ha detallado que el inmigrante fue cacheado y después salió de la comisaría por su propio pie. Ha negado más de una vez que le diera puñetazos y patadas. “Lo conozco de las Ramblas. Era un vendedor habitual. No tengo nada contra él. Estoy seguro que lo que vemos aquí no ha salido de su cabeza. No tengo nada que esconder”, ha insistido.