Colau y la trinchera empresarial

Hace un año 'enviaron' una carta abierta a la alcaldesa Ada ColauAda Colau desde las páginas de este diario. Representantes del comercio, pero también de servicios y la hostelería se quejaban del supuesto ninguneo por parte del gobierno municipal al que se sentían sometidos. Pero transcurridos 12 meses, el 2º Summit de Barcelona Oberta ha congregado hoy a decenas de empresarios, tanto de ejes turísticos como de los barrios, y consultores, que han coincidido en el diagnóstico de falta de sincronía con el ayuntamiento y escasa presencia en los procesos participativos que abre el consistorio para casi todo.

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La jornada, que debatía sobre la Barcelona de futuro, los retos del sector, el peligro de desaceleración económica de la ciudad y la redefinición del llamado Modelo Barcelona, estaba organizado por la asociación de ejes comerciales de las zonas céntricas y turísticas. Obviamente, su discurso apunta a una mayor liberalización horaria comercial, pero entre los participantes y asistentes se encontraban también representantes de los ejes de barrio (Fundació Barcelona Comerç), sindicales, emprendedores, profesores universitarios, consultores y partidos políticos.

UNIDADES DE GESTIÓN TERRITORIAL

Aguantando el chaparrón sobre la gestión de Colau han estado Albert Arias (director del Plan Estratégico de Turismo, del ayuntamiento) y, en la última parte del congreso, la concejala de Comercio, Montserrat Ballarín. Y eso que la entrada de esta edila socialista, junto con el segundo teniente de alcalde, Jaume Collboni, ha suavizado las relaciones entre el sector y la Administración local. Ballarín ha tratado de acercar posiciones y ahora trabaja en el desarrollo de los llamados BIDs o unidades de gestión territorial del comercio, donde el operador tiene un papel activo junto con la Administración. Todavía no se ha decidido que dos zonas protagonizarán el proyecto de ensayo piloto, señaló.

Los expertos y operadores convocados han insistido en que Colau sigue dando la espalda a los sectores económicos de la ciudad. Desde la norma de terrazas (heredada de Trias pero que Colau se empeñó en implantar y ahora está en revisión), hasta el plan de alojamiento o de desarrollo comercial.

La propia directora de Comerç de la Generalitat, Muntsa Vilalta, ha abogado por la cooperación público-privada y por ir de la mano de las empresas. Una idea que ha imperado en el acto, en boca del presidente de Barcelona Oberta, Gabriel Jené, que reclamó el "liderazgo compartido" para que Barcelona no pierda comba, y exigió más voz para el empresario y el emprendedor, que "generan ocupación y riqueza". 

¿Y EL MODELO?

Y es que, según el profesor de la UB, analista y consultor Gonzalo Bernardos, la ciudad "no tiene modelo en comercio ni turismo", pese a contar con la marca Barcelona, la "más potente del Estado". De hecho, animó a los empresarios (casi todos de empresas pequeñas y medianas) a desarrollar un proyecto estratégico para los próximos años y presentárselo al consistorio, tal y como ya está haciendo el Gremi de Restauració con las terrazas. Y a pensar en clave de área metropolitana, por la limitación espacial de la ciudad y la necesidad de abrir miras.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Albert Arias","position":"director plan estrat\u00e9gico de turismo","text":"\"No hay soluciones un\u00edvocas. El debate del turismo ya es p\u00fablico. No buscamos un decrecimiento sino redimensionarlo\""}}

"No se dejen ganar por Colau el debate mediático", dijo el analista, que mantiene que "es una barbaridad" pretender reducir el turismo y, como otros participantes, que el discurso antiturístico ha sido fomentado desde el gobierno local. El catedrático de Geografía Humana de la UB Carles Carreras apuntó a la singularidad de este fenómeno, a tenor de que los barceloneses "también son turistas" en cuanto viajan.

Arias, del ayuntamiento, argumentó que el "debate ya es público" y hay que acercar posiciones entre las partes: "Hay que vivir dignamente del turismo y convivir, redimensionarlo". Y el exalcalde Trias apuntilló que la singularidad de Barcelona es la densidad residencial del centro, donde además llegó la ola migratoria y ahora está también el turismo, "convertido en arma electoral". Insiste en que sí hay modelo, y "copiado" por otros países.

Pero el sector de servicios, que según Bernardos es "el futuro", en una metrópolis donde la industria tradicional ya es inviable, cree que Colau no le escucha. "No tenemos interlocutores, no ha cumplido con su calendario", se quejó Pere Chías, presidente de los restauradores. "La voz de los vecinos está sobrerrepresentada", frente a la de los comerciantes y otros agentes económicos, que también son vecinos, mantiene Lluís Sants, de Amics i Comerciants del Passeig de Gràcia.

COMPLICIDAD

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Pere Ch\u00edas","position":"presidente gremi de restauraci\u00f3","text":"\"No tenemos interlocutores en el ayuntamiento. Somos un sector importante para la ciudad y muy maltratado. Colau deber\u00eda escuchar todo lo que se ha dicho aqu\u00ed\""}}

"Faltan estrategias compartidas y complicidad", añade Maria Segarra, directora de Intueri Consulting y, hasta desde el eje de comerciantes de Creu Coberta, puro ejemplo de comercio de proximidad, Lluis Llanas lamentó que en las mesas de debate que abre el ayuntamiento los llamados "vecinos" siempre son los mismos y con más cuota de poder que los empresarios y botiguers. "No son 'los vecinos', son personas muy concretas". Un ejemplo fue el Consell de Turisme, donde dos sectores como el comercio y el turismo tienen una mínima representación, pese a que acciones como la moratoria de alojamientos y los planes de descentralización, les afectan de pleno.

"Llenar de hoteles L'Hospitalet no es la solución", según Martí Sarrate, presidente de la patronal de agencias de viaje ACAVE. Para Pau Guardans, vicepresidente de Barcelona Global "hay que promover una oferta transversal que potencie el turismo en general". Algo que para UGT ha de ir de la mano de puestos de trabajo de más calidad.

El debate también puso sobre la mesa los retos de movilidad que supone reducir el tráfico, los riesgos de imponer otra tasa turística y los que implicará competir con el comercio online, sobre todo si se pretende abrir tiendas más horas o si prospera la gran reforma horaria.