El encarecimiento de la vivienda en Barcelona bloquea la salida de la calle de los sin hogar

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TONI SUST / BARCELONA

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El encarecimiento de la vivienda en Barcelona expulsa a población que no puede afrontar los precios del alquiler y de la compra. Ciudadanos con trabajo y familia que tienen que irse a vivir a otras poblaciones. Pero también es un problema, y más grave, para otros colectivos, entre ellos, el de las personas sin hogar: es muy difícil que alguien deje la calle aunque logre un empleo, que suele llevar aparejado un salario precario con el que es inasumible acceder a un alquiler. “Es un drama”, afirma Albert Sales, experto en la materia, asesor de la teniente de alcalde de Derechos Sociales, Laia Ortiz, y coordinador del 'Pla de Lluita contra el sensellarisme de Barcelona 2016-2020', que se ha presentado este martes.

Repasando los recuentos habituales, los datos son claros: cada vez hay más gente que no tiene dónde dormir, que pernocta en albergues o similares, o directamente en la calle. Según datos citados por Ortiz, en el 2008, en la ciudad había 1.190 personas que dormían en equipamientos varios. En el 2016 son 1.907. En el 2008, 658 personas dormían en la calle. En el 2016, 941. Sales tiene claras las causas: la precarización de la economía de la gente, la falta de ayudas.

UN MODELO DE TRANSICIÓN

El plan, presentado por Sales, Ortiz y Jesús Ruiz, portavoz de la Xarxa d’Atenció a Persones sense llar de Barcelona (XAPSLL), que agrupa a 32 entidades sociales, prevé una inversión añadida de 10 millones de euros al año hasta el 2020, aumentando lo que cada año el consistorio dedica al fenómeno de 26,8 millones de euros a 37,4 millones. Además, se destinarán otros cinco millones a poner en funcionamiento un centro para extutelados y uno para personas sin hogar con problemas de salud mental.

El plan apuesta, ha precisado Sales, por un modelo de transición: atender a la gente que sufre el problema para elegir la prevención como eje. “No queremos atender mejor a las personas sin hogar, que también, queremos luchar contra la problemática. Hablamos de un problema con causas estructurales muy duras que a veces pasan por encima de la ciudad”.

HOUSING FIRST

El modelo idóneo, en opinión de Sales, y de los expertos de países que van por delante en la gestión de estas situaciones, es el del Housing First: conseguir que la persona cuente con una vivienda, preferentemente individual, a la que tenga acceso sin condiciones previas. Desde esa estabilidad, tendrá más oportunidades de alejarse definitivamente de la calle, de salir adelante: “Se necesita intimidad para rehacerse de haber estado en la calle”.

Barcelona dispone de 50 viviendas con tal fin y financia otras 15. El plan prevé que en el 2017 se amplíe el parque en otras 50 y entre el 2018 y el 2019, otras 50. No deja de ser una cantidad pequeña, que el consistorio espera ampliar gracias al crecimiento del parque de vivienda de alquiler asequible, otro frente activo del ayuntamiento.

En cuanto a otros equipamientos en los que los sin hogar pueden recurrir como una solución temporal, el coordinador del plan ha anunciado que las 1.200 plazas existentes se incrementarán hasta 1.500 y se intentará mejorar sus condiciones.

El modelo de Housing First no es solo positivo para la persona que logra la vivienda: está calculado que supone un ahorro para las administraciones, si se compara el coste que puede suponer que la persona acabe ingresada en un centro socio-sanitario o en un hospital.

Ortiz ha afirmado que el ayuntamiento se marca el objetivo de acabar con el fenómeno sin hogar de larga duración, que se considera existente cuando la persona supera los tres años en la calle. Pero es un reto complejo, de entrada porque no hay estadísticas claras sobre la permanencia en esta situación.

El plan prevé que personal especializado del Servei d’Inserció Social acudan a las estaciones de Sants y del Nord, como se ha hecho ya en el Aeropuerto de El Prat, para detectar a personas en situación de vulnerabilidad.

TRABAJAR DE DÍA, DORMIR EN UN ALBERGUE

No es sencillo analizara al colectivo sin hogar como un todo. “Cada caso es una historia”, ha dicho la teniente de alcalde, que ha citado como ejemplo un perfil real, el de una mujer de 30 años que ha ido perdiendo salario en cada cambio de trabajo y no tiene opciones de acceder a una vivienda: “De noche duerme en un albergue. De día se va a trabajar”.

Sales ha precisado que la “diversificación de perfiles” no es de ahora: empezó en los 80 y se consolidó en los 90. También ha descartado que Barcelona sea por su clima un polo de atracción para personas sin hogar de otros países: “Nueva York es la ciudad con más personas sin hogar del mundo enriquecido y en invierno si duermes en la calle te mueres de frío”.