LA ORGANIZACIÓN DE LA VIDA

La reforma horaria va en serio

CARLOS MARQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Vamos dos horas tarde. Y no es una cuestión de organizar mejor el tiempo para disfrutar más de la vida, que también. Es un asunto de salud, dicen los expertos, pues si el cuerpo no se regula de manera adecuada, si no se desayuna, si se come a las cuatro de la tarde, la maquinaria falla. Para enmendarlo, el Govern ha puesto en marcha hoy una campaña informativa; el pistoletazo a la reforma horaria que está previsto que se despliegue de manera definitiva en septiembre del 2018. Por ahora, solo mensajes claros y definidos, en televisión, prensa y radio. Las concreciones de este plan que afecta a todos los ámbitos -social, familiar, educativo, económico y mediático- se dejan para más adelante. Mucho por asimilar.

Niños pequeños, prisiones y residencias de ancianos tienen más en común de lo que cabría suponer: cumplen con los mandamientos de la organización ideal del tiempo. Comen a la una y cenan a las ocho. Y las a once de la noche ya están soñando con los juguetes, la libertad y los nietos. Es, en toda regla, un nuevo orden de las cosas, basado en el sentido común. A favor del bienestar y la calidad de vida de las personas, y también de la igualdad de género. "Somos el país del mundo que más tarde cena", ha aportado el diputado de Junts pel Sí, Fabián Mohedano, el Johan Cruyff de la reforma horaria, el hombre que lleva casi tres años intentando que Catalunya funcione antes. 

ENCAJAR LAS PIEZAS

La 'consellera' de Presidència, Neus Munté, ha sido la encargada de presentar este lunes la campaña. "No será sencillo, no se hará de un día para el otro", ha admitido. El Parlament prepara una proposición de ley para que todos los ámbitos públicos se adapten a una vida más racional. Debería estar lista y aprobada en unos meses. También está en marcha una encuesta a 20.000 ciudadanos para poder conocer su rutina y proponer en consenuencia. Pero más allá de lo que impulse la Administración, para que en el momento cero todo esté listo, para que en septiembre del 2018 arranque la iniciativa, todas las piezas del puzle deben encajar a la perfección, colocando primero los bordes para que el resto se vayan acomodando. 

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Ese resto es la ciudadanía, la vida privada, tanto la social como la familiar. La Generalitat podrá terminar las clases de la escuela pública a las 16 horas, pero la privada deberá seguirle para que las actividades extraescolares finalicen, como muy tarde, a las 19 horas, y no a las diez de la noche, como sucede en algunos casos, con esos adolescentes que llegan a casa después del entreno de fútbol y parecen personajes de 'The walking dead'. Lo mismo con los comercios, cuyo principal cometido, al margen de participar en el tejido de barrio, es ganar dinero con las ventas. Si la gente sale antes de trabajar, si los colegios terminan antes, si las familias se recluyen antes en sus hogares, no tendrá sentido que abran hasta entrada la noche, a no ser que estén en los ejes comerciales más acariciados por el turismo masivo. Y así, por inercia e inteligencia, bajarán antes la persiana.

MERLÍ LLEGA MUY TARDE

Será necesario también el concurso de la televisión, de esa hora punta en la que las cadenas se disputan las audiencias a cuchillo y que cada vez se retrasa más. Valga un ejemplo: TV3 emite este lunes 'Merlí', su serie estrella, a las 22.38 horas. Tarde, muy tarde, si se aplica el filtro de la reforma horaria, que estima que el televisor debería apagarse a las 23 horas.

La campaña no es más que el pistoletazo de salida. Pretende generar "ambiente y opinión", que la gente pregunte, tenga dudas, se interrogue sobre unos hábitos que nunca se ha cuestionado. "Encontraremos tiempo dentro del tiempo", reza el anuncio, en una invitación a "descubrir la vida que nos espera". En caso de triunfar, en palabras de Munté, "las mujeres ganarán mucho en conciliación laboral y habrá más igualdad de género", pero también habrá más tiempo para leer, hacer deporte, ir al teatro. O no hacer nada, algo que no se estila, y menos en las grandes ciudades, en las que no hacer nada se considera una pérdida de tiempo

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A nivel de empresa, de horarios de trabajo, el Consell de Relacions Laborals de la Generalitat reunió a finales de septiembre a los principales agentes laborales para que incluyan el sabor de la reforma laboral en sus futuros convenios colectivos. UGT, CCOO, Foment, Fepime y Pimec, además del Govern, firmaron una hoja de ruta de 10 puntos que introducen medidas sobre el uso del tiempo en el lugar de empleo. No son de obligado cumplimiento, pero el pacto, como mínimo, puede servir para sacarle los colores al patrón. O al sindicato, según convenga.

EL PARLAMENT MARCA EL CAMINO

A nivel de Administración pública, por ahora solo el Parlament aplica el dogma. Explica Mohedano que la cámara, en los años 80, empezaba las sesiones a las 11.30 horas y hasta las 15 horas. Los diputados comían y retomaban la actividad a las 17.30 hasta las diez de la noche. Ahora están en su asiento entre las nueve y las diez de la mañana. Comen a la una y cuarto y a las tres de la tarde regresan al escaño. A las 18.30, todos a casa. 

En definitiva, la reforma horaria trae una nueva filosofía de vida, la recuperación de la hora de sueño perdida en los últimos 30 años, la comunión con el resto de Europa. La mejor organización del tiempo para disfrutar de todas y cada una de las 24 horas del día.