Volver a casa con 50 años

Victoria Bermejo da voz en un documental a media docena de artistas y creadores a los que esta crisis de Monopoly ha devuelto a la casilla de salida

icoy36132486 barceloneando161102171009

icoy36132486 barceloneando161102171009 / periodico

CARLES COLS / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El título es prestado. No es por pereza de buscar otro. Es que este, ‘Volver a casa con 50 años’, lo dice casi todo. Es del documental que ha rodado Victoria Bermejo cuando vio “qué cerca se estaba hundiendo todo” a su alrededor, cuando supo de amigos y conocidos de distintas disciplinas artísticas a los que la crisis había dejado sin nada y que, con 50 años o más, habían tenido que volver a casa de sus padres, madres solas, por lo general. Esta crisis que ha cumplido ya ocho años ha dejado a miles de personas sin empleo, y ahí están profesionales formados que, como un Kevin Spacey en ‘American Beauty’, con un currículum académico de primer nivel y varios idiomas, terminan de dependientes de un ‘fast-food’ con sueldos de subsistencia. De acuerdo, Spacey lo hace por molestar a su esposa, Annette Bening, pero lo que en la película de Sam Mendes parecía un giro argumental provocativo, un exceso, resulta que la ‘crisis a la española’ (más larga, más profunda, más cruel) lo ha hecho realidad.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La crisis se ha cebado","text":"\u00a0con los artistas igual que con otras profesionales, \"pero un creador, si no crea, se mustia\""}}Bermejo pretendió primero ir en busca de gente de su generación que retornaba al piso de su infancia, sin cribar, torneros fresadores o directores de oficina bancaria, tanto daba, pero pronto reparó en que el grupo de los artistas (un concepto siempre muy amplio) sufría la crisis de un modo distinto. “Si un creador deja de crear, sencillamente se mustia”. No es que los artistas sean tipos con un cántaro por alma. Los habrá que sí, por supuesto. La cosa es otra. La cosa va de aquel adagio que sostiene que un artista no es más que un niño que ha sobrevivido, algo que si un genetista lo pudiera confirmar sería todo un notición. Solo por eso ya merece la pena ponerle la lupa a este colectivo para ver cómo sobrelleva la crisis. Eso hizo Bermejo.

El documental es austero. Hablan los protagonistas. Se sinceran y se abren tras un largo periodo de duelo. Alguno de ellos, antes de que este país se fuera al carajo, ganaba 10.000 euros al mes y celebraba fiestas de cumpleaños con 2.000 amigos. Otro trabajó con Milos Forman. De entre ellos, por citar a uno, Joan Enric Garde, cuya trayectoria vital es la gráfica de curva parabólica de este país. Estuvo sobre los escenarios de la movida. “Nunca volverás a bañarte en mi piscina”, tocaba el grupo Tango. Tras aquello vino una próspera vida empresarial como publicista. Con serenidad reflexiona sobre su particular regreso a casa.

COMO 'CRASH TEST DUMMIES'

El documental no profundiza apenas en los viejos tiempos, de cuando los españoles eran los ‘give me two’, porque con el cambio del dólar iban a Nueva York y se compraban los caprichos a pares, sino de la cotidianidad del regreso a casa, del volver a discutir con tu madre porque no te has hecho aún la cama cuando ya eres un cincuentón. El drama de la generación más joven es otro. Muchos no se han ido nunca de casa porque ya eran mileuristas cuando la economía decían que iba como un cohete. Los nacidos a finales de los 50, y sobre todo en los 60, vivieron una época distinta y envidiable, pero con 50 años o más se vieron de repente como los 'crash test dummies', aquellos muñecos que la industria automovilística emplea para testar los daños de un impacto contra la pared.  

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"A TV-3 el documental le gust\u00f3,","text":"\u00a0pero no que los protagonistas tuvieran acento catal\u00e1n y se expresaran en castellano, explica la directora"}}

Los felices años 20 también terminaron así, abruptamente, sobre todo en Estados Unidos. Dorothe Lange retrató aquella tragedia social. Bermejo, más modestamente, deja en herencia un relato íntimo de cinco afectados, quien sabe si un apunte para que alguien después, algún día, pinte el lienzo completo de la Gran Depresión Española, una expresión que probablemente no dará por buena ningún economista con algún tecnicismo (una cuestión de porcentajes, parece), pero que le ha arruinado la vida también a mucha gente. Hambre infantil y desahucios. De hecho, puede que la diferencia más notable entre aquel episodio y el actual no sean las consecuencias sino que el primero lo pilotó después Franklin D. Roosevelt (…“la prueba de nuestro progreso no es que aquellos que tienen mucho, tengan más, sino que aquellos que tienen demasiado poco tengan más…”) y la de ahora la gestiona Mariano Rajoy Brey, del que es fácil repescar frases para echar unas risas (…”es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde”…”España es un gran país y tiene españoles”…), pero del que se olvida a menudo la que tal vez mejor le define a él y a los tiempos que corren: “Una cosa es ser solidario y otra es serlo a cambio de nada”.

EPÍLOGO

‘Volver a casa con 50 años’ está disponible en Filmin, lo cual ya es una buena referencia. Pero el documental, como todos los que son artesanales, tiene su propia aventura vital. TVE lo rechazó porque el minutaje (47 minutos) no el encajaba. Para BTV fue un impedimento que no hubiera concursado en un festival. La respuesta negativa más interesante fue la de TV-3. Le dijeron a Bermejo que los protagonistas tenían acento catalán y sin embargo, hablaban en castellano. Eso era un no.