LA TRANSFORMACIÓN DEL 'MANCHESTER CATALÁN'

De chabola... a hotel

Combo Hotel Ibis

Combo Hotel Ibis / periodico

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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En marzo del 2012, la imagen de la portada de EL PERIÓDICO conmovió a la ciudad, que hasta el momento había mirado hacia otro lado. "Aquí hay barracas" era el el titular que removía conciencias y acompañaba a la fotografía del solar en la confluencia entre las calles de Llull y Pamplona, en el corazón de un 22@ abierto en canal. Cuatro años más tarde, y en pleno debate sobre el modelo de ciudad, en el casi icónico enclave se levanta un flamante hotel. "Uno más", asegura José Mansilla, antropólogo, vecino del barrio y miembro de la plataforma vecinal Ens Plantemsurgida en los últimos meses para denunciar -e intentar frenar- la 'turistificación' del barrio. Sin ir más lejos, al fondo de la estampa del barraquismo del siglo XXI, haciendo la imagen todavía más hiriente, se alzaba la Torre Agbar, hoy pendiente de la luz verde municipal para convertirse también en hotel. "Esos contrastes aún se dan. Hay muchos hoteles proyectados -otros seis han sorteado la moratoria hotelera-, pero aún más resquicios en los que sobreviven estos vecinos", reflexiona Mansilla.

"La crisis paralizó la llegada de la industria del conocimiento, para la que se había concebido el 22@, y dejó el barrio lleno de solares vacíos, en los que se instalaron personas que no tenían adónde ir. En los últimos años la zona se empieza a reactivar, pero la única promoción económica que está aflorando es la misma que en el resto de la ciudad; la relacionada con el turismo", apunta Salvador Clarós, presidente de la asociación de vecinos del Poblenou, quien alerta de los peligros que la apuesta por el turismo conlleva. El principal, y el más temido: la gentrificación.

EXPULSIÓN DE VECINOS

"No es solo un temor. En mi casa se han presentado agentes inmobiliarios ofreciéndose a comprármela", explica Manel Andreu, veterano activista del barrio. "La presión turística lleva ligada la expulsión de vecinos, y eso está empezando a pasar aquí", asegura Andreu, quien también sitúa el foco en el devenir de los anteriores habitantes de esos solares. "El problema social no ha desaparecido. Las personas que vivían en esos solares ni se han esfumado ni han resuelto su problema. Se siguen viendo por la calle los chicos con los carritos. Ahora viven en pisos okupados [muchas veces sobreocupados], o en asentamientos más pequeños, menos organizados", resume el hombre.

En la misma línea se expresa Montse Milà, de la plataforma vecinal Poblenou Refugi. "Uno de los grandes problemas es el déficit de pisos sociales. No solo en el Poblenou, en toda Barcelona. Con las familias con niños la situación está más controlada, porque el ayuntamiento responde como puede, pero con los jóvenes subsaharianos que se dedican a la chatarra siguen estando prácticamente como estaban", destaca la mujer, quien también pone sobre la mesa que en el 22@, además de conocimiento, había planificada vivienda social. "Más de la mitad de la vivienda pública que estaba prevista en el 22@ está pendiente de construcción", denuncia la activista vecinal y social, miembro también de la Red de Apoyo a los Asentamientos del Poblenou.

La gran victoria vecinal en estos años en el 22@, que sí respeta esa esencia del lugar como distrito del conocimiento, es la recuperación de Can Ricart -espacio emblemático y muy batallado-, como parque universitario de la UB.

La evidente transformación en barrio turístico está en el centro del resto de acontecimientos que han marcado el barrio en el último lustro, el tiempo que separa las dos fotografías. Más allá del encendido debate de los últimos meses sobre los usos en la Rambla del PoblenouRambla del Poblenou -donde no solo abundan las cervezas de medio litro, sino que incluso ya tienen tienda de suvenires-, en el barrio se ha discutido mucho sobre el modelo de ciudad

CAMBIO DE RUMBO

Hay dos grandes proyectos en marcha que van precisamente en la línea opuesta a la 'turistificación': la reivindicada dinamización del eje de Pere IV y la polémica supermanzana. "Se trata de dos estrategias urbanas que a nuestro entender van en la línea correcta, pero lo importante es que en el planeamiento se definan bien los usos", concluye el presidente de la asociación de vecinos. 

Fuentes municipales aseguran que la apuesta del actual equipo de gobierno es clara y poco tiene que ver con el turismo: recuperar el impulso público del 22@ perdido durante el anterior mandato. "No solo como distrito del conocimiento, sino como oportunidad para la economía social y cooperativa", apunta un portavoz del consistorio. "Los hoteles en trámite son herencias", concluye.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Del malabarista al turista;\u00a0otro hotel en La Makabra","text":"Tambi\u00e9n tienen licencia concedida un hotel de 306 plazas en la calle de Llull, 160;\u00a0otro de 486 en Badajoz, 148, y uno de 626 camas en Ramon Turr\u00f3, 169. Hay tambi\u00e9n dos albergues con luz verde municipal que suman un millar de plazas, y dos proyectos que s\u00ed par\u00f3 la moratoria.\u00a0Despu\u00e9s est\u00e1 la Torre Agbar, cuyo expediente sigue en tramitaci\u00f3n\u00a0y que \"acabar\u00e1 teniendo la licencia si cumple con los requerimientos\", seg\u00fan fuentes municipales."}}