LA OTRA ZONA ALTA DE BARCELONA

Los 'condenados' de Torre Baró claman contra el abandono del barrio

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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A ojos de Juan Esteban León, nacido y crecido en el lugar, la actuación municipal en la zona alta de Torre Baró durante décadas ha sido de manual. No hacer nada para que todo se haga solo. Dejar que las casas se caigan y que los vecinos se marchen. Que la situación degenere en una marginalidad tal que justifique su erradicación. La parte más elevada de este enclave de casas, muchas de ellas autoconstruidas, se levantó en los límites de Collserola en los años en los que todo valía y gran parte de las viviendas están afectadas urbanísticamente al estar construidas en terreno forestal y, en principio, condenadas a desaparecer. "Todas las inversiones en Torre Baró se han hecho siempre en la parte baja. Aquí nos tienen abandonados", denuncia León, vocal de la asociación de vecinos, que, tras un año y medio de tregua por el cambio de gobierno municipal, han vuelto a organizarse (y a salir a la calle) para recordar que continúan allí, que son "ciudadanos de Barcelona" y que quieren ser tratados como tales. Que siguen 'cabreados', vaya.

Basta con pisarlas para certificar que las empinadas calles de la parte alta de Torre Baró no reúnen las condiciones urbanísticas que se esperan de Barcelona, no solo por su orografía. Casi se hace necesario mirar monte abajo y ver las torres de la Térmica de Sant Adrià y la orgía de carreteras y vías de tren de acceso a la ciudad para confirmar que se está en territorio Cobi. Es la otra zona alta.       

PROYECTOS A MEDIAS

Pese a ser uno de los barrios más cuesta arriba de Barcelona (no solo por su bajísima renta familiar), Torre Baró no dispone de ninguna escalera mecánica. Las que hay, de obra, han sido batalladas una a una por los vecinos. "Nos dicen que para poner una escalera mecánica es necesario que primero haya una de obra, pero no hacen ni la de obra", lamenta Jesús Barragán, presidente de la asociación de vecinos. Se refiere a la que debería unir la calle de Martorelles con la de Palau-Solità (el primer tramo, entre Martorelles y la avenida de Vallbona, lo arrancaron al anterior consistorio).

Reivindican cosas que pueden resultar obvias como el soterramiento de los servicios - los postes de la luz siguen siendo troncos de madera de otro siglo-, que se construyan aceras -en muchísimas calles la carretera obliga a andar por un arcén mínimo- o que TMB llegué hasta el lugar. El bus de barrio de Torre Baró corre a cargo de Sagalés -con los problemas que la subcontratación les ha causado en los últimos años-. "Otra petición histórica es que el bus una la parte alta con la baja del barrio. Los vecinos de la parte de arriba deben ir hasta Llucmajor y dar toda la vuelta al distrito para bajar al CAP o a la biblioteca", prosigue Barragán. "Existe un proyecto de pista forestal para bajar hecho.Teníamos el compromiso del gobierno anterior, pero no se llegó a ejecutar nada. Llevamos un año y medio del nuevo gobierno y seguimos igual de olvidados. Con el cambio de ayuntamiento hemos tenido que volver a poner sobre la mesa todas las peticiones, y, de momento, seguimos igual. Se actúa abajo, en la plaza de los Eucaliptus; la montaña sigue olvidada", denuncia León. El viernes pasado cortaron la Meridiana a media tarde en plena operación salida con pancartas contra el abandono del barrio. Anuncian que fue la primera protesta de muchas. "Hasta que nos escuchen", advierten.

EXPROPIACIONES Y RUINAS

Es fácil identificar las zonas que ya han sido expropiadas, ya que quedan los escombros. Algún suelo (restos de baldosas). Y ruinas. "Aquí antes había una casa preciosa, y mira ahora", lamenta Barragán, uno de los afectados por las expropiaciones de hace una década. "En el 2007 nos sacaron de nuestras casas y nos realojaron en estos pisos del patronato. Teníamos la vida resuelta en nuestras casitas, pagadas, y nos metieron en hipotecas que algunos no han podido pagar. Y los pisos son un desastre. Las placas solares no funcionan, tenemos humedades y nadie se ocupa de resolverlo", prosigue el hombre mientras muestra la pancarta en su balcón que, como él, pide soluciones.

El vecindario no está dispuesto a agonizar hasta que se afronten las decenas de expropiaciones pendientes. Reclama que o se desafecten las casas y se salven o se indemnice a los propietarios y se tiren. "Queremos marquesinas en las paradas de bus y un lugar donde organizar las fiestas populares, como cualquier barrio", prosiguen desde la asociación de vecinos. Ese lugar quieren que sea en el parque central, actualmente un vivero para acoger a árboles 'víctimas' de otras reformas urbanísticas en la ciudad.  

RESPUESTA MUNICIPAL

La concejala de Nou Barris y de Urbanismo, Janet Sanz, escucha las quejas y pide paciencia a los vecinos. "En un año y medio no se resuelven las deficiencias de 30. Soy muy consciente del déficit de infraestructuras que arrastran y hemos incluido las actuaciones de urbanización de las calles y aceras en el plan de actuación del distrito", explica la concejala. Sanz asegura también que están trabajando en un plan de movilidad para toda la Zona Norte -que incluye también Ciutat Meridiana y Vallbona-, y que en este territorio, "prioritario para Nou Barris", se desarrollará la segunda fase del plan de barrios. "Este verano hemos creado 200 planes de ocupación para desbrozar la zona", concluye la edila.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Manuel Vital en el recuerdo","text":"Es imposible hablar sobre los deficiencias en el\u00a0transporte p\u00fablico en Nou Barris y sobre los esfuerzos del vecindario para lograrlo casi todo, no solo el transporte, sin recordar a\u00a0Manuel Vital, vecino de Torre Bar\u00f3 que\u00a0demostr\u00f3, secuestr\u00e1ndolo, que era t\u00e9cnicamente posible que el bus llegara hasta el lugar (la Administraci\u00f3n argumentaba lo contrario para negarles\u00a0el servicio). Lo recordaron los actuales vecinos el pasado viernes en la manifestaci\u00f3n en la que, 40 a\u00f1os despu\u00e9s, siguen clamando por un transporte p\u00fablico en condiciones. \"Aqu\u00ed hemos batallado una a una hasta las marquesinas\", recuerda Jes\u00fas Barrag\u00e1n, presidente de la asociaci\u00f3n de vecinos."}}