Dualidad en el área metropolitana

La montaña salvaje de Barcelona

fsendra35837667 montcada i reixac 08 10 2016 sociedad gran barcelona reporta161009180648

fsendra35837667 montcada i reixac 08 10 2016 sociedad gran barcelona reporta161009180648 / periodico

HELENA LÓPEZ / MONTCADA I REIXAC

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Escombros, ruedas, envoltorios de preservativos, uralita, chatarra y restos de maderas de talleres clandestinos junto a decenas de enquistadas -llevan allí décadas- barracas de huertos informales. Así se muestra la cara más hostil de la fachada que bordea el Besòs de la sierra de Marina en Montcada i Reixac; una ciudad "trinchada por las infraestructuras que dan servicio a Barcelona", como la define su concejal de Urbanismo, el republicano Jordi Sánchez. Abandono que contrasta rayando lo inverosímil con la desconocida laguna del Pla del Besòs, con el vuelo de hermosos pájaros de río como el martín pescador o el colorido de arbustos de ribera protegidos como el sauce gatillo.

Esa desconocida y estoica riqueza medioambiental de la Montcada al otro lado del Besòs es la que reivindican las entidades que se han organizado en la Taula de Medi Ambient de la localidad situada en la salida norte de la capital catalana, descuartizada por la C-58, la C-33, la R-2, la R-4, el AVE y la A7. "Históricamente ha habido tanto que hacer en la ciudad, que este lado del Besòs ha quedado olvidado", explica Sergi Argelés, portavoz de la coordinadora nacida, entre otras cosas, para poner sobre la mesa la necesidad de dignificar las muchas zonas verdes de la Montcada gris.

Siguiendo la máxima de que para amar algo hay que conocerlo -o para romper el 'ojos que no ven, corazón que no siente'-, este sábado la Taula de Medi Ambient organizó una caminata de 10 kilómetros por las seis puertas de la sierra de Marina que tocan a Montcada.

EL PARADIGMA

"La Torre dels Frares es el paradigma de lo que queremos denunciar. Si Montcada es el patio trasero de la gran Barcelona, este lado del Besòs se ha convertido en el cuarto de los trastos, vertedero incluido. Esta masía, en pleno parque natural y documentada desde 1457, ha pasado años cerrada y abandonada, hasta que fue okupada en el 2008. Nuestro objetivo sería que se convirtiera en un centro de interpretación del parque y su patrimonio o en una escuela de naturaleza", explica Antonio Álvarez, de la asociación de defensa del espacio natural La Màquia y miembro de la Taula, ante la mirada desafiante del grupo de ocas que defiende la vieja construcción.

Esa no es la única demanda concreta de la plataforma ecologista vecinal. Su idea sería recuperar el cultivo de forma ordenada y sostenible, y las zonas de pastos. "Los incendios se apagan en invierno. La buena gestión forestal es la mejor manera de evitarlos", apunta el ecologista tras recordar los varios sustos que han vivido este verano. Reivindican también la redefinición de los límites del parque natural -la flora y la fauna no entienden de fronteras administrativas- y la coordinación entre administraciones (hay espacios responsabilidad del Consorci del Besòs, otros del ayuntamiento, otros de la Diputación y otros incluso de Adif, por la cercanía de las vías del AVE).       

CALLES Y NÚMEROS

Seguramente donde el contraste entre las dos caras de la montaña se hace más evidente es el Pla del Besòs, donde unas escalerillas tras un organizado -las calles y las parcelas están numeradas- núcleo de chabolas llevan a una laguna que ni el más soñador podría imaginar en la industrializada Montcada. "Este núcleo de barracas es un problema enquistado que no tenemos recursos para afrontar", afirma el concejal Sánchez, quien explica que los esfuerzos para erradicar el barraquismo en la localidad se han centrado en los últimos tiempos en el Turó, donde el problema no solo era medioambiental, sino que era, sobre todo, social. Mientras en el Turó, en la zona de Collserola, había barracas habitadas, en las que se habían instalado familias que habían sido desahuciadas en la ciudad -algunas provenían de Barcelona-, las del Pla del Besòs son principalmente huertos (con sus corrales), merenderos y talleres.

"Ahora me preocupan más las barracas del otro lado del río. Entre la C17, la C33, la salida del AVE; por ser un núcleo nuevo. Es una zona aislada, escondida, por donde no pasa nadie, y eso atrae a la marginalidad", prosigue el concejal.

COMPAGINAR USOS

"A partir de las riadas de 1962, la política hacia los ríos ha priorizado la seguridad, los muros de contención, y se han descuidado otros aspectos. El reto ahora es que el río sea la fachada de la sierra de Marina y compaginar su apertura a la ciudadanía. El río tiene que ser una oportunidad para servir de nexo de unión entre barrios aislados, con el cuidado de la riqueza natural", asegura Sánchez, a quien, como mínimo, hay que reconocerle que, junto al concejal de la oposición Gonzalo García (CUP), se calzó las chirucas y anduvo durante cinco horas escuchando las numerosas demandas vecinales y los sueños de luchar por dignificar el corredor natural entre Collserola y el Montnegre.

El biólogo Alfredo Almanza, de la asociación La Horda, es otro de los participantes de la caminata. Él ha acudido a reivindicar el valor del sauce gatillo. "Es un especie de ribera que está protegida, tenemos la suerte de tenerla, y aquí nadie la protege. En flor están preciosos. Dicen que lo monjes tomaban sus frutos porque hace bajar la libido", relata el joven, quien ha dedicado horas a quitar cañas invasoras que se estaban comiendo los arbustos. No es el único que ha tomado la iniciativa, y se ha arremangado, para proteger la montaña. Son muchos los que han acudido a limpiar escombros. Ahora piden que sea la Administración local la que recoja el guante.