El hotel de las Drassanes trata de seducir al vecindario del Raval Sur

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Hace 10 años, la apertura de un hotel al lado de casa no inquietaba a nadie, salvo que se tratara de espacios polémicos o de pelotazos urbanísticos. Pero con Barcelona en plena expansión turística y alarma de gentrificación en muchos barrios, anunciar un nuevo alojamiento genera en algunas zonas tanta controversia como producirían un prostíbulo, un club cannábico o una narcosala. Espacios habituales en una gran ciudad pero que casi nadie quiere al lado de casa. En el Raval Sur, junto a Drassanes, los dos hoteles de cinco estrellas -con un mismo concepto y estilo- proyectados por Praktik y pendientes de aprobación desde hace 475 días son el mejor ejemplo. Un alojamiento que promete ser un "proyecto comunitario de interacción con el barrio" y que ha encandilado a parte del vecindario, mientras que ha sublevado a la otra.

Alegando hechos y no palabras, en los últimos meses la empresa ha llegado a acuerdos con entidades sociales para encargar servicios a empresas del barrio, contratar a personal en la zona (ya ha fichado a tres residentes para otros hoteles del grupo), ultima convenios con instituciones culturales de la zona e impulsará becas de estudios para que jóvenes con talento del barrio puedan acudir a la Escola Massana o la Escola de Música JPC, entre otros. Dicen que brindan el nuevo modelo de negocio turístico, que debería conectar con los barrios y aportar algo en lugar de limitarse a sacar partido al territorio, como ha reclamado Ada Colau desde que es alcaldesa. Los bajos del hotel albergarán zonas de exposiciones para colectivos del barrio, zona de restauración multiétnica con puntos de mercado, y la creación de 300 empleos en total.

{"zeta-legacy-despiece-vertical":{"title":"Movilizaciones en ambos bandos\u00a0","text":"Praktik ha contado con la Fundaci\u00f3 Tot Raval desde el principio y hay un compromiso para colaborar en inserci\u00f3n laboral, en campa\u00f1as sociales y compras en el barrio. Tambi\u00e9n hay un acuerdo con la entidad social Dona Kolors para que haga los uniformes del personal del hotel. Si el plan sigue adelante, se firmar\u00e1 convenio con el Museu Mar\u00edtim, para realizar all\u00ed actos corporativos. En los bajos del hotel habr\u00e1 tambi\u00e9n espacio para artesanos, m\u00fasica en directo y j\u00f3venes talentos. Otros hoteles Praktik\u00a0han incluido negocios abiertos en sus bajos, desde panader\u00eda a bar de vinos."}}

Hace un mes este diario daba cuenta de las quejas de residentes de la zona y otros que reivindican un turismo sostenible contra el futuro espacio. Protesta doble. Por una parte, porque consideran que el distrito de Ciutat Vella ya ha alcanzado la saturación turística. Por otra, porque el PERI del Raval de 1985 destinaba parte del terreno a vivienda social, aunque en el 2003 se modificó y dejó solo un 25% de la cuota a ese fin. Dos años después, se volvió a recalificar, sin pisos sociales. En tres lustros y desde que la cooperativa de viviendas de UGT los comprara en 1999, los solares que integran los terrenos han cambiado de manos varias veces hasta llegar, en junio del 2015, a manos de un nuevo promotor, dispuesto a levantar el proyecto de doble hotel.

El diseño inicial se ha retocado en las últimas semanas con el objetivo de que sea de 5 estrellas (y no de 4, como se pensó originalmente). Serán dos bloques, proyectados por el afamado arquitecto Carlos Ferrater, uno de planta baja más cuatro y otro igual pero con una torre de cuatro más. Tendrán 106 y 84 habitaciones y compartirán concepto y diseño, aunque está por decidir si con el mismo nombre, con una inversión total de unos 50 millones de euros. Josep Maria Trénor, accionista mayoritario en esta iniciativa, afirma que si hubieran topado con una negativa general se habría dado marcha atrás inicialmente. Pero que diversas entidades vieron con buenos ojos su fórmula de integración.

LICENCIAS PENDIENTES

La cadena Praktik esgrime que, frente a los tres meses habituales para obtener una licencia, el equipo de Ada Colau suma más de 15, sin que haya ningún elemento (ni plan de usos ni la moratoria de alojamientos) para denegarla. Su certificado de aprovechamiento urbanístico previo a la paralización de licencias le da vía libre, en estos solares de las calles Cid, 11-15 y Perecamps, 8-16. Por tanto, el ayuntamiento parece demorar lo inevitable, aunque sigue analizando que todo el proceso haya sido correcto. Una negativa acabaría en los tribunales.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"El proyecto ha sufrido modificaciones e integrar\u00e1\u00a0","text":"un bloque de\u00a084 habitaciones y otro de\u00a0106, seguramente de 5 estrellas\u00a0"}}

Quienes salen ahora a la palestra son los vecinos que están a favor, aglutinados en la asociación de vecinos de Arc del Teatre, que representa al Raval Sur y dicen recoger la voz de la "mayoría". En la entidad están convencidos de que la zona más deprimida del Raval, desde Nou de la Rambla hasta el litoral, necesita un empujón dinamizador a toda costa para salir de las tinieblas. "Por aquí hay muchos organismos y entidades, pero de noche no pasa nadie, esto es la boca del lobo y ya no quedan ni tiendas", se lamenta Eduardo de la Vega, su presidente y enamorado -para lo bueno y lo malo- de la zona, convencido de que el turismo de calidad y un proyecto como ese puede ser la vitamina que necesitan.  

Frente a los paulatinos esfuerzos de dinamización del Raval Nord y el tramo central (de Hospital a Nou de la Rambla), con el esponjamiento urbanístico, pisos sociales, la rambla del Raval, un gran hotel de 4 estrellas en la zona, la Filmoteca..., la zona más cercana a Drassanes no ha levantado cabeza en años. Cuentan en la asociación que durante los gobiernos socialistas se pactó llevar la cuota de pisos sociales a la Illa de Robadors, concentrando más viviendas en el corazón del Raval, y replanteando el solar de la discordia junto a Drassanes con un hotel y un gran supermercado (que no vio la luz). La idea era generar actividad en la zona más periférica y con menos vida, rememoran.

Pedro Parra, presidente de la cooperativa Qualitat Habitatge Social de UGT, se defiende de la polémica en torno a la venta de parte de los terrenos (por cuatro veces lo que habían pagado) asegurando que todo se reinvirtió en Robadors, donde el suelo también se había disparado de precio y "se hicieron más pisos de los que habría habido en el Raval sur". 

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