BARCELONEANDO

El músico que nunca lo fue

Manel Joseph, cantante de la Orquestra Plateria, acaba de publicar su segundo disco en solitario, 'Que en som d'animals'

Manel Joseph, cantante y alma de la Orquestra Plateria.

Manel Joseph, cantante y alma de la Orquestra Plateria. / periodico

RAMÓN DE ESPAÑA

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En esta ciudad hay gente a la que uno lleva viendo toda la vida sin llegar a cruzar jamás ni una palabra. Si te caen mal, todo eso que te ahorras, pero si te gusta lo que hacen y siempre los has admirado en la distancia, la cosa adquiere tintes frustrantes, sobre todo si hay amigos comunes que no han cumplido su función en este mundo y no te los han presentado. Es lo que me pasaba a mí con Manel Joseph (Barcelona, 1948), cantante de la Orquestra Plateria durante 40 años y parte del paisaje alternativo de esta ciudad desde el día ya lejano en que abandonó el banco en el que entró de botones –aunque ya lo habían ascendido a auxiliar administrativo- y se apuntó al mundo pop, donde sigue viviendo a día de hoy. Así pues, aprovechando que el hombre acaba de publicar su segundo disco en solitario, 'Que en som d'animals', le llamé por teléfono y le conminé a darme conversación. Como era de prever, salió material como para llenar un libro, pero ese libro ya existe y lo escribió el interesado no hace mucho, 'El net del vigilant'.

 “Pues sí, mi abuelo era vigilante de barrio”, dice tras haberle pedido al camarero un quinto de cerveza. ¡Un 'quintu'! ¡Hacía años que no oía a nadie pedir un quinto- “De cuando había serenos y esas cosas recorriendo las calles de noche con su guardapolvos gris. Me pareció un buen título para explicar de dónde vengo, que soy de Gràcia y que me he movido toda la vida en el mundo de la música sin ser realmente un músico. Estoy hasta orgulloso de no serlo. Para componer tengo que canturrearle la melodía a alguien que la sepa dibujar en el pentagrama”.

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Le digo que, al principio de su carrera, le ocurría lo mismo a David Bowie, quien le cantaba las canciones a su guitarrista, Mick Ronson, y este ya se apañaba. No sé si le he animado o si cree que me estoy cachondeando, pero da igual, pues sigue contándome su vida, que es a lo que he venido: “Lo del banco no era para mí, así que en cuanto pude me pasé a la música sin ser músico. A finales de los 60 monté Dos mes un con los hermanos CluaIa y Jordi, para hacer versiones y algo de material propio. Éramos más pop que los de la Cançó. Ellos eran más bien afrancesados, admiradores de Brel y Brassens, y nosotros tirábamos más hacia la cosa anglosajona, hacia Dylan o PeterPaul Mary. Disuelto el grupo, me apunté como percusionista a cualquier asunto que pintara bien, y así fue como acabé colaborando con Pau RibaSisaGato y mucha más gente. De hecho, me convertí en cantante un poco por casualidad. La Plateria empezó como una broma de fin de año sin pretensiones de continuidad. Fue una idea de Rafael Moll, a la que nos sumamos SisaGato y yo. Cuando la cosa empezó a ir en serio, yo pensaba limitarme a hacer coros y ser la voz principal solo de vez en cuando, pero ya ves, pese a ser bajito y calvo, acabé de líder sin pretenderlo”.

Desde que dio por terminada su carrera iniciada a mediados de los 70, la Plateria actúa más que nunca: “Te juro que no fue un truco para dar pena y que el público exigiera nuestro regreso. La cosa iba cada vez peor y apenas teníamos bolos. Pero en cuanto nos retiramos, empezaron a llamarnos de un montón de sitios: hace unos días tuvimos una actuación en Portugal ante 60.000 personas…Nos hemos retirado, pero si alguien nos llama, actuamos donde nos digan. Suena un poco raro, ¿no?”

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Le digo que me ha gustado su nuevo disco y le pregunto por los próximos: “Igual no hay ninguno más. O sí. A los 68 años, lo de hacer planes a largo plazo me parece un poco ridículo. Prefiero vivir al día y no calentarme la cabeza. Si me salen más canciones, llamaré a Xavier Batllés, al que tengo de Mick Ronson por la módica suma de 20 euros la hora, y les daremos forma. Ni estoy al principio de mi extraña carrera ni se vende un disco, así que…Desde que vivo en Masnou, cada vez me gusta más pasear por la playa y dedicarme a mirar el mar, sin pensar en lo que voy a hacer con lo que me queda de vida…”

'Que en som d'animals' no es un disco de salsa; el tono resulta mucho más intimista, como de cantautor. Tal vez porque Manel nunca ha sido un cantante de salsa, sino alguien que interpretaba el papel de un cantante de salsa, para el que se había preparado estudiando atentamente a Héctor LavoeRubén Blades y todos los grandes del género. También la Plateria se hacía pasar por una orquesta de salsa, como Sisa mutó en Ricardo Solfa y Gato Pérez, un intelectual argentino, adoptó la personalidad de un gitano de Gràcia. Como dice Manel, “Nunca fuimos auténticos. Ni falta que nos hacía”.