limpieza de fachadas

Barcelona gasta cuatro millones cada año en limpieza de 'graffiti'

La empresa concesionaria eliminó durante el 2015 unos 250.000 carteles y pintadas

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Hay que imaginar primero un edificio del Eixample, pero de cinco kilómetros de altura, una barbaridad, por supuesto, pero una fachada así, colosal, es la superficie que cada año tiene que limpiar de graffitis y otras suciedades (como pegatinas y anuncios sin permiso) el Ayuntamiento de Barcelona. Otras ciudades no lo hacen porque no es barato. Acaba de abrirse el concurso público para la concesión de esta labor de Sísifo. Los graffiti se comerán cuatro millones de euros cada año del presupuesto municipal, más o memos, lo mismo que hasta ahora. Con esa partida económica, las brigadas encargadas de esta tarea realizaron durante el 2015 un total de 248.439 actuaciones.

Esta es la historia del Correcaminos y el Coyote. El director de Limpieza y Gestión de Residuos, Carlos Vázquez, ha realizado a media mañana una demostración práctica de cómo se limpia una pintada de una pared, lo cual tiene más ciencia química de lo que parece. La cita es a la altura del número 86 de la calle de Margarit, prácticamente en la trastienda del Poblesec. Para el caso sirve un texto de poesía mural que alguien escribió en un muro. “Donne moi de la haine, je t’en fais de l’amour”. La firma era un corazoncito sorprendido, con sus tres rayas cinemáticas de comic. El caso es que el autor empleó casi seguro menos de un minuto en caligrafiar esa cursilería, ni siquiera original, pues internet revela que la frase es un ‘hit’ en el país vecino.

TRES SESIONES DE FROTAR Y ACLARAR

Los operarios, tres llegados expresamente con una furgoneta, aplican primero una capa de un liquido que reblandece la pintura. Toca esperar un rato. Después, cada palabra es sometida a un chorro de agua caliente a presión. Se forma una emulsión espumosa. Expectación. La capa blanquecina se desliza lentamente hacia abajo. ¡Oh!, la frase, aunque ahora en un gris gatuno, aún se lee perfectamente. Segunda capa de disolvente. Este es distinto, pero tampoco obra el milagro. Será necesario repetir una tercera vez el proceso para lograr el objetivo deseado, en resumen, casi media hora de frotar y aclarar. Así no hay quien pille al Correcaminos.

Cifras en mano, los responsable municipales aseguran que la vida de los graffiti en Barcelona es muy corta, unos cuatro o cinco días de media, menos que una mosca doméstica, que ya es poco. Hay 35 unidades que a diario se encargan de la deteccion y eleminación de los graffiti. La ciudad, sin embargo, nunca parece limpia de ellos, por dos razones principalmente. La primera es porque las brigadas no actúan sobre las persianas de los comercios ni en el acceso de los aparcamientos privados, rincones en los que los aficionados a firmar por las paredes se sienten más seguros si de evitar una multa de 300 euros se trata. Los operarios, en definitiva, solo actúan en las fachadas. La segunda razón es obvia. Bastan pocos ‘artistas’, calificativo que a la mayoría les viene muy grande, para emborronar medio barrio en una noche.

ARREPENTIMIENTOS VELAZQUIANOS

El chorro de agua a presión resuelve a veces a la primera el problema. Más incierto es el caso de los graffiti de colores y de grandes dimensiones. Antes de atacar la frase poética, el equipo desplazado a la calle de Margarit se la tuvo con uno de estos, justo en la pared contigua. Se desprendió sin mayores problemas la capa de pintura, pero debajo apareció lo que en pintura serían unos arrepentimiento de Velázquez, pero de tres al cuarto, es decir, las señales de una pintura anterior que se recicló como silueta para realizar la nueva pintada.

Más ingrato resulta para los empleados de la limpieza cuando los graffiti se realizan sobre paredes pintadas o encaladas, algo muy común, por ejemplo, en las calles de Gràcia. El agua a presión se llevaría por delante en estos casos hasta el lienzo. En casos así toca armarse de paciencia. Es necesario pintar el tramo de pared afectado y, para ello, es necesario antes mezclar los colores adecuados de pintura para dar con el tono exacto.

Total, nada nuevo bajo el sol. El ayuntamiento ha querido subrayar cuánto cuesta en tiempo y dinero este tipo de vandalismo, justo antes del concurso de la nueva contrata de limpieza. Es casi un calco de la anterior, salvo por el detalle de que en las cláusulas de la concesión se han incluido condiciones como la recomendación de que se respete la igualdad de géneros en la contratación de los trabajadores y que las bajas y sustituciones se cubran con aspirantes procedentes de bolsas de parados con dificultades para reintroducirse en el mercado laboral.