Gràcia apunta a récord de visitantes con unas decoraciones de alto nivel

Los ciudadanos llenan las calles de la antigua 'vila' el primer día de una fiesta mayor que excepcionalmente ha respetado la lluvia

Festa Major de Gràcia. Calle de la Fraternitat

Festa Major de Gràcia. Calle de la Fraternitat / periodico

CARLES COLS / BARCELONA

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En los Juegos Olímpicos de 1968, celebrados en México, se acuñó un adjetivo que suele emplearse poco, beamonesco. Es lo que hizo el saltador de longitud Bob Beamon, una marca inesperada, un récord imprevisto, favorecido tal vez por la altura de la capital mexicana, a más de 2.200 metros sobre el nivel del mar. 

Gràcia batirá algún año su cifra de visitantes exactamente así, de forma beamonesca, y puede que sea este mismo verano olímpico. Ningún tormentón estival ha escacharrado las decoraciones de las calles la primera noche (algo curiosamente bastante común) y, azares del calendario cristiano, la fiesta ha quedado perfectamente encajada este 2016 entre dos fines de semana. La previsión es sol de día y luna de noche para toda la semana.

Los organizadores de la fiesta mayor, es decir, los vecinos, han elevado un año más el nivel artístico de las decoraciones. Por el momento, la primera jornada se ha saldado con un lleno notable de público por la mañana y una capacidad de convocatoria mayor aún por la tarde. Beamonesco.

1966, TOM JONES

Que Gràcia luzca llena de vida en pleno agosto parece ahora normal, pero a poco que se coge un poco de distancia para ver con perspectiva la línea del tiempo se revela con mayor claridad que esto es una rareza. A mediados de los años 60, la fiesta mayor de Gràcia era todo un acontecimiento. En 1966, por ejemplo, actuó Tom Jones en la plaza del Sol. Menudo clímax. Pero la sociedad cambiaba. Llegaron los utilitarios, la casita fuera, las vacaciones en la playa o en la montaña (discusión doméstica habitual en primavera) y así llegaron los agostos de la ciudad desierta, un paisaje que a los más jovenes les cueste tal vez imaginar, pero que tenía su qué.

A principios de los años 70, solo cinco calles eran decoradas, con más voluntarismo que finura. Entre ellas, Progrés, que lo hacía de forma ininterrumpida desde 1924, salvo durante el paréntesis de la guerra civil. Así, que este año sean ya 20 las calles engalanadas es todo un síntoma de que la fiesta goza de buena salud, no porque a los comerciantes les vaya bien, sino porque los vecinos así lo desean. Esta, a diferencia de la fiesta mayor de Barcelona, es una parranda en la que el papel programador del ayuntamiento es secundario.

El miércoles a las seis de la tarde, el jurado anunciará su veredicto sobre el concurso de calles. Las apuestas, como siempre, se cruzan a favor de Verdi, lo cual suele causar una cierta rabia, pero realmente las primeras horas de fiesta ha causado admiración su californiana ambientación, la submarina, muy lograda, y la del paseo de las estrellas de Hollywood, muy fotografiada. Pamela Anderson, en cambio, les ha salido un poco Carmen de Mairena.

VERDI, SANA RABIA

Verdi es como cada año la potencia a batir, pero siempre desde la más sana competencia, pues a la calle dedicada al compositor italiano se le debe, en cierto modo, la recuperación de las fiestas en los años 70. Se apuntó en el verano de 1978. Dicen que aquello fue una inyección de moral y que animó a otros vecinos de otras calles a seguir los mismos pasos.

La competencia más feroz la tiene Verdi en la Gràcia del sur, la gincana de calles que forman Fraternitat, Progrés, Llibertat y Tordera. Sus vecinos están cada año más en forma. El gigantesco pescador que recibe a los visitantes en la calle de la Fraternitat es un trabajo excelente. Apunta a premio, aseguran los entendidos ( o sea, los vecinos de las calles rivales). No desmerece en nada a los grandes momentos de las fiestas de Gràcia que en el pasado protagonizó esta calle, como en 1892, cuando a sus habitantes les dio por repasar la cadena de guerras carlistas que sacudieron Catalunya a lo largo del siglo y, para la ocasión, la decoración la confeccionarion con piezas militares reales olvidadas en los campos de batalla. Habría que repasar las hemerotecas, pero parece que nadie se escandalizó como ahora que el ayuntamiento quiere montar una exposición en el Born con parafernalia franquista. La flecha del tiempo corre a veces como en la novela de Martin Amis, hacia atrás.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Dos 'graciencs' ausentes e indispensables","text":"\"La fiesta me hace feliz, formas parte de un grupo, te relacionas y eso te enriquece\". Este es Ricard Poch, uno de los vecinos m\u00e1s activos, tambi\u00e9n ausente por enfermedad. A ambos dedic\u00f3 la fiesta de este a\u00f1o Carla Carbonell, presidenta de la Fundaci\u00f3 Festa Major de Gr\u00e0cia tras el preg\u00f3n del domingo por la tarde. Les record\u00f3 que Gr\u00e0cia les espera para los 200 a\u00f1os de la fiesta mayor, que se cumplen el 2017."}}

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