Las medusas ya están aquí

Bañistas con unas medusas recién pescadas en la playa de la Barceloneta, este lunes.

Bañistas con unas medusas recién pescadas en la playa de la Barceloneta, este lunes. / periodico

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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Las playas de Barcelona están estos días llenas de turistas… y de medusas. La primera gran oleada de estos animales marinos en la temporada de baños ha hecho sentir sus efectos en las playas del litoral de la ciudad, que llevan todo el fin de semana con bandera amarilla por su presencia. Este lunes, con un mar que parecía una piscina, los bañistas, desde la Barceloneta hasta Bogatell, se encontraban con alertas sonoras desde los altavoces de las playas cada media hora, aproximadamente, que pedían en tres idiomas precaución y que no se adentraran en el mar por la presencia de medusas.

Solo en la zona del espigón de la Barceloneta a la Vila Olímpica, fueron atendidos más de un centenar de bañistas este domingo, según los servicios de emergencia. Este lunes 94 personas han sido atendidas en las playas de Barceloneta, Mar Bella, Nova Icària y Llevant, un tramo más extenso que el anterior. “La gente ya sabe lo que hay que hacer: lavar la picadura con agua salada, nunca dulce, poner hielo y que no les dé el sol porque es una quemadura química”, explicaba un socorrista sobre los casos más leves.

La alarma durado desde el fin de semana y los expertos no saben durante cuántos días más puede afectar porque la meteorología no prevé grandes cambios. “Las condiciones de viento y las corrientes marinas han arrastrado a la costa a bancos de 'Pelagia noctiluca' que normalmente vive en mar abierto y cuya picadura es más irritante que la de la 'Rhizostoma', que es la que vive en la costa”, explica Verónica Fuentes, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC.

BUENA REPRODUCCIÓN

La llegada de las 'Pelagias' no es excepcional, apunta la investigadora, sino que es un fenómeno que ya se dio el pasado abril aunque pasó más desapercibido por la ausencia de bañistas. “Ahora han llegado muchas por las condiciones de viento y corrientes. Además hubo una buena reproducción este año y por eso han llegado ejemplares juveniles, de uno o dos meses de vida”, añade Fuentes.

La presencia de estos jóvenes ejemplares no desanimaba a sus homólogos humanos también foráneos, que disfrutaban del día de playa, en general, sin imprudencias. “Bueno, me ha rozado una medusa, pero poca cosa”, admitía Michael, que había venido con su novia desde Viena y esperaba su turno para jugar a voley-playa. Nadie quería perderse la experiencia de la playa urbana, aunque Amelie, otra joven procedente de Toulouse, admitía que le daba miedo que le picara una y que por ello se había bañado poco. Otros ni se habían enterado.

Algún bañista, sin embargo, no mantenía las formas. “Teníamos al lado a unos chicos que han visto las medusas y las han apartado hacia donde estábamos mis hijos y yo. He sacados a los críos del agua y nos vamos”, replicaba indignada una turista estadounidense que no quiso dar su nombre.