El futuro mercado de la Abaceria de Gràcia incorporará cooperativas de productores

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Adiós al mercado de la Abaceria del siglo XIX, con casi una tercera parte de su oferta comercial cerrada, instalaciones vetustas y una pérdida continua de compradores en el corazón de Gràcia. El que saludará, en unos cuatro años, será un equipamiento del siglo XX! con la mitad de puestos de venta pero con infraestructuras que lo adapten a los nuevos tiempos y no solo un supermercado como reclamo añadido, sino también un espacio destinado a cooperativas para favorecer la venta de productores de proximidad y ecológicos. La resurrección, eso sí, costará 25 millones de euros e implicará trasladar la actividad a una carpa provisional en el paseo de Sant Joan.

El proyecto de renovación acaba de despegar con la votación favorable de un 95% de los concesionarios y abre un calendario ajustado para estrenar nuevo mercado probablemente en el 2020. El año que viene se redactará el proyecto arquitectónico y se construirá el recinto provisional para proceder al traslado de los operadores (en paseo de Sant Joan entre Sant Antoni Maria Claret e Indústria) pactado con comerciantes y vecinos, mientras duran unas obras complejas que se iniciarán en el 2018 y se prolongarán entre 24 y 30 meses.

La Abaceria se suma así al proceso de reanimación que han sufrido otros mercados históricos como, en los últimos tiempos, Sants y el Ninot, o Sant Antoni, que encara la recta final de reforma. La puesta al día se concibe como única vía para evitar que los mercados más obsoletos se mueran por poco competitivos. El ejemplo de este recinto de 1892 en plena Travessera de Gràcia es claro: desde finales del 2010 hasta el año pasado ha perdido un 35% de visitantes (13.802), el 32% de sus 91 negocios interiores han bajado la persiana, y también se han extinguido el 28% de los 24 exteriores.

MOTOR DE BARRIO

Poner en órbita de nuevo a uno de los motores económicos de Gràcia ha supuesto meses de negociaciones con los operadores. Los objetivos de la intervención son preservar el equipamiento más importante del barrio en alimentación fresca y de proximidad; mantener buena parte de la oferta y sus puestos de trabajo; fomentar el papel cohesionador del mercado, añadiéndole espacios de encuentro vecinal; introducir nuevos operadores de economía social; rehabilitar el degradado edificio y hacerlo más sostenible (gestión de reciclaje, ahorro energético...); y dotarlo de servicios y logística competitivos, incluido un centro de distribución urbana soterrada para reducir la presencia de vehículos en el espacio público.

Los comerciantes respiran tras seis años de negociaciones con distintos gobiernos locales. Para Paco Baiget, presidente de los operadores, la intervención era necesaria porque el recinto no solo estaba desfasado para la venta sino que era incómodo para el comprador, muy frío en invierno y sofocante en verano. Destaca además que funcionará como centro logístico de reparto para varias manzanas del barrio, y que en el altillo tendrá un espacio social-vecinal muy esperado. "Gràcia necesitaba un mercado que la gente quede maravillada", opina.

En la planta baja el renovado recinto tendrá 3.900 metros cuadrados con 50 comercios interiores (algunos múltiples) y 12 exteriores, así como 350 metros cuadrados para las cooperativas de productores y 750 para autoservicio, como sucede en todos los mercados reformados. En el altillo coincidirán oficinas, servicios, espacios polivalentes (para uso asociativo, lúdico, cultural y social) y una sala polivalente para talleres de alimentación saludable y cocina.