Una mujer rapta a sus hijos en Holanda y los pone a robar en el metro de Barcelona

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GUILLEM SÀNCHEZ / BARCELONA

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Más que una familia era una célula de carteristas enquistada en el metro de Barcelona. La madre, Cotola, de 49 años y originaria de Bosnia, obligaba a robar en el tren suburbano a sus dos hijas mayores, de 14 15 años, y mantenía en la más absoluta clandestinidad a los tres hijos pequeños, de 3, 6 y 10 años. Ni iban a la escuela, ni acudían al médico si enfermaban. “A todos los efectos, no existían legalmente en España", adonde llegaron hace algunos meses desde Holanda, remarca el intendente Joaquim Bayarri, jefe de División de Transporte de los Mossos d’Esquadra.

Las tres mujeres hurtaban con el método del ‘tapón’, consistente en generar embudos -al subir al vagón o durante la validación del billete- para robar aprovechando la confusión. Trabajaban siempre juntas y eran muy activas.

El intendente Bayarri ha mostrado incluso ciertas dudas sobre el hecho de que los cinco menores sean verdaderamente hijos de Cotola porque conseguían pasaportes con nuevas identidades “fácilmente” y se movían por todo el continente. Lo que sabe la policía catalana es que hace unos dos años entró en Holanda y lo hizo con 7 hijos. Las autoridades no tardaron en retirarle la custodia de todos ellos. La mujer, que vive de sus hijos, se movió para recuperarlos y, hace casi un año, logró reunir a 6 de ellos y los "secuestró" para traerlos a España. Para evitar que le ocurriera lo mismo aquí, a los cuatro más pequeños los ocultó totalmente y a las dos mayores las hizo pasar por adultas.

ROBOS POR TODA EUROPA

A las mujeres las necesitan “para robar en el metro” y a los hombres los usan para puestos “de coordinación” de la organización, que mueve a las distintas células de carteristas por Europa. La policía holandesa, que arrancó la investigación en el 2009, ha descubierto que hay por lo menos seis ‘familias’ de origen bosnio operando en las principales redes de metro europeas. Cuando los Mossos identificaron a Cotola, los holandeses dieron un salto de alegría. La buscaban desde que huyó para recuperar el control de los menores. Sin embargo, Cotola se fue con seis y han aparecido solo cinco. El sexto posiblemente haya sido reclutado por la organización.

Por contra, había otro recién nacido que es hijo de una las chicas más mayores. Ella y su hermana, además, vuelven a estar embarazadas. Los investigadores subrayan que ninguna de las dos tenía nada parecido “a un novio”, aunque uno de los jefes de la banda, también detenido junto a la madre, vivía con ellas. 

La situación de los menores era casi de esclavitud. Lo demostró un hecho que dejó boquiabiertos a los policías catalanes cuando llegó la comitiva holandesa de educadores sociales para recogerlos. El pequeño de 3 años, en cuanto reconoció a uno de sus tutores, corrió hacia  él para abrazarse a su pierna. Actualmente, cuatro de los cinco hijos ya han regresado a Holanda, bajo la tutela de su gobierno. La quinta lo hará próximamente, cuando se demuestre que también es menor de edad.