ESPECIE VULNERABLE

Una tremenda cubana y cinco delfines de ciudad

Solo uno de los cetáceos de Barcelona, la hembra Anak, nació en libertad, hace 36 años

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CARLES COLS. / BARCELONA

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La colección de delfines del Zoo de Barcelona está formada todavía por seis ejemplares, pero muy pronto serán solo cuatro. Por cuestiones de espacio está previsto el traslado de dos machos a algún delfinario cercano que reúna una condiciones óptimas. Los que se queden en Barcelona algo ganarán en comodidad, entre ellos, Anak, el único delfín de Barcelona que nació en libertad.

Es una hembra que fue capturada hace 36 años en aguas cubanas. Es un delfín mular o de nariz de botella, el más común del mundo, tanto en su Caribe natal, como en el Mediterráneo, donde, eso sí, sin ser considerada una especie en peligro, si que está calificada como "vulnerable".

A su manera, Anak es un vestigio del pasado. El Zoo de Barcelona forma parte de una red de parques zoológicos de Europa que desde hace unos 10 años tomó la decisión de poner fin a las capturas de ejemplares en libertad. Esa práctica pervive aún en el mundo, pero la cría en cautividad ha resuelto el problema de la demanda para zoológicos como el de Barcelona.

En octubre del 2012, por ejemplo, Anak fue madre por última vez. Se apareó con uno de los dos machos del delfinario, Blau. La cría de aquel parto, actualmente un delfín de considerable tamaño, es uno de los ejemplares para los que se está ultimando la búsqueda de un nuevo hogar.

UNA CICATRIZ EN LA BOCA

A Anak se la distingue por una discreta cicatriz en el lado izquierdo de la boca y por su sociabilidad. La edad es indistingible en estos animales. La piel permanece tersa incluo a edad muy adulta, y Anak se aproxima ya a lo que se considera la vejez. En libertad, las hembras suelen vivir unos 40 años. Los machos, unos 30.

La cuestión eterna es qué hacen los delfines en un zoo. No es una animal en peligro de extinción cuya preservación en cautividad es prioritaria para salvar la especie. En esa materia, por cierto, el Zoo de Barcelona realiza notables aportaciones. El caso paradigmático es el de las gacelas dorcas subsaharianasgacelas dorcas, cuya reintroducción en su hábitat natural avanza a paso lento pero seguro. También son notables los éxitos en la liberación de majestuosos buitres en Doñanabuitres procedentes de una cría previa en Barcelona y, a escala menor, del tritón endémico del Montseny.

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Lo de los delfines no encaja en ese perfil. Un cetáceo criado en cautividad no tiene ninguna oportunidad de sobrevivir en mar abierto. Sin embargo, hay un punto de vista a menudo olvidado. Buena parte del enciclopédico conocimiento veterinario que se tiene de los delfines es gracias a las facilidades que ofrece su tratamiento en cautividad. El rescate de ejemplares en libertad que aparecen varados en las playas tras colisionar con una embarcación o sufrir cualquier otro tipo de contratiempo no sería igual sin ese conocimiento previo.

Con todo, los delfines han estado siempre en el punto de mira de los grupos animalistas, que consideran que su presencia en zoológicos es tan inadecuada como la de los gorilas, la de los orangutantes o la de los chimpances, grandes simios que destacan por su inteligencia en el reino animal. De hecho, la de los delfines, según diversos estudios, es incluso superior. Son capaces de reconocerse en un espejo. Es solo un detalle entre muchos.