En busca de aire puro

Hace meses que sale en las bolas de cristal de las agencias de tendencias: “Una nueva oleada de ‘gadgets’ está introduciendo en los bolsillos de los consumidores narices electrónicas”. Ahora que empezamos a controlar lo que comemos, ya podemos añadir otra preocupación diaria al alcance del ‘smartphone’: ¿qué respiramos? Es algo que hacemos inconscientemente –recalcan- 20.000 veces al día. A algún purista hasta le entrarán ganas de ilegalizar la canción de Ana Belén y Víctor Manuel ‘Contamíname’.

¿Qué respiramos? Aquí se puede ojear de un vistazo en las pantallitas de siete analizadores dispuestos en dos columnas: SO2 (dióxido de azufre), NO2 (dióxido de nitrógeno), CO (monóxido de carbono), O3 (ozono)… Dan ganas de haber prestado atención en las clases de química. Estamos entre Travessera de Gràcia y Via Augusta. “Aquí mesurem la qualitat de l’aire que respires”, se lee en el lateral de una caseta que pasa inadvertida en la plaza de Gal·la Placídia. A no ser que se mire al techo: tiene más chimeneas por metro cuadrado de las que se podría permitir Papá Noel. Es uno de los 11 puntos de medida de Barcelona que forman parte de la Xarxa de Vigilància i Previsió de la Contaminació Atmosfèrica. “Es la estación más antigua de Catalunya”, apunta Eva Pérez, técnica de la red desde 1998.

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Las chimeneas recogen muestras 24 horas al día, 365 días al año. Cada equipo automático envía los datos a un ordenador; del ordenador pasan al centro de control; y de ahí, a la web y a una 'app' (Aire.Cat) con un desfase de apenas una hora.

La caseta también dispone de equipos manuales: las muestras se depositan sobre filtros para analizar en el laboratorio en busca de otros contaminantes. Eva enseña tres filtros. Uno es de un punto negro que resulta ser bastante literal. Ni siquiera el del Montseny permanece blanco. Tras respirar aire puro se queda tirando a caqui.

La técnica pone en el ordenador la gráfica de hoy. “No son límites de alerta ni de prealerta”, traduce a su lado Josep Escarrà, vicepresidente del Col·legi d'Ambientòlegs de Catalunya (COAMB), 12 años trabajando con el medio ambiente. Lo que convence más que la gráfica: ni él ni la técnico llevan mascarillas.

MÁS INVERSIÓN EN TRANSPORTE PÚBLICO

Hay “episodios de contaminación” 3, 4, 5 días al año, añade el ambientólogo. “Hace unas semanas –apunta Eva- hubo un episodio de intrusión de polvo africano”. El polvo del Sáhara cuenta como contaminante. “Son partículas inferiores a 10 micrómetros que estás respirando”, justifica la técnico. “Como Barcelona ya tiene la contaminación de los coches –apunta Josep-, añades un contaminante a otro y tienes un episodio de contaminación”. “Se ve una extremada preocupación por episodios muy concretos que generan alarmismo –añade el ambientólogo-, pero es un problema de fondo”. Lo más preocupante: “Que no se está tomando ninguna medida estructural para solucionarlo –responde Josep-. Me refiero a inversión en transporte público, sobre todo en Cercanías”.

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¿Ahora se contamina más? Los dos mueven la cabeza. “En términos absolutos, la contaminación ha bajado, aunque eso no quiere decir que estemos bien –dice Eva-. Si miras datos de hace 20 años, son más altos que ahora, pero la legislación es más restrictiva”. “La industria contamina menos –añade Josep-, pero hay más vehículos y hay muchos más diéseles, que en algunos contaminantes son peores”.

El NO2 marca hoy, día laborable, 120 microgramos por metro cúbico (el límite es 200). Un domingo sin apenas tráfico, 40.

"NOS TENDRÍAMOS QUE IR A COLLSEROLA"

¿Que dónde se puede encontrar aire puro en Barcelona? “Fuera de Barcelona”, responde Josep. El ambientólogo saca un mapa elaborado por el CREAL (Centre de Recerca en Epidemiologia Ambiental). Toda Barcelona se ve marrón. “Incluso el parque de la Ciutadella se ve con cierta contaminación”. La zona que primero se despeja es Montjuïc. “Aunque también está muy influenciada por la contaminación del puerto”, comenta Josep. “Nos tendríamos que ir a Collserola, exceptuando la zona que hay entre la autopista y la Carretera de Horta. Y es mucho mejor el aire de Collserola al otro lado del Tibidabo, en la vertiente de Sant Cugat”.

¿Lo más curioso que se ve en Barcelona con ojos de ambientólogo? “Gente haciendo 'footing' –responde Josep- al lado de gente en moto con mascarilla”.