Seis meses de internamiento para uno de los menores de la agresión racista en el metro de Barcelona

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El menor que agredió a un ciudadano de origen mongol en el metro de Barcelona en junio del año pasado ha sido condenado a seis meses de internamiento en régimen cerrado y a un año de libertad vigilada, si bien ya ha cumplido parte del internamiento y el resto queda en suspenso a expensas de su conducta. La agresión tuvo lugar en un convoy de la línea 1 del metro en la estación de Fabra i Puig. El agresor primero le golpeó con el puño en la cara y después en el brazo. El resto de los pasajeros intervinieron poco después para separarlos.  

También ha sido condenado otro menor, en este caso por proferir insultos contra el agredido. El agresor permanecerá cuatro meses bajo libertad vigilada.

El juez que lleva el caso ha fijado fecha para el juicio contra otro acusado mayor de edad y amigo de los condenados que fue la persona que grabó la agresión en un vídeo que luego se podía ver en las redes sociales. Le acusan de grabar los puñetazos y de haber colgado las imágenes en internet y haber acompañado el vídeo con comentarios racistas. El juicio se hará el 18 de enero.

En este caso, el imputado, al ser mayor de edad, afronta una pena de tres años de prisión y una indemnización de 9.000 euros.

EL PROYECTO 'PILLA PILLA'

El condenado por la agresión, Vladislav T., es ruso y no tenía antecedentes. Sin embargo, era conocido por ser violento y cercano a la extrema derecha. Eso se pudo comprobar cuando trascendió el vídeo del metro y varias personas lo identificaron. Además, tenía vínculos con un grupo que se autodenominaba Proyecto Pilla Pilla: apareció una foto suya con un líder de ese colectivo, del que se llegó a decir que iba a ser su nuevo líder.

El Proyecto Pilla Pilla fue obra de un controvertido grupo que emulaba a extremistas homófobos rusos y proponía cita sexuales a homosexuales fingiendo que los que las proponían eran adolescentes. Cuando el adulto llegaba al lugar elegido, el grupo les grababa en vídeo mientras se les trataba como pederastas, ya que se les reprochaba que tuvieran relaciones con menores, pese a que cuando tuvieron lugar los hechos estas eran legales a partir de los 13 años si hay consentimiento; la edad mínima está actualmente fijada en los 16 años. 

Los miembros de la banda negaban en los vídeos guardar relación con la homofobia, pese a que mostraban a cámara un saludo peculiar: una mano que dice ok, pero con el pulgar doblado hacia abajo. El mismo que emplean los homófobos rusos que acosan a homosexuales en su país. Los integrantes del Proyecto Pilla Pilla sostenían en la red que la similitud del saludo era casual.

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