Nouvel juzga "difícil" reconvertir la torre Agbar en hotel

El arquitecto francés Jean Nouvel ha venido este martes a Barcelona para impartir en la Fundació Enric Miralles una conferencia sobre la regeneración urbana en espacios públicos y en viviendas sociales de ciudades históricas como la capital catalana. Justo en esta urbe se alza la torre Agbar, su icónico edificio de 142 metros de altura y con 4.500 luces de colores, que según él, aporta "una contribución excepcional" al debate actual sobre los rascacielos. La controversia en torno a esta obra que eclipsa a los inmuebles vecinos prosigue desde que el grupo Aguas de Barcelona la vendió en el 2013 al fondo inversor Emin Capital, que tiene la intención de convertirla en un hotel de la lujosa cadena estadounidense Hyatt.

"Me inquieta que se transforme en un hotel", confiesa Nouvel, para quien, por tratarse de un espacio concebido con las plantas muy abiertas, es "difícil" el cambio de uso de oficinas a un establecimiento de hostelería capaz de alojar con comodidad a huéspedes. "Por la información que tengo es un proceso irreversible, por ello me gustaría desarrollar personalmente el proyecto", expresa el arquitecto, que reconoce que ya ha tenido una primera reunión con los promotores. "Pero todavía no hay nada concretado", insiste.

Si la torre termina siendo un hotel, necesita de un cambio en la licencia de uso y modificar el planteamiento urbanístico. El edificio "no está afectado" por la moratoria de alojamientos turísticos porque el trámite se inició antes de la suspensión cautelar, según informa un portavoz del Ayuntamiento de Barcelona. 

No obstante, el plazo para solicitar el permiso expira el próximo enero. "De momento nadie ha movido ficha, porque aún no ha llegado ninguna solicitud y si llega debe de cumplir los requerimientos de seguridad y de movilidad", agrega sobre el estado actual del edificio cercano a la plaza de las Glòries.

PAISAJE CONTROVERTIDO

En sus visitas a Barcelona, Nouvel acostumbra a recorrer el parque Central de Poblenou, ubicado en la Diagonal, entre las calles Bilbao y Bac de Roda, justo entre Glòries y el Fórum. Es otra de sus aportaciones a Barcelona, aunque el arquitecto no se muestra demasiado contento con el ayuntamiento, que hace poco cambió 60 sauces llorones afectados por una plaga y que, para el consistorio, representaban un riesgo para la seguridad. "Un parque precisa de tiempo y cuidados, y por lo que veo va a tardar más de lo previsto que las plantas crezcan, cubran los muros y generen la sensación de vergel. Cuando ello suceda, el parque será el que yo concebí", argumenta Nouvel. Aunque trabajadores municipales ya alertaron cuando en el 2006 vieron el proyecto paisajístico de que los sauces son árboles de ribera que no se adaptan en el territorio. "Sé que es un territorio seco, pero me sorprende la falta de cuidados, que se vean cristales rotos y que añadan unas esculturas de pájaros negros que no me gustan nada", señala. 

Desde el distrito de Sant Martí aseguran que por tratarse de uno de los parques más emblemáticos de la zona, dispone de especiales cuidados. "Por ello se han replantado árboles enseguida. Otra cosa es que haya personas que hagan un uso incívico del parque", lamenta un portavoz municipal.

El arquitecto considera que Barcelona es indestructible. "A pesar de los años de crisis continúa siendo fuerte, con alma", dice. Y valora especialmente la aportación urbanística que ha hecho Oriol Bohigas a la ciudad. "Él ha hecho más fuerte a Barcelona. Es de esos arquitectos que ha ligado la fuerza creativa con la generosidad. Me preocupa que ahora el papel social del arquitecto está desapareciendo. Ahora son las empresas las que imponen sus criterios. Las nuevas generaciones deben ser militantes y volver a tener confianza en que su trabajo es un servicio social", concluye Nouvel, que actualmente está terminando la construcción del Museo Nacional de Qatar, la extensión de las galerías del Moma de Nueva York, el Museo Nacional de Arte de Beijing y el Louvre de Abu Dhabi.