disputa por el patrimonio vegetal

La campaña vecinal no salva el Pi de la Remunta

El Pi de la Remunta y sus 12 metros de altura.

El Pi de la Remunta y sus 12 metros de altura.

CARLES COLS / L'HOSPITALET

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El Pi de la Remunta, al que sus defensores veneran como un anciano (dos siglos de vida le atribuyen), será trasladado el próximo diciembre, o en enero como muy tarde. Es, según la opinión de los botánicos, la época menos lesiva si lo que se pretende es que el ejemplar sobreviva. Dicho de otro modo, El Ayuntamiento de L'Hospitalet ha decidido desoir la campaña ciudadana que impulsa la asociación Perseu para que ese pino de 12 metros de altura no sea víctima de los proyectos inmobiliarios de la Remunta.

Francesc Josep Belver, miembro del equipo de gobierno de la alcaldesa Núria Marín, niega, de entrada, que el árbol tenga la edad que se le presupone o, como mínimo, que sea el más viejo de la ciudad. Pone como ejemplo los ombús del parque de la Marquesa, aunque si se es tiquismiquis en esto de la taxonomía vegetal, son en realidad arbustos, tan grandes que parecen árboles, pero arbustos al fin y al cabo.

Vida cuartelaria

El único método indiscutible para determinar si el Pi de la Remunta es el decano de los árboles de L'Hospitalet sería contar sus anillos, algo que desgraciadamente se podrá hacer en el caso de que los miembros de Perseu tengan razón y el ejemplar no sobreviva a su traslado. «El problema es que un ejemplar tan grande y antiguo como este tardaría tres años en dar señales de que está muerto», explica Roger Bastida, uno de los promotores de la campaña. «Si eso sucede -prosigue Bastida-, el ayuntamiento siempre podrá decir que el árbol estaba enfermo antes del traslado». Entonces, en cualquier caso, será el momento de hacerle la autopsia y certificar si algún día, antes de 1886, dio sombra a Mercedes Amat, descendiente del virrey Amat, antes pues de que esta vendiera al Ministerio de Defensa la finca, de 8,5 hectáreas de superficie.

En cierto modo, para el pino ahora en disputa fue una fortuna que a su alrededor se levantara un cuartel de artillería. La vida cuartelaria le sentó estupendamente. Le permitió vivir al margen del agitada urbanismo del siglo XX, cuando para dar cobijo a la inmigración nacían barrios de la nada. El cuartel pasó a ser, en su última etapa, un depósito de los mejores sementales de la caballería militar, y ahí estaba también el imponente pino.

Según Belver, el problema es que el pino está en mitad de un plan de crecimiento de la ciudad irrenunciable. La Remunta es el ensanche de L'Hospitalet. Lo es  -dice el concejal- desde el punto de vista inmobiliario, pero invita a no olvidar que en la zona están previstos equipamientos (el más inmediato una guardería) que se costean gracias a la transformación urbana.