Gente corriente

Juan Carlos Yundes: "¿Por qué no? Nos gustaría tener un García Márquez"

Las figuras del Museu de Cera de Barcelona lucen impecables gracias al trabajo de este hombre.

«¿Por qué no? Nos gustaría tener un García Márquez»_MEDIA_1

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MÒNICA TUDELA

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El Museu de Cera de Barcelona expone unas 350 figuras que hay que reparar y cuidar con mimo. Juan Carlos Yundes, de 40 años, es técnico de mantenimiento del museo. Él y otras dos personas se encargan de mantener limpias, bien peinadas y maquilladas las figuras y de arreglar con celeridad los desaguisados que algunos visitantes cometen.

-¿Cómo llega uno a ser el responsable de las figuras de un museo de cera?

-Habrá distintos caminos, pero en mi caso lo que hice fue estudiar Bellas Artes. Llevo en el puesto desde el 2001, últimamente centrado en el mantenimiento de los cuerpos.

-¿Qué cuidado básico tiene una figura?

-Hay tres aspectos que se cuidan en departamentos distintos: el vestuario, el maquillaje y el cuerpo. El maquillaje es lo que da más trabajo, porque es un proceso diario, igual que una chica que se pinta cada mañana.

-Parece un proceso delicado.

-Lo es. Los visitantes tocan las figuras, y con el contacto se llevan el maquillaje. Como es cera, la pintura no se adhiere al 100% y hay que irlas retocando cada día. A una figura se la trata casi como a una persona normal. Se le lava la cabeza con champú, ya que coge humedad, grasa y polvo y con peinarla no es suficiente. Después se le seca el pelo y, si hace falta, hasta se le ponen rulos.

-¿Qué otros aspectos se cuidan?

-Insisto, es como si fuera una persona. También se le lava la ropa. Cosas como los calcetines o las camisas los lavamos aquí, pero las chaquetas y los pantalones van a la tintorería. Y, finalmente, cuidamos el cuerpo, lo que queda oculto bajo la ropa. Las estatuas suelen ser de yeso, de fibra de vidrio o de madera y se revisan aproximadamente una vez al año por si hay algo roto.

-¿Cuál es el desperfecto más habitual?

-Los dedos rotos o arrancados. Los visitantes son curiosos y quieren tocar. Lo más habitual es apretar las manos, y ahí es cuando se quedan con un dedo en la mano o cuando el dedo va a parar al suelo. Las partes visibles son muy frágiles porque son 100% cera. A veces la gente también araña las caras de las figuras para comprobar que realmente lo son y que no son una persona. También se llevan joyas de adorno o arrancan pestañas o pelo a las estatuas.

-¿Qué tiempo de vida tiene una figura?

-Todo el tiempo del mundo. Mientras no la rompan, queda hecha para toda la vida. Es delicada, pero puede durar siempre.

-¿Hay alguna figura que tenga un mantenimiento especial?

-Quizá la figura de la turista que tenemos en la Rambla, junto a la entrada del museo, porque está al aire libre y está expuesta al sol, que lo quema todo, y a la gente que pasa. De las que están en el museo, cuanto más guapa es una figura más delicada es, porque a la gente le llama más la atención y hay más tentación de tocarla. Por ejemplo, la figura de Enrique VIII: la gente quiere comprobar si el vestido es de seda natural, si el pelo de las manos es de verdad y la tocan mucho. No es lo mismo esa figura que un Clinton o un Obama, que llevan un traje normal y no son tan llamativas.

-Mencionaba el sol, pero ¿y en el interior? ¿Afecta el calor a las estatuas?

-¡No hay peligro de que se derrita ninguna! La cera es muy delicada, pero es especial para las figuras y su composición aguanta bien el calor y la humedad. Mucha gente nos pregunta si es la misma cera que se usa en depilación. La respuesta es que no.

-¿Qué figura les gustaría añadir a la colección?

-¡Muchos personajes históricos! Por ejemplo, un presidente Kennedy, que es todo un clásico. También una Marilyn, que ya tuvimos un tiempo y nos gustaría recuperar. Y ¿por qué no?, un Gabriel García Márquez, que ya es un clásico actual.