El SAIER triplica el número de refugiados atendidos en los últimos 3 años

El Servicio de Atención a Inmigrantes, Emigrantes y Refugiados hace 26 años que trabaja para acompañar a las personas refugiadas, que migran o que han decidido volver a su país

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El SAIER atiende mensualmente más de un millar de personas que tienen proyectos de movilidad internacional con el objetivo de favorecer la convivencia en la diversidad, la igualdad y la cohesión social en la ciudad de Barcelona.

Es un servicio gratuito y público que da atención social, asesoramiento jurídico y laboral, además de información sobre asistencia sanitaria, permisos de residencia o cualquier tipo de dudas o consultas con relación a los servicios o equipamientos de la ciudad.

El servicio funciona desde 1989, año en que llegó a la ciudad la primera oleada de refugiados procedentes de Argentina y Chile. La actualidad, dice Glòria Rendón, coordinadora del SAIER, está haciendo que la historia sea cíclica.

En los últimos 3 años se ha triplicado el número de refugiados que usan los servicios del SAIER. "En 2012 atendimos unos 300; en 2014 pidieron refugio cerca de 800 y de enero a agosto lo han hecho más de 1.000", añade Rendón.

Las personas que llegan a Barcelona pidiendo protección internacional son mayoritariamente de Ucrania. También lo hacen sirios, venezolanos, hondureños, rusos y de países asiáticos.

Nataliya Shitikova es un ejemplo. De nacionalidad ucraniana, es una médica que dejó su país huyendo de la guerra. Tiene 2 hijas, la pequeña ha nacido en la ciudad y tiene todos los derechos. La mayor, que nació en Ucrania, tiene asegurada la escolarización y la sanidad. Como no puede pagar un abogado, la Nataliya visita el servicio municipal para solicitar el permiso de residencia y saber cómo puede convalidar sus estudios superiores.

Aunque el número de refugiados que piden asilo ha crecido, las personas que más se atienden en el SAIER son inmigrantes. Es una única puerta que da acceso a muchas otras alternativas ya que trabajan con entidades, como el Consorci per a la Normalització Lingüística, la Creu Roja o el Il·lustre Col·legi d’Advocats de Barcelona.