El Poblenou se moviliza contra la construcción de un monasterio

Últimos días de la parroquia de Sant Bernat Calbó, que será derribada el 3 de agosto para construir en su lugar un monasterio.

Últimos días de la parroquia de Sant Bernat Calbó, que será derribada el 3 de agosto para construir en su lugar un monasterio.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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Finalmente el derribo se ha aplazado hasta el 3 de agosto para minimizar el impacto lo máximo posible, ya que en esa fecha ya no habrá niños en la escuela (durante el mes de julio todavía hay casals). Ese retraso -la demolición estaba prevista para Sant Joan- fue una de las primeras medidas tomadas por el nuevo equipo de gobierno en Sant Martí para intentar apaciguar temporalmente el conflicto abierto en el Poblenou por la oposición al monasterio de las monjas de la Comunidad del Cordero proyectado en el céntrico terreno en el que aún se levanta la iglesia de Sant Bernat Calbó.

La plataforma Salvem la Repla, que reúne a vecinos de la plaza: el ampa del colegio Mar Bella, situado también en la plaza; el eje comercial del Poblenou, y algunas asociaciones juveniles del barrio, denuncia que jamás hubo ningún proceso participativo para decidir el futuro del espacio, propiedad del arzobispado. Este lo ha cedido por 90 años a la citada congregación para que levante un convento, que a estas alturas ya tiene todos los permisos aprobados (la operación se cerró en los últimos meses del anterior mandato municipal). Pese al contexto, el vecindario no se resigna a los hechos consumados. "Ahora tienen la oportunidad de demostrar que las cosas se pueden hacer de otra manera", apunta Ramon Almoguera, propietario del quiosco situado frente a la iglesia.

TRES DEMANDAS

Los vecinos han recibido el relevo municipal como una oportunidad y han revitalizado la protesta, iniciada hace un par de años, cuando se conoció la noticia. Salvem la Repla pone tres demandas claras sobre la mesa: que se pare la construcción del monasterio, que el ayuntamiento llegue a un acuerdo con la congregación para ofrecerle un solar alternativo donde construir el convento (con una permuta) y abrir un proceso participativo para que el vecindario decida qué finalidad pública debe tener el espacio que deje libre el derribo.

A ojos de Raquel García, portavoz del ampa de la escuela Mar Bella, el derribo de la vieja parroquia se presenta como una oportunidad para que la plaza se convierta "en un auténtico lugar que los niños puedan hacer suyo a la salida del colegio", además de poner sobre la mesa ideas para equipamientos alternativos al claustro, de los que el barrio está falto, como una escuela de música, una guardería o un espacio para jóvenes. "Ahora mismo no hay nada. Una plaza dura con una fuente. Los niños se van a jugar a la iglesia, algo que cada día era más peligroso dada su evidente degradación", expone García. De hecho, el detonante de la construcción del monasterio fue el requerimiento del municipio al arzobispado a reparar el decadente edificio, afectado por carbonatosis y que había llegado a convertirse en un peligro. El arzobispado encontró en la Comunidad del Cordero una manera de hacer frente a la obra. Ellas pagaban el derribo y las obras a cambio de la cesión del suelo.

El eje comercial del Poblenou sustenta su oposición al monasterio en que no favorece la desaturación de la Rambla, uno de los principales problemas urbanísticos y de movilidad del barrio. "El espacio es una oportunidad para favorecer los flujos Besòs-Llobregat, y obviamente un monasterio no es un polo de tracción", apunta David Perramon, portavoz de los comerciantes. "Apostamos por un equipamiento más permeable al casco antiguo", prosigue.

ESPACIO CENTRAL

Todos los opositores coinciden en la centralidad del espacio, con una calificación urbanística de equipamiento, pese a ser conscientes de que se trata de un solar privado. Algunos tienen miedo de que se convierta en una suerte de hostel religioso hostelen un barrio que cada vez sufre más presión turística. Otros -hay también una parte nimby-, temen que se llene de personas sin hogar que acudan a pedir ayuda a las hermanas. Los hay también que muestran su posicionamiento abiertamente anticlerical.

Tienen prevista la próxima movilización el 29 de julio, una concentración frente a la iglesia.

Pese al pequeño margen que le deja estar tratando con un tema tan avanzado, el concejal Josep Maria Montaner asegura tener abiertas dos líneas de trabajo. Por un lado no descarta la posibilidad de la permuta y, por el otro, por si la permuta no cuaja, está manteniendo reuniones con la comunidad religiosa y con el arzobispado para convencer a la congregación de que el proyecto presentado no encaja con el entorno del barrio e intentar adaptar la construcción al tejido urbano del casco antiguo. Se reunieron el miércoles pasado y este lunes tienen un nuevo encuentro para estudiar alternativas.

CONTRA LOS VACÍOS URBANOS

La opción que el municipio descarta -igual que la asociación de vecinos, que no forma parte de la plataforma, según explica su presidente, Salvador Clarós-, es aprovechar el derribo para hacer más grande la plaza, opción que plantean algunas voces. "Eso sería dejar un vacío urbano y perder un equipamiento para el bario. No lo contemplamos", concluye una voz municipal.

La congregación que tiene prevista la construcción del monasterio, que es ha reunido con ayuntamiento y vecinos, declinó hacer declaraciones a este diario.