EL FUTURO DE UN MONUMENTO EMBLEMÁTICO DE BARCELONA

Colau promueve que el parque Güell vuelva a ser de acceso libre y gratuito

Varios niños visitan la zona monumental del parque, el lunes.

Varios niños visitan la zona monumental del parque, el lunes.

HELENA LÓPEZ / CARLOS MÁRQUEZ
BARCELONA

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El objetivo final está definido: garantizar el acceso libre y gratuito "y sin trabas burocráticas" al ahora restringido parque Güellparque Güell. Eso no llegará de un día para otro. La futura alcaldesa, Ada Colaufutura alcaldesaAda Colau, impulsará un plan para incentivar el uso del parque de Gràcia por parte de la gente, introduciendo actividades comunitarias en él. "Se trata de ir abriendo el parque de forma paulatina", apuntó ayer la concejala electa Gala Pin.

El anuncio de Pin surgió como reacción a la información publicada ayer en este diario, en la que una maestra de la escuela Sagrer, de Sant Andreu, denunciaba que sus alumnos de P-4 (cuatro años) se habían sentido como "delincuentes" en el parque. "La prioridad en esta apertura paulatina serán los niños. No tiene ningún sentido que a las criaturas se les aplique las mismas restricciones horarias que a los grupos de turistas", apuntó la edil, quien dio más detalles del plan para el lugar.

"Lo primero que haremos es trabajar la movilidad. Disminuir el acceso de buses turísticos hasta la entrada del parque para reducir el impacto en el entorno", prosiguió la edil. La lógica que asegura que seguirá el plan es la que marcó la campaña electoral de Barcelona en Comú (BC): la de "recuperar" la ciudad. Para ello, empezarán por reducir la presencia de buses turísticos, para dejar espacio a la ciudadanía-la masificación del espacio es un mal reconocido por todos-, que deberá "reapropiarse" del parque a partir de la introducción de actividades comunitarias en el espacio.

El punto de partida es la idea de que hoy por hoy los barceloneses consideran el parque Güell como un lugar perdido, al que han renunciado. "Introduciendo actividades comunitarias en el espacio, poco a poco la ciudadanía se lo irá haciendo suyo", prosiguió Pin. Esos días el acceso al lugar volverá a ser libre.

Entidad gestora transparente

Sobre cómo compensar el dinero que se dejará de ganar cuando llegue la apertura definitiva -aún sin fecha-, el equipo de la futura alcaldesa propone crear una entidad gestora para tener claros los ingresos que genera el parque. «Hasta ahora los ingresos van por vías distintas y no está cuánto genera el parque», apunta Pin quien aboga por la transparencia.

Según añade el programa de BC -hecho a partir de aportaciones de los distintos barrios de la ciudad-esa entidad gestora deberá buscar «fuentes de ingresos alternativos al cobro de entradas».

«Si queremos construir la ciudad en común es imprescindible contar con los niños. Vetando su acceso al parque no solo niegas el acceso al patrimonio, sino el acceso a la historia de la ciudad», concluye Pin.

El presidente de la FAVB, Lluís Rabell, denuncia también la situación publicada ayer por este diario y recuerda que la medida del cierre nunca les convenció. "La situación vivida el viernes en el parque Güell es surrealista, inaceptable en la Barcelona que imaginamos y queremos". Albert Villalonga, padre de la escuela Turó del Cargol, en la Salut, muy cerca del recinto, habla de una convivencia complicada con los visitantes de la zona monumental: "El principal problema es la fricción con los turistas por el tema de las fotos, ya que a los pequeños no les gusta que les fotografien como si fueran una atracción más de la ciudad".

El debate sobre la gestión del jardín empezó el mismo día en el que el gobierno de Xavier Trias anunció que la entrada al recinto sería de pago (8 euros, excepto para los barceloneses previamente registrados) . Poco o nada más se dijo hasta que este diario relató a finales de mayo la historia de Ricard Galceran, un jubilado que fue al parque para enseñárselo a tres amigos. Unos vigilantes le instaron a dejar de dar explicaciones porque esa era una tarea reservada a los guías oficiales. Hizo caso omiso. Al rato se le presentó una responsable del lugar: "A partir de este momento, no puede hacer ningún comentario más". No daba crédito. Algo similar le sucedió a otro barcelonés, Joan Prades. El colmo fue la visita de niños de P-4. No les dejaron desayunar porque se les pasaba el turno para entrar, y les intentaron imponer un guía. Todo, en un parque que la familia Güell donó a la ciudad para su disfrute.