VÍSPERAS DEL NUEVO GOBIERNO LOCAL

La cúpula de la Guardia Urbana dimitirá ante la llegada de Colau

Colau pasa ante la Guardia Urbana en el ayuntamiento, ayer.

Colau pasa ante la Guardia Urbana en el ayuntamiento, ayer.

MAYKA NAVARRO / BARCELONA

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«Para ellos, no hay un policía decente. No importa el uniforme. Nos hicimos policías para repartir hostias. Todos somos unos torturadores».

La frase, pronunciada el miércoles por la tarde por un mando de la Guardia Urbana de Barcelona, sintetiza el sentir mayoritario del colectivo de la policía municipal ante el desembarco en el consistorio del equipo de la futura alcaldesa, Ada ColauAda Colau. «Existe una gran inquietud porque creemos, a tenor de lo que ha dicho durante la campaña, que tanto Colau como su equipo desconocen qué es y cómo funciona realmente la Guardia Urbana», explica otro responsable. Sea como sea, la misma noche electoral, cuando se conocieron los resultados electorales en la ciudad, algunos altos responsables de la Guardia Urbana decidieron hacer las maletas y marchar.

Uno de ellos es el gerente de Presidencia, Gobernación, Seguridad y Movilidad del consistorio, Joan Delort, el jefe político del cuerpoJoan Delort, que antes lo había sido de los Mossos con el tripartito. Xavier Trias lo fichó para mejorar la coordinación entre la Guardia Urbana y los Mossos por su conocimiento de la seguridad pública. Delort ya ha comunicado su decisión al concejal de Seguridad, Joaquim Forn, de quien fue mano derecha; a Xavier Trias, y al intendente jefe de la Guardia Urbana, Evelio Vázquez. «Organizo el traspaso y me voy», se limitó a confirmar Delort a preguntas de EL PERIÓDICO.

Tras él marchará Evelio Vázquez. Durante la campaña, el intendente manifestó a su entorno que se había comprometido con el alcalde por los cuatro años del mandato que ahora expira y que por razones estrictamente personales dejará el cargo para poder estar con su familia. En cualquier caso, Vázquez explicó a este diario que él era leal al alcalde Trias y será «igualmente leal al próximo alcalde, sea quien sea quien ostente la vara de mando». Ayer nadie del equipo de Colau se había puesto aún en contacto con el jefe de la Guardia Urbana. «Nosotros seguimos trabajando. Con la misma profesionalidad de cada día».

Y no se han puesto en contacto con el intendente porque, asegura Jaume Asens, número cuatro de la lista de Colau y que «ayudará» en las primeras semanas a mantener entrevistas con la Guardia Urbana, todavía «no ha habido tiempo». En cualquier caso, Asens quiere dar un mensaje «tranquilizador».

HABLAR CON SINDICATOS

«Entendemos los recelos de algunos guardias urbanos. De verdad que los entendemos. Pero tienen que estar tranquilos. Nosotros no pretendemos desmontar unidades, desarmar a los guardias ni hacer nada que no sea previamente discutido con la actual cúpula de la policía municipal y todos los sindicatos», dijo Asens a este diario.

¿Qué pasará con la Unidad de Apoyo Policial y las cuatro unidades nocturnas operativas? «Quiero dejar claro que no hay nada decidido. Nada», respondió Asens. «Pero entendemos que esas unidades están sobredimensionadas. No decimos que tengan que desaparecer, pero creemos que los casi 500 agentes que las conforman ahora no son necesarios».

Estas unidades, a las que el equipo de Colau define genéricamente como antidisturbios, se ocupan de la seguridad de los equipamientos municipales y la de la propia Guardia Urbana, y también hacen funciones de policía administrativa: venta ambulante, lateros... Tienen material antidisturbios, se trasladan en furgoneta y a ellos pertenecían todos los guardias urbanos señalados en el documental 'Ciutat morta', que cuestiona el relato oficial de los hechos en los que un guardia urbano quedó en silla de ruedas y varios jóvenes condenados, entre ellos, Patricia Heras, que se suicidó. Tras ese documental se abrió una brecha complicada de suturar entre el colectivo de la Guardia Urbana y los movimientos políticos y sociales afines a la candidatura de Barcelona en Comú. La propia Colau dio por bueno el relato narrado en Ciutat morta y Asens fue abogado de uno de los principales condenados por esos hechos, Rodrigo Lanza.

«Aterrizamos en el gobierno de Barcelona con la mejor de nuestras intenciones. Sabemos que en la Guardia Urbana hay hombres y mujeres que se dejan la piel al servicio de la ciudad. Pero hay protocolos que queremos revisar para que los graves errores del pasado no se repitan jamás», aseguró Asens.