GESTIÓN ARBITRARIA DEL PATRIMONIO CULTURAL

BCN admite abusos en el parque Güell y pide disculpas

Un vigilante en el recinto del parque Güell, esta semana.

Un vigilante en el recinto del parque Güell, esta semana.

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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Ignasi Armengol, director general de Barcelona Serveis Municipals (BSM), la sociedad del ayuntamiento que gestiona la explotación del parque Güell, lamentó ayer el percance que padeció a principios de mayo el jubilado barcelonés Ricard Galceran cuando el personal del jardín diseñado por Antoni Gaudí le impidió que explicara la historia del recinto a los amigos a los que acompañaba y los expulsó del recinto.

«Si lo que le ocurrió al señor Galceran es tal como él cuenta, lo siento, no supimos estar a la altura de las circunstancias», dijo Armengol, aún con reticencia, pese a que Galceran no es el único ciudadano víctima del mismo tipo de abuso en el parque Güell. Ayer mismo, Joan Prades relataba en EL PERIÓDICO un atropello similar del que fue objeto el pasado 11 de septiembre. Y hoy, uno de los acompañantes de Galceran cuenta en esta misma página la humillación que sintió en el parque.

El director general de BSM alega que los vigilantes del parque confundieron a Galceran con un guía pirata de los muchos que, según él, cometen intrusismo profesional en el recindo gaudiniano.

«Por el parque Güell pasan dos millones de personas al año, unos 500 grupos diarios, y este tipo de situaciones se producen porque hay muchos guías no autorizados. Los empleados están bien formados, tienen buena voluntad y mano izquierda. Los escándalos no son habituales. Las intervenciones, en caso de duda al ver a alguien que acompaña a un grupo, suelen resolverse sin problemas», prosiguió Armengol. «En la Anella Olímpica o en Fòrum no tenemos estos problemas porque son espacios abiertos».

En marzo, BSM recibió una carta de la Associació Professional de Guies de Turisme, que le amenazaba con acciones legales si no impedía la actuación de guías pirata en el parque Güell, catalogado como bien cultural de interés nacional.

POSICIÓN DE FUERZA

«Los guías oficiales tienen una posición de fuerza y exigen sus derechos, reconocidos por la Generalitat. Pero BSM procura que la regulación y el control dentro del parque se desarrolle con la máxima habilidad», continuó Armengol. El problema radica en que la distinción entre guía oficial o no está clarísima: uno está acreditado y el otro no. Más difícil es saber si una persona que acompaña a un grupo es realmente un intruso o no. La frontera tiene claroscuros. ¿Cómo sabemos si hay ánimo de lucro?»

La respuesta de las víctimas de los abusos a esta pregunta es sencilla y contundente: la persecución legal del intrusismo profesional no da derecho a atropellar a los ciudadanos.

En la web del parque se informa de que si alguna persona no acreditada como guía oficial es detectada ejerciendo estas funciones, se le requerirá que deje de hacerlo. Pero en la web de BSM hay un apartado dedicado al código ético que se compromete a respetar y proteger los derechos humanos y las libertades públicas reconocidos en la declaración universal de los derechos humanos. Galceran, Prades y sus respectivos acompañantes no vieron respetados los suyos.

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