movilización en la capital catalana
El efecto 'Ciutat Morta' llena la marcha del 4-F
Nueve años después de aquel 4 de febrero, miles de personas llenaron ayer la plaza de Sant Jaume en una de las noches más frías y húmedas del invierno. De los altavoces de un camión aparcado estratégicamente entre el ayuntamiento y el Palau de la Generalitat salía la alegre Girls just want to have fun Girls just want to have funde Cyndi Lauper, cantante cuyo peinado imitó aquella noche Patricia Heras. Peinado que un policía dijo reconocer en el Hospital del Mar y que la vinculó con los hechos ocurridos aquella noche en la calle de Sant Pere Més Baix, en los que un guardia urbano resultó gravemente herido tras recibir un impacto en la cabeza.
El homenaje canalla a la joven poeta, que se suicidó durante un permiso penitenciario tras ser condenada por esos hechos, culminó cuando una de sus mejores amigas, otra de las protagonistas del documental Ciutat morta, bautizó a los ciudadanos congregados en la plaza para pedir que se reabra el polémico caso 4-F con lo que dijo eran las cenizas de su amiga Patricia.
Fue ese documental, dirigido por Xavier Artigas y Xapo Ortega, el revulsivo que hizo que la tradicional manifestación que año tras año organizaban los familiares y allegados de los condenados, quienes siempre han mantenido su inocencia, pasara de reunir a pocos centenares de personas a llenar el corazón de la ciudad. Una imagen, la plaza de Sant Jaume llena, que emocionó a Mariana Huidobro, madre de Rodrigo Lanza, otro de los condenados por los hechos, quien insistió en que es necesario «seguir, seguir y seguir».
Tomó también la palabra al terminar la pacífica marcha, que salió a las siete y media de la tarda de una, pese a la lluvia, abarrotada plaza de la Universitat, otra mujer. Otra madre. Esta miembro de la recién creada red de familiares de los encausados por los conflictos de Can Vies, quien insistió en que «hay muchos 4-F» y en que no van a permitir que criminalicen la disidencia. Recordaron también a Juan Andrés Benítez, vecino del Raval fallecido tras ser reducido por los Mossos d'Esquadra en la calle el 5 de octubre del 2013.
La manifestación, que trascurrió entre los ya clásicos "Patricia Heras, ni olvido ni perdón", "Ayuntamiento, miento, miento, miento" y "la solidaridad, nuestra mejor arma", hizo una parada que emocionó a muchos frente al abandonado Palau del Cinema de la Via Laietana, donde se estrenó, tras okuparlo para ello, Ciutat morta. Colocaron el retrato de la poeta muerta sobre la puerta de un espacio que volvieron a rebautizar entre aplausos como Cinema Patricia Heras.
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