LITIGIO POR UN SOLAR sembradO EN NOU BARRIS
Núñez no cede y lleva los huertos de Porta a juicio
Finalmente no ha habido acuerdo para evitar la vista oral. Los jubilados de Porta serán hoy llamados a declarar en la Ciutat de la Justícia por convertir en huertos un solar abandonado propiedad de Núnez y Navarro. La mediación del Ayuntamiento de Barcelona no ha logrado que la constructora retire la demanda, evitando el mal trago a los vecinos, que siempre han asegurado que no mostrarán resistencia y se marcharán cuando el propietario necesite el solar (actualmente no hay siquiera tramitada ninguna licencia de obra para ese terreno al sur de Nou Barris).
Pese a seguir adelante con la vía judicial, fuentes de la constructora aseguran buscar una solución «satisfactoria para todo el mundo» y querer que el ayuntamiento «alcance un acuerdo con estos señores» para que cuando la constructora tramite una licencia de obra para el solar en disputa estos se comprometan a abandonarlo y a dejarlo limpio.
Los vecinos no entienden la posición de la constructora. «No entendemos por qué no hablan directamente con nosotros. Las condiciones del pacto ya se dan, el problema es que no quieren firmar un acuerdo sin tener antes una sentencia judicial», asegura Salva Torres, miembro de la asociación de vecinos del barrio, quien asegura que se sienten una pieza de cambio en otras negociaciones abiertas entre el municipio con la constructora.
El presidente de la FAVB, Lluís Rabell, coincide con las tesis del líder vecinal de Nou Barris. «La ofensiva contra los huertos de Porta forma parte de los chantajes múltiples de la empresa a la ciudad. Tienen por resolver el caso de Torre Garcini y el parque de la Oreneta, y saben que los vecinos están apretando para parar el hotel que la constructora pretende levantar en Ciutat Vella, sobre el Rec Comptal», asegura Rabell, quien destaca que la inmobiliaria sabe bien que ante quien protestan los vecinos es ante el ayuntamiento (a cuatro meses de las elecciones), pese a tratarse, en el caso de los huertos, de «un asunto entre privados», como destacan fuentes municipales.
HISTORIAL DEL CASO
La historia empezó en el 2007, cuando Núñez y Navarro compró en subasta los terrenos, rodeados de bloques de pisos, propiedad municipal. La burbuja inmobiliaria reventó y finalmente la constructora no levantó un solo edificio en la parcela, que quedó abandonada y convertida en una suerte de pipicán. Fue entonces cuando un vecino de forma espontánea limpió un trozo de solar y montó un pequeño huerto, que fue creciendo. «A las personas que venimos del campo este trocito de tierra nos da la vida», apunta uno de los usuarios, ayer con el corazón en un puño.
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