La manzana eficiente

Más del 60% de los edificios construidos en Catalunya son previos a 1979. Esto significa que se hicieron sin someterse a ninguna medida de protección medioambiental. Con esta realidad (más de 1,5 millones de inmuebles con déficits), el secretario de Habitatge i Millora Urbana de la Generalitat, Carles Sala, se mostró esperanzado en que el proyecto de la Illa Eficient en Barcelona sirva de revulsivo, de ejemplo a seguir en la ciudad y en otros municipios.

La Illa Eficient es un proyecto de colaboración público-privada pensado para la manzana formada por las calles de Viladomat, Diputació, Calàbria y la Gran Via. Este cuadrado del Eixample no tiene nada de especial: 27 edificios de los que 22 son comunidades de vecinos y, el resto, inmuebles de la Generalitat, el ayuntamiento, un bloque de oficinas y un hotel.

Han elegido esta manzana porque consideran que hay trabajo que hacer. Y que si se rehabilita con criterios de eficiencia energética se podría ahorrar entre un 50% y un 70% del consumo y las emisiones que genera.

La primera fase, promovida por el grupo privado Habitat Futura, la Conselleria de Territori i Sostenibilitat de la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona, arranca con un concurso de ideas que se resolverá en marzo. La directora general de Habitat Futura, que promueve la arquitectura sostenible, organiza encuentros del sector y edita publicaciones de este ámbito, Celia Galera, subrayó el carácter "multidisciplinar" de la propuesta.

Conscientes de que en la época actual las comunidades de vecinos no están para demasiados gastos, los impulsores del proyecto han invitado a hacer propuestas a equipos de arquitectos pero también de ingenieros, economistas o aparejadores. Cuanto más completa sea la propuesta, más posibilidades tendrá de ganar los 15.000 euros.

Posibilidades de negocio

Así, por ejemplo, más allá de instar a los residentes a mejorar el aislamiento de sus pisos para ahorrar en climatización, modernizar sus calderas o sustituir la iluminación de la escalera, los proyectos deberán ser atrevidos a la hora de proponer una financiación que sea atractiva para los afectados.

Ellos serán, al fin y al cabo, quienes tomen la decisión, o no, de desembolsar el 50% del coste de la renovación de su edificio (el resto lo pagan las administraciones). Si tiene éxito, los ganadores del concurso tendrán posibilidades de negocio ya que podrán desarrollar y comercializar sus proyectos. Siempre con el objetivo de provocar un efecto contagio.