Sistema de transporte polémico

Una nueva 'app' pone en contacto a usuarios para compartir taxi

C. J.
BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Desde hace unos años han surgido un montón de aplicaciones móviles, muchas de ellas extranjeras, dirigidas al sector del taxi para que aprovechen mejor los tiempos que no llevan pasaje y suplan las limitaciones del ojo humano para captar clientes. Las hay de dos tipos: las que ponen en contacto a taxistas y clientes a través de la app, como hacen las emisoras clásicas, y las que permiten compartir trayectos con otras personas en un taxi oficial. Un tercer tipo, incluso, recurre a chóferes autorizados para llevar pasaje.

Entre las primeras están Mytaxi o Hailo, que se acaba de fusionar con Moovit en Madrid y Barcelona y que cuenta con 3.000 taxis suscritos al servicio. La app, que pone en contacto a usuarios con taxistas, se lleva una comisión del 10% sobre el servicio y se calcula que reporta el 20% más de carreras para los taxistas. «Son usuarios fieles que repiten, porque si no pasan casi la mitad del día dando vueltas. La geolocalización del móvil permite encontrar al cliente que no han visto o tienen cerca», explica Carles Lascorz, director general de Hailo.

Más innovadora es JointUp Taxi, que pone en contacto a usuarios dispuestos a compartir el mismo trayecto en un taxi público. «Nosotros sí somos consumo colaborativo: hacemos que algo te salga más barato porque lo compartes entre varios. El taxista cobra lo estipulado y al usuario le cuesta menos. Nos llevamos una comisión fija de 0,99 euros al taxista por viaje», afirma Elena Peyró, cofundadora de JointUp Taxi, que ha logrado premios de innovación en Sabadell y Madrid y colabora con festivales y eventos.

VEHÍCULOS DE LUJO / Otro modelo de negocio es el de Cabify, que emplea a chóferes de vehículos de transporte colectivo (VTC)  en las horas que no están de servicio. La aplicación sigue el modelo anterior pero con vehículos de lujo, aunque han incorporado también recientemente a taxistas. «Trabajaríamos con particulares si fuera legal en España, pero como no lo es, no lo hacemos», sostiene Juan de Antonio, fundador y director general de Cabify, que se queja de las restricciones que impone la legislación española.

Las presiones de los taxistas les impusieron una restricción: solo pueden utilizar una VTC por cada 20 taxistas que haya en la ciudad. En Barcelona trabajan con unos 60 vehículos.