Regulación de actividades

¿Turnos para las Aigües?

C. M. D.
BARCELONA

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El Ateneu Barcelonès fue escenario el pasado octubre de una conferencia sobre los riesgos que corre Collserola al estar tan cercado por núcleos urbanos. Empezaron los expertos. Se habló de que los espacios naturales aislados acaban perdiendo biodiversidad, de la necesidad de conectar Collserola con otros núcleos verdes o de la necesidad de la urgencia de aprobar un plan general que lleva dos años de retraso y que debe sustituir el de hace casi 30 años. Luego tomó la palabra el público, momento en el que le empezaron a pitar los oídos a la bici. «Van como locos, nunca sabes por dónde te van a salir». «Si les dices algo, encima te insultan». «Tendrían que regularlas porque a veces son un peligro». Marià Martí, gerente del consorcio, estaba entre los ponentes, y lidió con las embestidas tan bien como supo. No le sonaba extraño nada de lo que ahí se comentaba, pues en el seno del parque se debate estos meses la posibilidad de regular el acceso de los ciclistas a algunas de las pistas más masificadas de la montaña, como la carretera de las Aigües. La idea sería que durante unas horas del fin de semana, las bicis no pudieran usar estos senderos peatonales. Por ahora solo es eso, una idea.

La propuesta demuestra hasta que punto el pulmón barcelonés está alcanzando su cota máxima de explotación. Desde que se le otorgó el título de parque natural, en octubre del 2010, Collserola ha podido hacer más bien poco para ampliar la protección del entorno, ya que la entrada de la Generalitat en el consorcio no vino acompañada de un cheque en blanco bajo el brazo, esto es, la gestión de la sierra se hace con más o menos el mismo dinero del que se disponía antes de la declaración.

Otra de los planteamientos sobre la mesa es la posibilidad de convertir algunos senderos en trialeras para bicicletas. Se convertirían algunos senderos con desnivel en trazados exclusivos para ciclistas, con el objetivo de que los amantes del descenso usaran esos corredores y no otro cualquiera que, por normativa, al tener menos de tres metros de anchura, tienen prohibido usar.

Nada de vetos

Joan Puigdollers, concejal de Medio Ambiente y de Sarrià-Sant Gervasi, coincide en esa necesidad de ordenar, pero en ningún caso apoyará, y por ende tampoco lo hará Barcelona, que los ciclistas no puedan circular por las Aigües, pongamos, los sábados y los domingos entre las 10.00 y las 14.00 horas. No apoyar, pues, que como en la carnicería, los ciclistas cojan turno para poder usar el espacio público. «No vetaremos a nadie. Debemos ser capaces de hacer compatibles todos los usos del parque», concreta. Eso está muy bien, pero ahora hay que ver cómo se consigue.