Seguridad en Barcelona

La presión policial reduce al mínimo la presencia de carteristas en BCN

Vigilancia en el suburbano.

Vigilancia en el suburbano.

ROSA MARI SANZ
BARCELONA

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En verano del 2008 se empezaron a disparar los hurtos en Barcelona, principalmente en Ciutat Vella y en el Eixample, las zonas más transitadas por las víctimas más codiciadas y fáciles: los turistas. Los robos en el transporte público y en la vía pública, tanto a cargo de carteristas como de tironeros, siguió creciendo y tuvo su máximo exponente en el 2009, lo que llevó a los Mossos a crear una línea de investigación especial que pudiera acabar con la presencia de los delincuentes habituales, sobradamente conocidos en las comisarías, donde entraban y salían con una facilidad pasmosa. Un año más tarde, los Mossos abrieron una línea de investigación que ha acabado con la expulsión de los 150 hurtadores y atracadores más activos.

Actualmente, la policía solo tiene constancia de la presencia de cuatro multirreincidentes que actúan en solitario en la capital catalana y les siguen los pasos.

Lo notorio, explicó ayer el comisario jefe de la Región Provincial de Barcelona, Joan Carles Molinero, no es solo que en los últimos cuatro años se hayan producido 22.000 hurtos menos en la ciudad (el 18,3%), sino la coordinación que ha habido entre la policía catalana, la Guardia Urbana (ambos cuerpos patrullan conjuntamente en aglomeraciones callejeras y en el suburbano), la Fiscalía Provincial de Barcelona y los juzgados de instrucción.

Molinero, no obstante, evitó triunfalismos y advirtió de que la batalla contra los carteristas sigue abierta, ya que pueden regresar de forma temporal ante eventos atractivos para ellos. Sin ir más lejos, la celebración del Mobile World Congress, que comienza el lunes, para el cual se ha preparado un gran despliegue policial con el objetivo de «minimizar los efectos de los carteristas en el transporte que utilizarán los 75.000 visitantes» previstos.

FICHEROS PORMENORIZADOS / El inspector Pere Pau Guillén detalló el método que ha llevado a alguno de los multirreincidentes a pisar la cárcel por primera vez, después de años de haber convertido la pequeña delincuencia en su modo habitual de subsistir. En el 2010, los Mossos empezaron a elaborar completos ficheros para entregar al juez sobre cada uno de los sucesivos delincuentes para demostrar que se dedicaban al hurto de forma habitual durante todo el día, como si cumplieran un horario laboral, recogiendo además de manera pormenorizada todo su historial delictivo gracias a la colaboración de la Fiscalía. También ayudó, dijo, que en el caso de que la víctima fuera un turista se agilizaran ruedas de reconocimiento iniciales para que pudiera acudir a su identificación y esta fuera una prueba preconstituida a la hora de juzgar al delincuente. Porque lo más normal es que el turista no venga a la ciudad cuando se celebra el juicio y este acabe sin sentencia.

6.000 DETENCIONES / En el marco de esta operación, bautizada con el nombre de Babel por las múltiples nacionalidades de los delincuentes, se ha seguido en estos cuatro años a 101 que acumulaban más de 6.000 detenciones y superaban las 3.000 denuncias penales. Este centenar de personas ha ido abandonando la ciudad progresivamente debido a la presión policial y judicial (57 tiene orden de detención y ingreso en prisión emitidas tanto por los juzgados como por la policía). Los principales destinos, según Guillén, son como ciudades turísticas como París, Milán, Londres e incluso Madrid.

En paralelo a esa investigación, que se cerró el pasado noviembre, y debido a que se había reducido el volumen de multirreincidentes a cuatro, la policía empezó a detectar también que los tironeros y atracadores que principalmente actuaban en Ciutat Vella lo hacían cada vez con un mayor grado de agresividad, propinando en ocasiones puñetazos o patadas a las víctimas. Ello derivó en que también  se decidiera actuar contra este grupo, llevando a cabo el mismo método en el marco de otra operación. Esta vez siguieron de cerca a los 49 atracadores más activos, la mayoría de los cuales (40), eran jóvenes de origen magrebí de entre 18 y 25 años, y muchos de ellos con antecedentes de cuando estaban bajo la tutela de centros de menores. En este caso, las principales víctimas eras mujeres, personas mayores, turistas y jóvenes que eran abordados a la salida de locales de ocio y de madrugada. El resultado de esta investigación fue que entre el 2011 y el 2013 un total de 41 de ellos ingresaron en algún momento en un centro penitenciario. Actualmente, 21 de ellos están fuera de la ciudad y no se les ha vuelto a identificar en territorio catalán desde junio pasado. Otros 19 tienen orden de detención e ingreso en prisión en cuanto pisen suelo español.

Los datos son suficientemente tranquilizadores para que la gente que venga se dé cuenta de que la ciudad ha experimentado una importantísima mejora en la seguridad, subrayó Molinero, quien subrayó que Barcelona está en el mejor nivel de los últimos cinco años por lo que respecta a hurtos y robos violentos en la vía pública.