Recuerdo póstumo

(casi) Todos con Rubianes

Pasión por la mujer 8Pepe Rubianes, en una imagen del 2005 que ilustró una entrevista en EL PERIÓDICO.

Pasión por la mujer 8Pepe Rubianes, en una imagen del 2005 que ilustró una entrevista en EL PERIÓDICO.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / Barcelona

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El pregón de Pepe Rubianes en las fiestas de la Barceloneta era uno de los actos más esperados del barrio marinero de la capital catalana. Se subió al balcón en dos ocasiones, y habrían sido tantas como veces le hubieran llamado para dirigirse a los que consideraba sus vecinos desde que llegó a Catalunya siendo un renacuajo. Oriol Casabella preside la asociación de vecinos y define al actor como una persona cercana. No duda, pues, en sumarse a la campaña iniciada ayer por EL PERIÓDICO para que el Ayuntamiento de Barcelona le dedique una calle«Siempre se prestó a echar una mano, este es un homenaje más que merecido. Y si es en Ciutat Vella, mucho mejor».

Lluís Rabell, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), opta por hablar a título personal porque es algo que todavía no ha podido tratar con el resto de miembros de la entidad. Confiesa que era un personaje que le caía «muy bien y que era muy querido por la ciudadanía», informa Helena López. Sin venir a cuento, pero con toda la intención, Rabell se acuerda del caso de Juan Antonio Samaranch, para quien el PP reclamó una calle que al final no podrá ser porque, según el alcalde Xavier Trias, «no existía el suficiente consenso que la familia del expresidente del COI exigía». Eso no sucede con Rubianes. «Es diametralmente distinto porque era una persona muy estimada por toda la ciudadanía».

En eso no acaba de dar en el clavo el presidente de la FAVB. Alberto Fernández Díaz prefiere «marcar distancias con la propuesta debido a las polémicas declaraciones que hizo en su momento», ya saben, aquello de «que se metan España en el puto culo a ver si les explota dentro y quedan los huevos  colgando de un campanario», o aquello de «la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás». El líder del PP sigue, pues, una lógica comprensible, más aún si se tiene en cuenta cómo Rubianes se refería a José María Aznar como el «lameculos del borracho cocainómano americano», acordándose de George Bush hijo.

Menos pegas hay entre el frente de izquierdas del consistorio. Jordi Martí, que además de ser presidente del grupo municipal socialista es un cultureta de toda la vida, recuerda que el actor galaicocatalán «fue capaz de crear un lenguaje propio, de desplegar un nivel creativo muy alto, de identificarse como pocos con la Barcelona más rebelde y canalla». Lógicamente, está a favor de la iniciativa. «Tiene todo el sentido del mundo -señala-, porque es uno de los personajes que más ha sabido identificarse con la ciudad».

Sensible irreverencia

Ricard Gomà (ICV-EUiA) da todo su apoyo a la campaña. Porque se trata de «un artista que dio mucho, como actor y como persona» y porque «combinaba magistralmente la irreverencia con una exquisita sensibilidad humana y compromiso social». «Lo recordamos y le echamos de menos. Hoy seguiría, como siempre, haciéndonos reír y obligándonos a pensar».

Jordi Portabella (ERC) respalda la iniciativa «por la gran estima que despertaba entre los ciudadanos», y recuerda que Rubianes recibió en el 2001 el precio Ciutat de Barcelona, distinción que demuestra «su adhesión y compromiso» con la capital catalana. «De la misma manera que solicitamos una revisión exhaustiva del nomenclátor para evitar reiteraciones y dedicar cuatro calles y un monumento a la persona que bombardeó Barcelona, como es el caso del general Prim, hay que dar paso a nombres como el de Pepe Rubianes, que despiertan un gran consenso entre los barceloneses». 

Mercè Homs, concejala de Ciutat Vella, considera «fantástica» la idea de dedicar una calle al actor, fallecido el 1 de marzo del 2009. «Sería un honor y estaría encantada de que fuera en este distrito, por su profundo arraigo a estos barrios», comparte la edil, cuyo lúcido optimismo sugiere que algo ya se mueve en el consistorio.