HOMENAJE EN UN ESPACIO PÚBLICO

Va por Sonia

Inaugurada la placa que recuerda el brutal asesinato de una transexual hace 22 años en la glorieta del parque de la Ciutadella

Placa en la glorieta 8Participantes del acto, al final del tributo.

Placa en la glorieta 8Participantes del acto, al final del tributo.

ROSA MARI SANZ
BARCELONA

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La noche del 6 de octubre de 1991 Sonia Rescalvo Zafra, una mujer transexual, moría de la brutal paliza que le propinaron en la glorieta de los Músicos del parque de la Ciutadella un grupo de siete skins de ideología fascista (cuatro de ellos menores de edad) que fueron a 'tocar el tambor', que es como llamaban a patear a alguien en la cabeza con sus botas de puntera metálica. Ayer a mediodía, 22 años después, lo que sonó en el mismo lugar fue un violín, cuyas emotivas notas rompieron un minuto de silencio para recordar un año más a una persona que vivió siguiendo sus convicciones, y en cuya memoria el consistorio inauguró oficialmente una placa que renombra ese cenador como la Glorieta de la Transexual Sonia.

El acto contó con la presencia de decenas de personas, la mayoría de ellas miembros de entidades en defensa de los derechos de los colectivos de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB), y sirvió, sobre todo, para hablar de libertades y de dignidad. También de valentía, como subrayó Joana López, vicepresidenta del Consell Nacional LGTB. La que tuvo Sonia, dijo, para vivir sin esconder ni abandonar su condición, lo que le llevó a la prostitución, o sea, a la exclusión social. Y a una trágica muerte. «La sociedad la abandonó», denunció López al recordar que esa noche, al no tener un techo donde dormir, buscó refugio como otras veces en la calle y acabó en la glorieta con una compañera, Doris, que también fue salvajemente golpeada por unos criminales cuyo odio y violencia descargaron a continuación en tres sintecho que estaban en el parque, a uno de los cuales, Miguel, dejaron ciego.

Larga reivindicación

Unos salvajes, según recordó Eugeni Rodríguez, presidente del Front de Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) -asociación que ejerció la acción popular a lo largo del proceso- que fueron detenidos, juzgados y condenados por el primer crimen conocido contra una transexual por el simple hecho de serlo. En su discurso, Rodríguez subrayó el «momento histórico» que supone el bautizo de la glorieta de la Ciutadella, lo que en su opinión «devuelve la dignidad» a Rescalvo, un reconocimiento que la entidad llevaba años pidiendo y que ICV-EUiA trasladó al ejecutivo municipal el pasado año.

También hablaron ante el numeroso público que se concentró a la inauguración de la placa-monumento Joaquim Roqueta, secretario general de la Coordinadora LGTB de Catalunya, quien incidió en no olvidar para seguir luchando por las libertades; y María José Ariza, vicepresidenta del Consejo Municipal LGTB de Barcelona, quien recordó que Sonia «vivía como vivía por ser transexual y murió como murió por ser transexual».

Ariza, con un reivindicativo discurso, también pidió que Barcelona rompa el hermanamiento que la une con la ciudad de San Petersburgo, donde la situación de acoso a las personas homosexuales se torna cada día más feroz, como en otras localidades rusas. Y lo dijo ante dos representantes municipales que también acudieron al acto, la concejala de Ciutat Vella, Mercè Homs, y la concejala de Mujeres y Derechos Civiles, Francina Vila, quien destapó una placa de 165 por 80 centímetros, justo a la entrada de la glorieta, que expresa el rechazo de la ciudad al brutal crimen. Un asesinato por el que  los acusados fueron condenados a más de 310 años de prisión, aunque después el Supremo les rebajó la pena. Pasaron solo 10 años entre rejas.