Análisis

Historia de un éxito

RAIMON MARTÍNEZ FRAILE

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En medio de la crisis parece ser que el único comentario en el que se consigue unanimidad en nuestra ciudad es que el turismo va bien. Y es cierto para Barcelona, gran parte de Catalunya y en algunos lugares del resto de España. El caso de Barcelona es excepcional por muchos motivos, pero uno de ellos tuvo ayer otro impulso, en este caso la primera piedra oficial de la nueva terminal de ferris de Grimaldi.

El puerto en particular y el mar en general tienen mucho que ver con el éxito de Barcelona como destino turístico. Pero no ha sido por casualidad: las cinco terminales de cruceros y las dos de ferris no existían en 1994. Cómo se consiguió este éxito es una historia que tiene nombres y apellidos. Y vale la pena explicarla.

En 1994, Barcelona recibía 132.000 cruceristas al año. En el 2000, llegó al millón y en la actualidad supera los 2,5 millones. En el 94, Barcelona ocupaba el 5º lugar en elrankingde los puertos de cruceros del Mediterráneo y desde hace 20 años es el primero. Y eso se consiguió de una forma sencilla, con mucho trabajo, sin ninguna parafernalia e incumpliendo todas las normas del márketing y sin ningún plan estratégico.

Fue una obra conjunta del Port de Barcelona (Juan Madrid) y de Turisme de Barcelona (Josep Antón Rojas). La estrategia desarrollada fue lo que podríamos llamar elantimodeloBarcelona.

De vez en cuando, vemos cómo se organizan unos magníficos viajes promocionales de instituciones públicas, semipúblicas y privadas en busca de nuevos mercados emisores. Por eso, lo más fácil, lo normal, lo que hubiésemos tenido que hacer era encargar un estudio del mercado de los cruceros en el Mediterráneo y a posteriori un plan de márketing para vender Barcelona-Port. En lugar de eso, enviamos a las dos personas citadas para averiguar quién mandaba en las grandes compañías y cómo podíamos conseguir que viniesen a Barcelona para enseñarles las instalaciones del Port y las bellezas de la ciudad (elrere país como diríaVicens Vives).

Y así con instalaciones adecuadas y establecidas por el puerto siguiendo las indicaciones de los usuarios y sin hacer ninguna inversión en ninguna estación marítima empezaron las operadoras de cruceros a trabajar en Barcelona. En 1994 solo un 15% de los 132.000 cruceristas salían de la ciudad, mientras que el resto eran barcos que llegaban de madrugada y partían al atardecer. Ya en el 2000 se había invertido la tendencia y el 80% de los viajeros embarcaban aquí, con la repercusión que eso supone en los hoteles. La importancia de la oferta de nuestro puerto y nuestra ciudad era también de tipo técnico. Todos sabemos que se pierden cucharas y toallas en nuestras casas. Imagínense ustedes las que deben perderse en un crucero, y el puerto donde se reponen es aquel en el que se inicia el crucero ya sea comprando directamente en esta plaza oestocandoen almacenes.

Gracias al incremento de este segmento de turistas Barcelona empezó a ser líder y el turismo se convirtió en la espina dorsal de nuestra economía. La buena noticia de ayer con la incorporación de la nueva terminal de Grimaldi nos indica que continuamos por el buen camino.