Cinco barrios salen a la calle contra planes municipales

Unos 200 vecinos de la Barceloneta, el Gòtic, el Casc Antic, el Raval y el Poble Sec salieron ayer a la calle en protesta contra el plan de usos de Ciutat Vella, que abre las puertas a que en el centro de Barcelona se instalen más hoteles, restaurantes, bares, terrazas y apartamentos para turistas. Las quejas por esta reforma que llegará en agosto gracias al pacto entre CiU y PP se unieron al rechazo para que la marina del Port Vell se convierta en un puerto de lujo y al proyecto de reforma del Paral·lel.

Señoras mayores con cazos y cucharas y muchos jóvenes gritando«el Port Vell és del barri, no dels millonaris»seguían a las pancartas reivindicativas desde la plaza de la Barceloneta camino de Palau de Mar, donde entonaron la canciónLucharemos por el puerto, hasta la plaza de Sant Jaume. Los mensajes escritos eran breves y claros: «Cap veí fora del barri», «Prou pisos turístics», «Això no es inversió es invasió», «No a la venta de patrimoni», «Estem saturats d'hotels», «Tenim dret a la Barceloneta», «Els seus plans, la nostra misèria» y «El pla del Paral.lel hipoteca al Poble Sec». Esta última con un buitre dibujado en un extremo del cartel.

MANIFIESTO// Hibai Arbide, el abogado portavoz de la Xarxa Veïnal de Ciutat Vella, manifestó que la reforma del Port Vell va dirigida a privatizar el puerto. «Los vecinos quieren un puerto para todos los ciudadanos, no una marina de lujo para que los millonarios aparquen sus yates», expuso Arbide, que fue uno de los vecinos que leyó ante el consistorio el crítico manifiesto contra la decisión de la comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Barcelona.

El texto firmado por las asociaciones de vecinos de L'Ostia, del Casc Antic, del Gòtic, del Poble Sec, de la Assemblea Portuària Veïnal y de la Xarxa Veïnal de Ciutat Vella expone sus críticas al plan de usos, al del Paral·lel, al nuevo plan urbanístico de la Barceloneta y a la reforma del Port Vell. «El pla d'(ab)usosde Ciutat Vella abre la veda a los negocios turísticos y a la especulación inmobiliaria en un distrito hipersaturado», argumenta el manifiesto.

Arbide recordó que Ciutat Vella cuenta con 104.000 habitantes y cada año recibe a nueve millones de turistas. «Edificios con valor histórico y patrimonial podrán acabar siendo hoteles, y los apartamentos turísticos acabarán acaparando edificios enteros con la expulsión de los vecinos del barrio», alertó el portavoz.

Estos planes, según Arbide, están elaborados por personas ajenas al barrio que no han escuchado la opinión de los vecinos. «Es una decisión antidemocrática», apuntó el letrado. «Los barrios no están en venta, no se especula con nuestras vidas. Ni un desahucio más, ni más casos demobbing, no más muertos por deudas a causa de la hipoteca o el alquiler, basta de hoteles, no podemos asumir 800 más», clamó.